POV: Amaia.
Un temblor me recorre mientras soy arrastrada hacia el interior de mi camerino. Con el corazón en la boca, solo puedo pensar en lo desesperado que está Ernesto si es capaz de acercarse a mí de esta forma. Me pega a él por completo, mi espalda choca contra su pecho y me obliga a caminar dentro, hasta que logra cerrar la puerta detrás de él. La mano que cubre mi boca afloja su agarre y es cuando aprovecho para darle una fuerte mordida.
—Amaia, por Dios… —grita, soltándome de inmediato y sacudiendo la mano.
Me separo de él con un brinco y trato de llegar a la puerta otra vez, pero Ernesto es más rápido y logra ponerse en el medio, desbaratando mis intenciones de salir y gritar por ayuda.
—Déjame salir, imbécil —chillo e insisto en mi objetivo.
—No, Amaia, no saldrás de aquí hasta que hablemos —exclama
POV: Amaia.Mi regreso a casa hoy se siente horrible.No dejo de mirar por el espejo retrovisor, vigilando que Ernesto no me siga. El miedo a que descubra donde vivo, a que exista la posibilidad de que se acerque a Audrey, me pone de los nervios. No estoy nada convencida con su supuesta sorpresa al verme, algo me dice que él sabía dónde buscar; no sé si sea la desconfianza a la que siempre estaré atada con él o la realización de mis mayores y peores miedos. Pero sí sé que, a partir de hoy, debo estar preparada para lo que sea que venga. Si algo pude aprender de él con los años y certificarlo el día de hoy con su extrema insistencia, es que Ernesto es obstinado y no se rinde tan fácil. También sumado el hecho de que salió del club por la puerta de atrás y sin un pase para próximos días, porque tendrá vetada la entrada.Por otro lado
POV: Adam.Mi día comienza temprano, demasiado.Mientras me traslado a casa de mis padres, es inevitable pensar en lo que hice ayer antes de irme a dormir. ¿Por qué no puedo sacarme a esa mujer de la cabeza? Ella no es lo que parece y todavía, no estoy seguro de cuál de las dos impresiones que me dio, sea la correcta.¿La mujer despechada que sufre…o una puta más del negocio?Soy un caos ahora mismo y no quisiera que fuera así. No es normal que una completa desconocida me desestabilice de esta forma, ni siquiera si es una mujer hermosa como Amaia. El sexo femenino no me es indiferente y puedo disfrutar por horas de todo lo que me provoca; pero debo confesarme que esto es algo más. Hay algo en sus ojos que es inevitable observar. La forma en que gestiona su baile, tan diferente a lo que podría llamarse erotismo, aunque de eso tiene mucho. Y no, mis pensamientos no se contradicen.
POV: Amaia.Decir que dormí bien, sería una ilógica afirmación; está más que claro que no pude pegar ojo en toda la noche. El miedo invadió mis venas en el mismo instante que supe que Ernesto sabía dónde me quedaba, dónde encontrar a Audrey; desde entonces, no creo que pueda tener descanso. Odio la idea de que mi perfecto y pequeño mundo, se desmorone otra vez por su culpa. Cuando pensaba que podía vivir tranquila, aun en medio de todo lo que ya soporto, aparece este hombre que, en la vida, solo ha sabido hacerme daño.Lejos están aquellos años en los que Ernesto era mi sostén, era mi amigo y era mi vida. Imaginar un futuro junto a él nunca fue difícil, pero sí lo fue, hacerme a la idea de que el hombre que había amado e idolatrado desde que podía recordar, se había largado sin mirar atrás. Sin importarle su hi
POV: Amaia.Cuando el día está por acabarse, es cuando siento que la felicidad nunca estará completa. Y sí, llevo cuatro años llegando a esta conclusión cada día, sin embargo, hoy se siente diferente. Esta noche tengo miedo.—Amaia, ¿ya estás lista? —pregunta Jessie, mientras guardo todas mis pertenencias en el bolso de tamaño mediano.—Ya casi —murmuro, antes de salir de la habitación. Solo me falta recoger mi chaqueta.Entro al salón y mi amiga está recostada al viejo sofá, con su minifalda vaquera y su top rojo, una chaquetilla de mezclilla completa su conjunto. La miro y no puedo evitar recordar mi reflejo en el espejo. Mi vestimenta siempre es sencilla, así tuviera la posibilidad de tener una provisión más amplia de armario, eso no cambiaría. Y en eso, Jessie y yo somos demasiado diferentes. A ella no p
