POV: Adam.
Puede que mi mente esté aturdida todavía, pero soy capaz de comprender lo que sucede. O al menos, hacerme una idea.
Las lágrimas que corren y humedecen sus mejillas, me alertan de que algo está sucediendo dentro de ella, en su cabeza, en su corazón. Y no lo dije por decir, cuando le aseguré que ya no hay vuelta atrás, porque realmente es lo que siento.
No puedo declarar algo específico, no todavía. Pero sí puedo decir que la quiero en mi vida y no por un tiempo limitado.
Ahora, mientras observo su rostro hermoso, con sus ojos cerrados para que yo no pueda ver lo que está pasando con ella, solo puedo pensar en que mi corazón late demasiado rápido y es solo por tenerla debajo de mí. Por lo que me hace sentir, por lo que provoca con su sola presencia.
Amaia es esa mujer con alma pura y cuerpo de hierro, que se oculta detrás de sus defens
POV: Adam.»Señor, ya la señorita Leyva está en su apartamento.Leo el mensaje y al instante, me tomo de un trago lo que queda de whisky en el vaso. En cuanto Amaia se fue, sentí la necesidad de calmar mi odio de alguna forma. El alcohol fue la única opción. Con cada segundo que pasa, con cada nuevo pensamiento, en vez de relajarme, solo empeoro mi condición. Y la verdad es que después de semejante noche, puedo entender la razón de mi malestar. Todo lo bueno que sentí junto a ella, se siente opacado ante sus verdades. Ante su realidad.Y es que ahora entiendo sus reservas, su desconfianza, si es que ha tratado entre lobos todos estos años. No puedo siquiera imaginar el miedo que debe sentir en cuanto el nombre de su hija se ensucia saliendo de la boca de ese asqueroso de Bertrans. Hoy, más que nunca, comprendo la profundidad de lo que sentimos noso
POV: Adam.—En el futuro, creo que solo sabré de mi hijo cuando lo vea en los periódicos —interrumpe la conversación mi madre, lo que provoca que hagamos silencio. Me aguanto las ganas de rodar los ojos—. Si hoy es así, no quiero imaginarme cuando haga su propia familia, si es que eso pasa algún día.—Marine. —La voz de mi padre suena a advertencia.Y el hecho de que él intervenga, sorprende a todos, aún más a mi madre que está acostumbrada a salirse con la suya.—¡Marine, nada, Robert! ¡No lo defiendas! —replica, alzando la voz—. Me prometió que iría a la cena familiar y no se presentó, sin siquiera dar una explicación. ¿Te imaginas la vergüenza que pasé con Lorena y su hija?Mi padre me había avisado de su objetivo con esa cena, pero se supone que yo no sé na
POV: Amaia. Llego al apartamento de Marge cuando casi amanece. De repente, me llena un sentimiento de culpabilidad; por haber estado ausente toda la madrugada. En cuanto abro la puerta ahí está ella, con su taza de té, sentada junto a la ventana. Gira su cabeza cuando escucha el ruido, me mira con un brillo en sus ojos. Bajo la cabeza y muerdo mi labio inferior, avergonzada. —Marge, yo… —Solo dime que te dejaste llevar y me harás feliz. Sus palabras me hacen alzar la cabeza con sorpresa. Me recibe su sonrisa pícara y debo confesar que en la mía se refleja una de alivio. Corro hasta donde está y me arrodillo a sus pies, me abrazo a sus piernas, apoyando mi cabeza sobre sus muslos. —Fue más que solo dejarme llevar, Marge —confieso. Cierro los ojos cuando pasa su mano entre mis cabellos sueltos—. Fue perfecto. Todo. —¿Y por qué lo dices con ese tono triste? Suspiro, porque es inevitable sentirme así. —Porque fue tan íntimo, tan…especial, que en cualquier momento creo que despert
POV: Amaia.Me miro al espejo y quiero llorar de felicidad. El vestido morado brillante se ajusta a mi cuerpo perfectamente.Escote pronunciado, tirantes finos y ajustado a la cintura, una sola pieza cae abultada y larga hasta el piso. La abertura que deja al descubierto mi pierna derecha completa, hace visibles mis zapatos altos de color dorado. Mi cabello lo llevo en un peinado recogido y mi maquillaje es bien sencillo.Me siento como la Cenicienta, no puedo negarlo. Y quiero pensar que Adam tuvo ayuda para elegir semejante belleza.Doy un último vistazo a mi reflejo y respiro profundo, para infundirme fuerzas. Lo que me espera donde sea que vayamos, sé que no será sencillo. Llevo unos cuantos años experimentando de cerca cómo funcionan las altas esferas de la sociedad y la falsedad que se mueve entre ellos. Los cuchicheos serán lo común de la noche.Pero Adam es importante para mí y si él quiere que yo lo acompañe, no lo defraudaré. Tomo mi pequeño bolso y salgo de la casa un poco
