Amaya Bezos Miedo... Entré en pánico en el momento que lo vía aparecer. Peligroso y oscuro como el ángel de la muerte. Ese día mantuvo la distancia, peor la advertencia había sido lanzada. La hermana de Roy había sido hospitalizada esa misma tarde que Marcelo reapareció y yo me estaba comportando como una idiota en mi afán de protegerlos del monstruo que había vuelto para acecharme. Roy me necesitaba, necesitaba mi apoyo y yo parecía un avestruz con la cabeza metida en un hueco bajo tierra. Tres días después de que viera a Marcelo en el club, me llegó un sobre a casa. Era una invitación a almorzar, firmada con las iniciales MA. Era de él. Acepté , tenía que saber que quería o terminaría por enloquecer. Tampoco lo provocaría abiertamente, era un delincuente de cuello blanco, peor delincuente al fin. Entré en aquel restaurante siendo escoltada por uno de los hombres de la seguridad personal de mi padre. No sería tan idiota esta vez como para arriesgarme, no me expondría a queda
Amaya Bezos El día del desastre llegó, me visto como un zombie. No lloro, peor aún, tengo los ojos hinchados y enrojecidos de tanto llorar durante toda la madrugada, llevó semanas llorando a mares de todas las formas posibles. No pude pegar un ojo. Mis ojos se secaron junto a la resignación de encontrarme atada de manos antes de ese demonio. No he tenido un segundo de paz desde el regreso de ese monstruo a mi vida. Podría arriesgarme e ignorar sus amenazas, más no me lo perdonaría. Que me mate a mi, eso no tendría importancia... pero a él. No resistiría que algo le pasara a él. Prefiero no tenerlo, que me supere y me olvide y no llorar... tener que llorar su muerte. Aún no supero el mal momento cuando supe que lo habían herido. La noticia de que uno de los Guardaespaldas de Atenea Aray había muerto en un atentado se hizo viral, y yo no pude otra cosa que pensar que había sido Marcelo, que Marcelo había asesinado a Roy. De tan solo recordar ese momento y de mis supuestos secos
Roy PhillipsLa veo caer al piso, intento acercarme pero me detengo al darme cuenta que el novio es quien la socorre.«¿Qué hiciste Amaya?».«¿Qué nos hiciste»?No sé si su desmayo se debe a la culpa que sintió al verme, o al hecho de que aún me ama. Deseo acercarme, tomarla entre mis brazos y llevarla lejos de tanta mierda. Obligarla a quedarse conmigo, obligarla a amarme. Quiero que me devuelva cada beso que le di, cada caricia que acepto gustosa. Pero las cosas no son tan sencillas. Mi historia con Amaya Bezos terminó. Después de esto no hay nada más. Ese fue nuestro trágico final. Sin mirarme a los ojos, sin darme la cara ella se casó con otro. Debería odiarla, seria lo más indicado, pero ¿como?. Esa mujer lleva tanto tiempo viviendo en mi que la siento mía en cada latido de mí despedazado corazón. Soy un intruso que vino a acabar “el mejor día de su vida. Decir que siento envidia seria mentira. No quisiera estar en los zapatos de ese hombre. Su prometida sabe mentir demasi
Amaya Bezos Después de la terrible y desgarradora ceremonia nupcial volví a casa en compañía de mis padres. «Ya era una infeliz mujer casada, las más infeliz de todas». Marcelo enojado por mi actitud se había largado a resolver algunos asuntos antes de regresar a Italia en la tarde próxima. Su plan era llevarme con él, lejos de los míos: para alejarme de la protección de mi padre y de la tentación que resultaba ser Roy en mi vida. Aunque no tengo la menor idea a donde pudo ir Marcelo, sospecho que no debe ser nada muy legal tratándose de él. La ansiedad me carcome y parezco una fiera enjaulada caminando de un lado a otro de mi habitación. «Tengo que verlo», es la única idea que se repite una y otra vez que mi cabeza. «Si me tengo que ir mañana, tengo que verlo» ¿Pero cómo?, Mi flamante esposo no está, pero uno de sus matones que funge como guardaespaldas está apostado en las afueras de mi habitación, sin perderme ni pie ni pisada. Si salgo de aquí, pasará menos de un minuto