POV: Adam.Como supuse desde bien temprano, no pude deshacerme de mi madre hasta pasado el mediodía. Y no es que yo quisiera ignorarla, nada parecido a eso, pero mi madre puede ser molesta cuando se le mete una idea en la cabeza. Hoy, mi futuro inmediato.Según ella, ya es hora de que busque una relación formal para establecerme y formar una familia. Y bueno, no va tan lejos de lo que quisiera en algún momento de mi vida; pero, sinceramente, no es algo que crea necesito ahora. Hasta esa idea, todo bien, lo molesto vino cuando intentó meterme por los ojos lo que, según ella, es la mujer que yo necesito. En fin, toda una mañana perdida. Y como no puede ser de otra forma, porque mi madre siempre se sale con la suya, estoy seguro que su supuesto plan para almorzar mañana, es para presentarme a alguna de las hijas de sus amigas. Podría decirle que no me interesa, que esas mujeres “adecuadas” para m&i
POV: Amaia.Despierto de mi letargo, cuando el agarre en mi cuello se afloja. Aprovecho la cobertura para llenar mis pulmones de oxígeno.—Ahora no eres tan valiente, ¿no?Escucho esa voz maliciosa taladrar mis oídos y abro los ojos, mientras recupero poco a poco mi respiración. Su mano se mueve de mi cuello a mis mejillas y aprieta con fuerza. Sus ojos desquiciados me observan divertidos y mi estómago se revuelve cuando siento su hedor a tabaco y alcohol.—Te dije que te daría una lección, perra. —Pega su boca a mi mejilla y la vibración de su voz, me provoca arcadas. Intento girar mi cabeza, pero no me lo permite—. Y ahora, vas a saber quién soy yo.Con la mano que tiene libre, comienza a tocarme de forma brusca y sin contemplaciones. Mi abdomen, descubierto por la ropa que llevaba para el show de esta noche, mis pechos y luego, hasta mi cabello suelto, jal&aac
POV: Adam.Si no tuviera su mano sosteniendo la mía con fuerza, regresaría a esa maldita oficina y les destrozaría la cara a esos dos enfermos. Puedo fingir calma, puedo aparentar que solo llegué en el momento justo; pero por dentro, mi sangre hierve y quiero golpear algo. Mi mandíbula está tensa y mis dientes rechinan, pero no puedo relajarme por más que lo intente.Sentir la palma de su mano contra la mía, es lo único que me mantiene a flote en estos momentos, el único contacto que me hace reconsiderar mis ganas de acabar con el senador corrupto y el malnacido de Bertrans; es lo que me trae de ese lugar oscuro al que voy en ocasiones, pero que hoy tengo que alejar para cuidarla a ella.Bajamos las escaleras y Amaia no dice nada; solo me sigue. Puede ser que me esté portando como un loco, un descontrolado, pero la sola idea de que a ella pudo haberle pasado algo no sale de mi cabeza. D
POV: Amaia.Después del episodio que acabo de soportar, podría pensarse que es una locura que me vaya de la mano de un desconocido; pero muy dentro de mí algo me dice que puedo confiar en él. Adam fue mi salvador, de no haber llegado no quiero imaginar lo que sería de mí ahora; suficiente tengo con el recordatorio de lo poco que fue capaz de hacer ese hombre. Mi cuello duele y mi garganta arde, al igual que mi mejilla; sin embargo, sentir el calor de la palma de su mano en contacto con la mía, me hace olvidar el sabor del miedo en mi boca.—¿No preguntarás a dónde vamos? —pregunta Adam, cuando casi salimos del club.Lo miro un segundo, tratando de ver en su expresión lo que sea que busca con su pregunta; pero solo encuentro verdadera curiosidad. Niego con la cabeza. Él sonríe.Una sonrisa que me hace suspirar, que me provoca corrientes por todo el cuerpo