La cara de todos fue de sorpresa, de todos menos de Honorato, que tenía su rostro enrojecido de la ira. Todo se estaba saliendo de control, y él no podía permitir por nada del mundo que su nieto se saliera de su dominio. Las cosas no podían ser como fueron hace años. La nieta de esa mujer jamás podría ingresar a esa familia, él nunca lo permitiría. Ya había fracasado con su hijo, ahora no lo haría con su nieto, él lo obedecería costara lo que costara. Así tuviera que exterminar a todos los Kovacs de la faz de la tierra.

Un dolor agudo lo hizo realizar una mueca aparatosa, seguido a esto se tomó su brazo izquierdo como señal de molestia de ese costado y segundos después todos fueron testigos de cómo Honorato Holt se desplomaba en el suelo como peso muerto.

Un grito estridente se escuchó en el salón. Las luces de las cámaras brillaron sin cesar. Viggo, que era quien estaba más cerca se acercó a su abuelo para verificar su estado. No estaba seguro de lo que estaba ocurriendo, pero no ib