POV: Amaia.Dejamos atrás la locura de reporteros y puedo respirar con alivio. A pesar de que la actitud de Adam me hizo bien y pude relajarme un poco, se siente más normal cuando atravesamos las puertas que dan acceso al museo.—¿Qué se celebra? No te he preguntado —pregunto, con voz baja, cuando siento la mirada de muchos sobre mí y yo quiero buscar algo en lo que enfocarme para obviar ese hecho.Adam se gira un poco para mirarme a los ojos y una bella sonrisa se dibuja en sus labios; una que se refleja en los míos.—Una recaudación de fondos —murmura, mirando otra vez al frente—, en apoyo a una fundación para víctimas de violencia.«La ironía es abrumadora». Y yo solo puedo hacer un rápido asentimiento para disimular lo que sus palabras me provocan.No quiero ser demasiado juiciosa, pero la mayoría de las veces este tipo de fundaciones no llega realmente hasta lo más recóndito. Se mantienen en lo superficial, pero se jactan de ser justas. Pero quiero creer que no es el caso de esta
POV: Amaia.Intento recuperar la felicidad que sentía hace solo unos segundos. Intento olvidar el hecho de que él no me quita los ojos encima. La incomodidad que estoy sintiendo es demasiado evidente y creo que en cualquier momento Adam querrá saber el motivo. Y entonces no podré decir nada, porque, cómo le explico que mi ex y padre de mi hija me observa como si quisiera desaparecerme, sin que se forme todo un escándalo.Es imposible que todo se mantenga tranquilo. Ya sé lo explosivo que es Adam cuando se trata de mí, se atrevió a enfrentar a su madre por mí; no imagino lo que hará de saber que todas las desgracias que han sucedido en mi vida estos últimos años, están ligadas a ese hombre de falsa sociedad detrás nuestro.Pierdo el paso de nuestro suave baile y sin quererlo, pisoteo a Adam, que al instante me mira extrañado. En su rostro está la expresión ya conocida —qué sucede—, porque no se supone que me pase tal cosa. Soy bailarina y esto debería ser tan fácil como respirar. Le d
POV: Adam.Audrey no es tu hija, nunca lo fue para ti, si fuiste capaz de abandonarla por una mujer.En cuanto esas palabras salen de la boca de Amaia, Miranda, que escuchaba todo desde fuera, interviene; no aguanta más y decide tomar cartas en el asunto.Yo me quedo al margen, trato de reponer mi compostura y aguantar las ganas de golpear a ese imbécil, entre otras cosas, por abandonar a su hija. No sé cómo una persona puede ser tan baja al punto de amenazar a una madre de esta forma; mucho más a Amaia, que en sus ojos es evidente todo lo que ha pasado en su vida. Aprieto la mandíbula y cierro mis manos en puños, necesito controlar mi temperamento. No escuché la conversación completa, pero lo que pude entender, Amaia supo ponerlo en su lugar, así que lo más seguro es que él se haya sobrepasado con sus reclamos absurdos.Cuando mi guerrera mira en mi dirección, sus ojos son dos pozos de determinación y le da el puntazo final, antes de salir. Y sí, por lo que conozco de Miranda, su mar
POV: Amaia.Es tanto lo que estoy sintiendo que no puedo identificar una emoción que sea superior a las demás. Pero si hay algo que necesito ahora mismo, sí o sí, es su boca, sus labios, sus besos. A él.A pesar de la incomodidad de mi vestido, Adam logra meter sus manos por debajo y calentar mi piel con su solo toque. Su boca se funde con la mía, en un beso duro, desesperado, de abierta necesidad. Mis brazos se enroscan en su cuello a medida que sus manos inquietas avanzan y se encuentran con mi intimidad necesitada.Y cuando rompe mis bragas con un tirón rápido que quema mi piel, mi gemido deseoso muere contra su lengua, cuando esta se mete en mi cavidad sin cuidado, recorriendo cada parte de mí que no sabía sería posible besar.Rodea mi trasero con ambas manos y masajea mis nalgas con un poco más de fuerza de la habitual. Se siente posesivo, hambriento y deseoso. Y yo no quiero esperar más, lo quiero dentro, rápido y duro. Muevo mis manos entre el revoltijo de tela de mi vestido y