Abro la puerta del departamento, después de escuchar un pequeño ruido proveniente de afuera. Ahí, me encuentro con Kyle, quien sostiene un ramo de rosas blancas y una caja de chocolates.Muerdo el interior de mi mejilla, evitando a toda costa ponerme a sonreír, aún estaba furiosa con él, y seguía con la idea de que necesitaba tiempo, pero, eso no era suficiente para borrar aquel enorme amor que siento hacia ese guapo rubio de ojos celestes.—Hola —susurra al sonreír—, sé que no quieres verme, pero, simplemente no aguanto las ganas de saber algo de ti, no tienes idea de lo mucho que te echo de menos, preciosa mía —confiesa al suspirar con pesadez, me tiende el ramo de rosas, las cuales tomo enseguida, acercándolas a mi nariz para sentir su aroma.—Es casi la media noche, Kyle —digo en respuesta, haciéndome a un lado para que pueda pasar.—Lo sé, es solo que… no podía dormir, simplemente no paro de pensar en ti.—Son preciosas, gracias —camino hacia la cocina, en busca de un jarrón para
—Lo siento, lo siento —repite el hombre con notoria pena, haciendo un ademán con sus manos mientras que una mueca se forma en su rostro—, no quise importunarlos, con su permiso —farfulle al bajar la mirada para luego comenzar a alejarse de ahí.Me quedo perpleja, dedicándome a ver la forma en que aquel hombre camina de prisa, al parecer, con una gran necesidad de poner distancia entre ambos. Trago saliva con fuerza, mientras aprieto a Milú a mi pecho.Joder… ¿aquel era el esposo de la chica que me donó su corazón? ¿Por qué carajos me había llamado con su nombre? Aprieto la mandíbula, justo cuando siento las manos de Kyle posicionarse sobre mis hombros, obligándome a mirarlo.—Escúchame, Ximena, ese hombre no debió de llamarte así, pero, tú no eres Emma, ¿de acuerdo? —asiento con la cabeza con lentitud, sintiendo como un horrible balde de agua fría me recorre desde la cabeza hasta los pies—, tú no eres Emma —repite al pegar su frente contra la mía—, ya esa chica murió, tienes su corazó
Me acerco a la tumba de aquella mujer, coloco el ramo de rosas rojas que le he comprado, dentro de un jarrón vacío que está al lado de una fotografía, donde se muestra muy sonriente al lado de sus dos hijos.Me siento sobre su tumba y estiro una mano hasta acariciar su imagen. Tuerzo una sonrisa, dedicándome a mirar a aquella guapa rubia que casi parecía estar sonriéndome. Carajo, ahora que tenía su lugar de descanso frente a mí, se sentía aun más incorrecto tener su corazón, por mi mente había pasado que, tal vez al venir a visitarla, aquella curiosidad sobre su vida, iba a parar, pero, lamentablemente no lo hacía, ahora más que nunca, quería saber cómo era ella, ¿su vida había sido realmente buena? ¿fue feliz?Niego con la cabeza, dejando salir un lento suspiro.—Gracias, Emma —susurro al fruncir los labios—, gracias por haberme dado una nueva oportunidad para vivir. Prometo que voy a cuidar de tu corazón, prometo que, trataré de ser inmensamente feliz, a como tú debiste de serlo an
Milú se pasea sobre mi cama, a cada cierto tiempo se echa y levanta una patita para lamerse, tuerzo una sonrisa, incapaz de dejar de mirarla, aquella cosita chiquita y blanca, era tan perfecta, que me provocaban tremendas ganas de querer comérmela.Yo me mantengo apoyando mi cabeza sobre los muslos de Kyle, dejándome llenar por aquellas agradables caricias de su mano al meterse dentro de mi cabello. Él está sumamente callado, tan solo era capaz los suaves suspiros que salen de sus labios.Muevo mi mano en dirección de Milú, esperando a que ella se acerque, lo que hace enseguida. Paso una mano por su pequeño cuerpo, sonriendo sin parar, demonios, ¿Cómo era posible haberme enamorado tan rápido de aquella pequeña gata? Jamás fui amante de los animales, por lo que, ni siquiera comprendía que fue lo que se me metió al querer tener uno.—¿Dónde estuviste en la tarde? —pregunta él al final, al dejar de acariciar mi cabello—, vine a verte, solo estaba Drake, con Milú.Trago saliva con fuerza,
