Capítulo 7.

Dejo a la niña en el suelo sin saber que demonios hacer. ¿Cuánto puede llorar un bebe? En algún momento se detendría, ¿no? Observo como eleva los brazos hacia a mi como si esperara que la volviera a coger.

Ni hablar.

Llora aún más si eso es posible. Miro hacia los lados notando que la situación se esta volviendo catastrófica. ¿Tendrá hambre? ¿Quiere que le cambie el pañal? Jamás en mi vida he cambiado uno.

En ese momento me encuentro maldiciendo una y mil veces a Adam.

Voy corriendo hacia la nevera y echo un vistazo al interior desesperadamente en busca de algo que me pueda servir.

¿Potitos? Gracias al cielo.

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