Sentado en mi trono, en mi castillo, viendo como las montañas cubiertas de nieve me deslumbran con su belleza, esta era una vista que nunca me cansaba de ver. Estoy en completa soledad por gusto, me encanta el silencio, tengo súbditos que lucharon por su derecho de venir a estas tierras y hemos estado juntos levantando este reino y estamos muy por encima de mi hermana.

Hace un sinfín de años atrás, mi padre dividió su imperio en dos partes, a mi me toco el lado menos civilizado, el que estaba poblado por lobos y donde se encontraba el rey lobo. Era el lado sin riquezas, el lado indómito. A mi hermana y preferida, le toco ser la sucesora de nuestro padre. Lo que mi padre no esperaba, era que la ambición de mi hermana fuera tan grande que termino matándolo frente al consejo, apenas tuvo la oportunidad. Recuerdo lo atónitos que estaban todos. Pero a mí nunca me engaño, quizás por eso me dio la oportunidad de marcharme.

-hermano si puedes salir con vida de mi castillo, te garantizo que n