POV: Amaia.
Despierto de mi letargo, cuando el agarre en mi cuello se afloja. Aprovecho la cobertura para llenar mis pulmones de oxígeno.
—Ahora no eres tan valiente, ¿no?
Escucho esa voz maliciosa taladrar mis oídos y abro los ojos, mientras recupero poco a poco mi respiración. Su mano se mueve de mi cuello a mis mejillas y aprieta con fuerza. Sus ojos desquiciados me observan divertidos y mi estómago se revuelve cuando siento su hedor a tabaco y alcohol.
—Te dije que te daría una lección, perra. —Pega su boca a mi mejilla y la vibración de su voz, me provoca arcadas. Intento girar mi cabeza, pero no me lo permite—. Y ahora, vas a saber quién soy yo.
Con la mano que tiene libre, comienza a tocarme de forma brusca y sin contemplaciones. Mi abdomen, descubierto por la ropa que llevaba para el show de esta noche, mis pechos y luego, hasta mi cabello suelto, jal&aac
POV: Adam.Si no tuviera su mano sosteniendo la mía con fuerza, regresaría a esa maldita oficina y les destrozaría la cara a esos dos enfermos. Puedo fingir calma, puedo aparentar que solo llegué en el momento justo; pero por dentro, mi sangre hierve y quiero golpear algo. Mi mandíbula está tensa y mis dientes rechinan, pero no puedo relajarme por más que lo intente.Sentir la palma de su mano contra la mía, es lo único que me mantiene a flote en estos momentos, el único contacto que me hace reconsiderar mis ganas de acabar con el senador corrupto y el malnacido de Bertrans; es lo que me trae de ese lugar oscuro al que voy en ocasiones, pero que hoy tengo que alejar para cuidarla a ella.Bajamos las escaleras y Amaia no dice nada; solo me sigue. Puede ser que me esté portando como un loco, un descontrolado, pero la sola idea de que a ella pudo haberle pasado algo no sale de mi cabeza. D
POV: Amaia.Después del episodio que acabo de soportar, podría pensarse que es una locura que me vaya de la mano de un desconocido; pero muy dentro de mí algo me dice que puedo confiar en él. Adam fue mi salvador, de no haber llegado no quiero imaginar lo que sería de mí ahora; suficiente tengo con el recordatorio de lo poco que fue capaz de hacer ese hombre. Mi cuello duele y mi garganta arde, al igual que mi mejilla; sin embargo, sentir el calor de la palma de su mano en contacto con la mía, me hace olvidar el sabor del miedo en mi boca.—¿No preguntarás a dónde vamos? —pregunta Adam, cuando casi salimos del club.Lo miro un segundo, tratando de ver en su expresión lo que sea que busca con su pregunta; pero solo encuentro verdadera curiosidad. Niego con la cabeza. Él sonríe.Una sonrisa que me hace suspirar, que me provoca corrientes por todo el cuerpo
POV: Amaia.Llegamos a la calle de mi edificio y es solo entonces, cuando la conexión entre Adam y yo se rompe. No pude parar de observar sus ojos oscuros durante lo que me pareció una eternidad, aunque mi acción fue recíproca, porque él tampoco movió su mirada y apenas, lo vi pestañear. No entiendo muy bien qué rayos me sucede con este hombre, del que hasta hoy no sabía ni su apellido, pero no quiero ahondar mucho en el sentimiento. Mi vida es bastante complicada como para darle importancia a algo que en algún momento me hará daño. Y sí, no puedo negar que sentí alivio cuando lo vi atravesar esa puerta, salvarme de una muy mala noche como todo un caballero andante con brillante armadura; tampoco niego que hay algo en él que me hace suspirar y de paso, perder la cordura. Y precisamente por esto último es que no puedo permitirme avanzar en nada más que, a larg
