"Bueno", responde Henry, dudando, "Cora y Roger verán la profecía". Mi expresión se apaga un poco cuando me doy cuenta de las implicaciones de esto. "¿En serio? Qué injusto", declaro, haciendo un puchero. Henry se ríe un poco y responde: "Los volverá más unidos a él, les dará un vínculo". "Bueno", suspiro, "quiero que tengan eso. Pero, ¿qué tipo de cosas aprenden? ¿Las comparten con los padres?". "Si tú quieres", Henry se encoge de hombros. "Yo siempre los compartí y los padrinos de Sinclair y Roger lo compartieron conmigo, cosa que les agradecí". "¿Qué te dijeron?", pregunto con curiosidad. "Que Sinclair sería un gran líder", dice Henry, bajando de nuevo la mirada hacia el bebé y recordando claramente a su bebé que se parecía tanto a este. "Eso no fue ninguna sorpresa. Pero el de Roger, eso fue...". Hago una pausa, curiosa y repentinamente fascinada. "¿Qué dijeron?”. Henry vacila, pero luego me mira a los ojos. "Ni siquiera se lo conté a Roger… Pero, me dijeron que su
EllaEn grupo, nos adentramos juntos en la oscuridad del bosque. "¿Teníamos que ir a un sitio tan espeluznante para esto?", le pregunto a Sinclair, mirando cautelosamente alrededor del bosque. Normalmente, mi loba se emociona al estar bajo las copas de los árboles, pero hoy, puedo sentirla cautelosa dentro de mí. "Es un espacio sagrado", explica Sinclair, sonriéndome y poniéndome una mano en la espalda para asegurarse de que no tropiece con ninguna raíz errante. "¿Tú también lo sientes? ¿La magia en el aire?". "¿Cómo no lo sentiría?", murmuro, mirando a mi alrededor. "Este lugar está... lleno de ella". Es cierto, no puedo ver nada en el aire que nos rodea, pero sin duda soy consciente de que este lugar es sagrado. Ya sea porque siempre fue un lugar especial, o porque se hizo especial debido al constante proceso de traer niños aquí con la intención de bautizarlos, este espacio de bosque es único. Incluso los árboles que nos rodean son un poco diferentes: sus troncos son más osc
CoraEstoy un poco sin aliento cuando por fin alcanzo a Roger y Rafe, después de haber tenido que esforzarme mucho para seguir sus largos pasos de lobo."Grosero", digo cuando por fin me detengo junto a ellos. "¿No podías haberme esperado?". "¿Estoy siendo grosero?", dice Roger, alzando las cejas hacia mí con incredulidad. "Cora, no has sido más que molesta desde el momento en que pisamos el bosque…". Abro la boca con un pequeño chillido de protesta, pero Roger se limita a poner los ojos e
Jadeo, de repente sintiéndome asustada, pero Roger pone rápidamente una mano en mi cintura y me estabiliza. "No jales al bebé hacia atrás", me dice, mirando a la luz blanca de la luna, tratando asimismo de distinguirlo. "Si lo haces, no podremos ver...". Así que sigo sosteniendo al bebé, con los brazos temblando un poco, y observo cómo se forma la historia en el aire. No es... no es totalmente visual. No es como ver una película proyectada en humo en el aire. En lugar de eso, es... se sien
EllaParece como si mi hermana hubiera estado fuera con mi bebé durante... horas. Pero en realidad, sé que ha sido, como mucho, media hora. Aun así, mientras los demás rondamos por el oscuro bosque, bebiendo champaña y esperando, no puedo evitar seguir mirando ansiosamente en la oscuridad. ¿Qué los retiene? ¿Por qué no vuelven? "Paciencia, problemilla", dice Sinclair detrás de mí y yo suspiro. Sin mirarlo directamente, vuelvo a apoyarme en su pecho y me llevo la copa de champaña a la boca,
"Ella", dice Roger, sonriéndome y metiendo las manos en los bolsillos. "¿No sabes que es un asunto privado lo que ocurre entre un niño, sus padrinos y la diosa la noche de su bautizo?". "Te juro, Roger", le advierto entrecerrando los ojos, "que si me ocultas esto, te torturaré el resto de tu vida...". Mi cuñado me enseña los dientes juguetonamente, inclinándose hacia delante. "Ay, Ella, pero ¿no lo ves? Ahora tengo el poder de torturarte, ya que tengo la información que quieres, y voy a hace
EllaDos horas más tarde, Sinclair y yo recibimos a nuestros amigos en casa para un desayuno informal con café, o mimosas, según las preferencias, para celebrar el bautizo de Rafe a la luz de la luna. Me doy cuenta de que nuestros invitados están cansados. Después de todo, han estado despiertos toda la noche, pero los ánimos están por las nubes. "Vaya", digo, apoyándome en el pecho de Sinclair con un cruasán en una mano y una taza de café en la otra. Rafe, por suerte, está dormido en su silli
"Por favor, Ella", dice en voz baja, mirando ansiosamente hacia donde está Sinclair. "Lo siento, quizá no debería habértelo dicho"."No", digo, sacudiendo la cabeza y mirándola con una nueva determinación en el rostro. "Necesito saberlo, Isabel. Estoy mucho mejor, necesito hacer este tipo de trabajo. Si Sinclair quiere liderar a esta gente, yo no pretendo quedarme en casa y ser una feliz ama de casa mientras otros sufren. Quiero ayudar". Ella asiente, comprendiendo mis intenciones. "Sabía que