Mis rodillas flaquean en cuanto abro la puerta y lo encuentro a él ahí, de pie frente a mí, pasando una mano por su canoso cabello con notoria incomodidad.Los ojos verdes del señor Morgan se clavan en los míos, mientras que en sus labios se dibuja una pequeña sonrisa cargada de timidez. Imaginé muchas veces este momento, me había hecho diversos escenarios de lo que pasaría cuando al fin volviera a verlo. En uno, me imaginaba diciéndole cosas horribles, en otro imaginé que simplemente sería capaz de golpearlo, pero, jamás imaginé que en realidad lo único que haría, sería perder el habla.Y sí, ahí estaba yo, completamente muda, con mi cuerpo tembloroso al no saber cómo actuar frente al hombre que me dio la vida y que, a la vez, fue capaz de abandonarme.—Un mes… dos meses, me la he pasado imaginando este momento por dos meses completos, hasta que fui capaz de decidirme a venir a verte —suelta al apoyar una mano en el marco de la puerta, descansando todo su peso en un solo pie—, he sid
—Ahora me cuesta mucho trabajo verte —se queja mi madre en cuanto abro la puerta de mi departamento para que ella pueda ingresar, tuerzo una sonrisa al ver la cantidad de bolsas que carga, lo que se podía ver como comida, además de golosinas, la mujer sabía perfectamente lo que me gustaba y por ello, no paraba de sorprenderme.—¡Hola suegrita! No sabíamos que vendría de visita —la saluda Kyle al salir de la habitación, acomodándose la camiseta después de haberla pasado sobre su cabeza.Mi madre lo mira, manteniendo una ceja levantada, para luego observarme a mí, dedicándose a negar con la cabeza.—¿Vine en mal momento?—¡Que va! Ya hemos terminado —le aseguro al guiñarle un ojo—, íbamos a cenar, estás invitada.Ella chasquea la lengua, para luego soltar una risita cargada de diversión, al continuar observando a Kyle.—Es extraño saber que primero fuiste prometido de Layla y ahora lo eres de Ximena.—Creo que jamás pude considerarme prometido de Layla, Patricia —murmura él al dirigirse
—Realmente haces un buen trabajo aquí —Fabio se detiene tras de mi escritorio y se inclina para mirar el monitor, donde mantengo algunas hojas de vida abiertas, las cuales comenzaba a revisar para luego llamar a los posibles prospectos para trabajar en una firma de abogados—, los clientes están muy satisfechos de tu atención, eliges bien.Tuerzo una sonrisa, a la vez de que trato de ignorar la cercanía que aquel hombre está teniendo conmigo, su respiración choca contra la parte trasera de mi cuello, provocando que los vellos se me ericen.—Solo hago mi trabajo, no pasa nada.—¿Tienes algo que hacer al medio día? Te invito a almorzar —propone al retroceder, me giro en la silla para poder mirarlo.Joder, ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué parecía que Fabio aprovechaba cualquier oportunidad que se le presentase para acercarse a mí? Por lo general, él siempre me veía de una forma distinta, me sonreía con dulzura y por lo general, siempre me traía algo para comer en la mañana.Al principio lo t
—¿Qué te ocurre? Estás muy extraño.Drake me mira, torciendo una sonrisa mientras se dedica a negar con la cabeza.—Jamás, estoy bien, eres tú quien se nota algo nerviosa.—Drake, ¿te das cuenta de que nos conocemos desde que éramos peques? Está más que claro que algo te ocurre, así que anda, suelta la sopa.Un lento suspiro abandona sus labios, mientras se detiene frente a un local desocupado cerca de uno de los centros comerciales que pertenecen a la familia de Kyle, asiente con la cabeza hacia el local, tal y como si lo estuviera autorizando.—Ese es lindo.Y es que le había pedido a que me acompañara a buscar un lugar donde pudiera poner el pequeño restaurante con el que ahora soñaba, él ni siquiera me había preguntado el por qué, muy a pesar de que sabía que ahora tenía un trabajo estable. Pero, lo cierto era que, en verdad ya no quería trabajar más en la empresa de Fabio, había pensado tanto en lo que hablé con Kyle, que al final me di cuenta de que él tenía razón, probablemente