POV: Amaia.Me quedo congelada en el lugar, sin saber qué hacer. Siento que mi corazón se acelera, pero esta vez, por motivos completamente diferentes a los de unos minutos atrás. Mi cuerpo asume una postura defensiva al verlo ahí, recostado a la pared, con una actitud relajada que reconozco, es fingida. Es increíble que, a pesar de los años transcurridos, yo pueda ser capaz de saber lo que pasa por su cabeza, pero estoy segura de lo que creo. Sus ojos azules son el espejo de sus reacciones, siempre lo han sido; y ahora se muestran decepcionados y…críticos. Aprieto mi mandíbula y rechino mis dientes a la espera de que sea él quien diga algo, quien rompa el hielo en esta batalla de voluntades. Quisiera fingir indiferencia y mantenerme cuerda, pero no puedo hacerlo con Audrey a pocos metros de nosotros.—Comenzaba a pensar que tu integridad seguía intacta, aun cuando trabajas en ese club d
POV: Amaia.Se supone que luego del enfrentamiento con Ernesto, debería estar tranquila, debería suspirar con alivio. Entonces, ¿por qué no lo hago? Es simple, por Audrey. Mi pecho duele por ella, aunque mi pequeña no sea consciente, todavía, de ese dolor.Es duro comprender que mis peores miedos, los que me quitaron el sueño los últimos cuatro años, después de todo son infundados. Y eso, contrario a lo que podría creerse, me decepciona más.¿Dónde quedó el Ernesto que alguna vez amé? Con el que crecí e hicimos una lista con nuestros sueños para cumplirla juntos. ¿Dónde quedó el hombre perfecto de aquellos tiempos, amoroso, detallista? A estas alturas, comienzo a pensar que todo fue producto de mi imaginación.Y no, no me bastó, al parecer, que me abandonara. Eso fue lo suficientemente duro y desg
POV: Adam.—Solicita el equipo completo en la compañía de Marcus, a partir de mañana quiero guardia para Amaia las veinticuatro horas.—Sí, señor —exclama Henry, con un seco asentimiento.Cuando pierdo de vista a Amaia dentro del edificio, me subo al auto y Henry me sigue. Me acomodo en el asiento de cuero y no puedo dejar de sentir su exquisito olor, aunque no sé si son ideas mías o de verdad se mantiene aquí dentro. Cierro los ojos y recuesto mi cabeza por completo hacia atrás, respiro profundo para calmar todo lo que soy ahora mismo; una mezcla de deseo con verdadero interés emocional. Esa mujer es más de lo que alguna vez esperé, aunque algo me decía que así sería. Mis reparos con ella, por algo que he podido entender se escapa de sus manos, pasan a segundo plano cuando comprendo que ella es mucho más…más que una muj
POV: Amaia.—¿Amaia? —escucho la voz de Marge y me trae a la realidad. Dejo de mirar por la ventana y me giro, para verla observándome con el ceño fruncido y un sobre color manila en sus manos—. Estás un poco ausente hoy.Pestañeo varias veces para salir de este embotamiento que me traigo y simulo una sonrisa pequeña a boca cerrada.—Solo estaba pensando —aseguro y es la verdad. No dejo de pensar que ese hombre de allá afuera tiene que ver conmigo y un escalofrío me recorre si resulta que no está cumpliendo una buena función.—Últimamente haces mucho de eso —afirma y relaja su expresión. Me dedica un volteo de ojos que me hace sonreír—. Bueno, ven a la mesa, necesito mostrarte algo mientras me tomo mi café.Asiento y la sigo hasta la pequeña cocina. Le digo que tome asiento, que yo le serviré
POV: Amaia.Mi pregunta lo hace sonreír. Y yo me quedo muda con solo verlo hacer ese gesto.Siento que una corriente eléctrica me recorre todo el cuerpo y una cosquilla permanente se establece en la boca de mi estómago. Las piernas se me vuelven gelatina y creo que, a mi alrededor, todo se detiene.«¿Tiene que ser así de hermoso tan temprano en la mañana?», me pregunto, admirando su elegante y pulcro porte. Su cabello oscuro perfectamente peinado hacia atrás, una sombra de barba que marca su cuadrada mandíbula y esos ojos, la negra profundidad que me observa con atención, me hipnotiza.—Buenos días —saluda con su tono bajo y ronco.Y es entonces cuando yo regreso a la realidad y me doy cuenta que mi boca sigue abierta. Trago saliva y despejo mis pensamientos. Noto que la comisura de su boca se levanta un poco, en una sonrisa satisfecha que demuestra que im