Roy PhillipsDías ante la ceremonia de bodaCreí que no saldría vivo del Atentado a Atenea. De por si ya me sentía como la m****a por la situación con mi hermana, y después que Amaya me hizo aquella llamada al mediodía, mi mundo se vino abajo. No tengo tiempo para rogarle, no puedo esperar que cambie de parecer. Han pasado los días y no ha llegado ni una llamada. Ahora mismo tampoco tengo mucha cabeza para ella, me duele pero no es lo que me está matando ahora mismo. Tampoco es el disparo que llevó en el brazo. Lo que me está consumiendo es Mariam, estoy al punto de explotar por la impotencia que siento. No puedo hacer nada para salvarla. No puedo hacer nada para ayudarla. Estoy a punto de perder a mi hermana menor y me siento destruido, superado, como una basura. No atino a hacer nada más que estar a las afueras de su habitación para ver qué se le ofrece, a pesar que me aconsejaron descansar por haber perdido mucha sangre por la herida. Mi madre también está devastada, sufriendo
Roy Phillips La noche me duró poco, a pesar que caí como si me hubiese noqueado un campeón de pesos completos. Ella me golpeó y para mi Amaya Bezos en mi contra, era más letal que un luchador de KFC en pleno apogeo de su carrera. Obviamente cuando desperté ella no estaba conmigo... Amaya como siempre había tomado lo que necesitaba de mí que era mi cuerpo y mi pasion desmedida hacia ella, y había huido tal y como ya lo había hecho de su esposo esta noche, era de esperar que lo haría así. ¿Noche de bodas para quien? No pRA MI... tampoco para ese cornudo... solo era la noche de bodas para esa bruja, que se habia salido con la suya haciendome meterme en ella.Su noche de bodas se la pasó en mis brazos para demostrarme que ese tipo que ahora la llamaria "esposa" a ella le importaba una m****a, pero que mucho menos le importaba yo, que después de esto me había convertido en su merioneta. No sé que me duele mas... si la cabeza después de esta resaca terrible o mi orgullo de hombre total
{***} Los primeros momentos en la nueva ciudad fueron extremadamente complicados. Las secciones de quimioterapia de mi hermana eran cada vez más agresivas y le quitaban las fuerzas. Su cancer era tratable y eso era lo unico que nos anclaba a la realidad, pues todo lo demas me dejaba un mal sabor en la boca a pesadilla. Era como si ella se apagara con los días. No se de donde saque fuerzas para sostener sobre mis hombros a mamá y a Mariam. Me costaba adaptarme a estar sin hacer mucho, y cómo si durante toda mi vida habia trabajado para ganar mi sustento. Amiel nos tenia en aquella casa como huéspedes y cada vez me sentía como un mantenido. Desde pequeño me acostumbre a ganarme el pan, así que ayudaba en todo lo que podía. Tanta era la tensión que sentía que durante todo el día no pensaba en la bruja, pero no habia noche en que me librara de su imagen. la hechicera rubia de ojos azules mas poderosa que habia pisado Miami. Lágrimas amargas surcaban mis mejillas y mojaban la almohada
Amaya BezosUn Año y Medio Después.Cada segundo qué pasa lejos de mi país, lejos de mi familia y sobre todo lejos de mi amor, del hombre de mi vida, me convence más de que merezco otra oportunidad. Quizás no fui lo inteligente que debí haber sido para manejar la ruina de mi enemigoHe estado tratando en vano de unir las pruebas necesarias para deshacerme de una vez y por todas de la bestia inhumana que tengo como esposo legal y carcelero oficial.Somos dos fantasmas que viven en alas opuestas de la misma casa. No ha habido intimidad entre nosotros, ni la habrá, aunque intente violarme, para ponerme un dedo encima con su cochina lascivia tendría que matarme primero, malamente nos tratamos.Ya no tiene interés en mí, -cosa que me alegra bastante- ni en como llevo la vida que me obligó y condenó a vivir; Mucho menos desde que Marcelo descubrió que a parte de una cuenta bancaria con un saldo ínfimo, yo no tenía acceso a ninguna cuenta de mi familia. Sus planes de usar mi dinero estaban t