Aurora quería encontrar el momento perfecto para decirle a Carlos que eran hermanos, pero siempre se le escapaba de las manos, ya fuera por un tema en concreto que el rubio mencionara o porque alguien interrumpía siempre en el momento indicado. — No es el momento — le dijo Franco esa mañana mientras desayunaba en la mesa de la cabaña en Italia. Aurora contemplaba los cuadros con las plumas que estaban por todas partes — eres tú, te aterra decirle — Aurora se despeinó el cabello. — ¿Y si le dices tú? — Franco le dio un sorbo a su café y ella se sentó a su lado. — Claro que no, dime, ¿Cómo se sentiría Carlos al enterarse de que tu sabías y no quisiste decirle? — Aurora tomó la taza del mafioso y le dio un sorbo grande. No era café, era algo amargo que le hizo fruncir la nariz. — ¿Y si se enoja? — ¿Por qué se va a enojar? ¿acaso es tu culpa? Y al parecer ni de tus padres, ellos huían de algo y lo hicieron para protegerlos, al igual que todas las mentiras de las monjas de los orfanato
Aurora se encerró en su habitación, lo último que quería en ese momento era ver el cadáver que estaba en la sala de su casa.— ¿Por qué lo mataste? — le preguntó a Franco mientras se le colgaba del brazo, como si en cualquier momento algo pudiera arrancarla de él.— Tenía que hacerlo — le comentó él y la rodeó con el brazo.— Pero, él puede tener familia, amigos, hijos…— Y aun así decidió irrumpir en una casa ajena y matar a la propietaria para conseguir drogas — la tomó de la cara para que lo mirara a los ojos grises — tenía que hacerlo, Aurora, en este negocio aprendí a arrancar los problemas de raíz, si lo dejaba vivir estoy seguro que delataría tu ubicación y… no quiero imaginar lo que hubiera pasado, estos papeles — sacudió el papel en el aire — es la última medida desesperada de Doménico para encontrarte ya que no pudo hacerlo por su cuenta, esto te pone muy en riesgo, cualquier persona que esté en el mundo de la lluvia escarlata o los hijos del bosque te estará buscando — Auro
Aurora se sentó junto a la ventana y Carlos a su lado, el rubio parecía nervioso y eso que aún no había escuchado el plan de Aurora, así que ella se limitó a no mirarlo para no tener que darle una explicación de sus manos temblorosas.Frente a ella estaban Arantza y Pietro, muy juntos, ambos sonreían como si hubieran notado algo que ella no y cuando miró alrededor no vio nada, así que se aclaró la garganta.— ¿Son pareja destinada? — Pietro asintió, era alto, rubio con una coleta y muy musculoso, tenía los ojos como el cielo y aunque físicamente era tan diferente a Arantza, se complementaban a la perfección, lucían como una pareja perfecta.— Nuestro despertar fue hace diez años, cuando cumplimos veinticinco — le dijo él, hablaba perfectamente español, pero con acento mexicano y Aurora pensó que eso tendría mucho sentido, luego se preguntó irremediablemente si el español de Franco tendría su acento paisa, e imaginó que sí.— Diez años es mucho — dijo Carlos y la pareja se miró.— Han
Aurora no quería despegarse del cuerpo de Franco, entrelazó los dedos con los suyos mientras él saludaba a Arantza y a Pietro.A fuera arreciaba un frio atroz, la niebla golpeaba el suelo con un viento fuerte que venía desde arriba y llenaba todo el césped del patio con finas gotitas de rocío, y cuando entraron dentro de la enorme cabaña estaba tan cálida que Aurora no pudo evitar soltar un gemido de placer.— ¿Enserio elegiste tú este lugar para hacer tu casa? — le preguntó a Franco y él la rodeó por el hombro.— Me gusta el frio y la oscuridad, todo lo contrario a ti, creo que por eso en el espacio mental tu habitación es luminosa y por la ventana entra aire cálido — Aurora abrió la boca, eso tenía todo el sentido del mundo — ahora, vamos por chocolate.La vieja tata recibió a Aurora como si la conociera de toda la vida, de seguro estaba acostumbrada a conocer a las parejas destinadas de las personas de la casa, y Aurora se sintió cómoda y a gusto.— ¿Ya está listo todo? — le pregun
Aurora acarició la espalda desnuda de Franco y le contempló los hombros achos y pálidos, luego le dejó un casto beso en el hombro.— Deberías broncearte un poco — le dijo a modo de broma y al mafioso se apartó para mirarla a la cara.— Eso sería una buena idea — le comentó — hace más de diez años que no voy a la playa.Seguían desnudos en la habitación de las pinturas y Aurora se puso de pie y le tenido la mano al hombre para ayudarlo.— Vamos, aún hay cosas qué planear.El resto del día se la pasaron planeando todo y terminando los últimos detalles del plan de Aurora, y después del mediodía Gio y Carlos aparecieron y a Aurora le preocupó que notó en ellos un semblante tenso. Se veían bien, cómodos y contentos, pero había algo más atrás que faltaba.Cuando se fueron a la cama en la noche Aurora estaba agotada, física y mentalmente, el cambio de horario, aunque fuera solo de seis horas, la tenía confundida, en su país era pasada le media noche y allí apenas comenzaba a atardecer.Cuand
— Vamos, repítelo — le dijo Franco y Aurora respiró profundo.— Mi nombre es Aurora, no diré de donde soy y trataré que no se note mi acento, debo comportarme con altivez y un poco arrogante y fría, porque así es como te comportas en sociedad para mantener tu reputación pero yo sé que no eres más que un hombre sensible que le gustan los gatos — Franco levantó una ceja y Aurora se rio.— No es gracioso, pero sí, tu italiano es perfecto, suenas como una nativa, nadie se dará cuenta — el hombre estaba vestido elegante, con un traje oscuro hecho a medida y con un corbatín gris que combinaba con sus ojos.— Ya verás que todo saldrá bien — le dijo Aurora y sintió en Franco ese miedo y ansiedad, pero en cuanto él sintió la calma que ella tenía se tranquilizó un poco.Haber roto todas las fronteras fue abrumador como le dijo el mafioso, pero no dejaba de ser una experticia enriquecedora y basta.Podía sentir lo que Franco sentía, en todo momento siempre y cuando el mafioso le diera autorizaci
Aurora caminó colgada del brazo de Franco hacia la mesa del hombre que los miró detenidamente, la nueva conexión que tenía con Franco le daba nuevas y grandiosas herramientas.Podía hacer uso a voluntad del discurso amenazante del mafioso y toda su experiencia en sociedad, así que se sintió segura y a salvo del hombre que se puso de pie en cuanto ellos llegaron.— Pedro — le dijo Franco — No esperé verte esta noche — el hombre ladeó la cabeza, se veía como un hombre astuto y como Franco lo sabía, Aurora tambien.— Escuché que harías una fiesta, ya sabes que no me pierdo los eventos de la sociedad más distinguida de nuestro país — Franco señaló a Aurora con la mano.— Ella es Aurora, mi pareja destinada — Aurora logró notar como el hombre, Pedro, le dio una mirada mientras abría los ojos. Cuando ella le tendió la mano él le dio un beso casto en los nudillos.— Es un placer, pero, tú rostro se me hace familiar.— De seguro lo viste en los panfletos que Doménico extendió por todo el mund
Carlos se dejó llevar por Gio hacia afuera del casino, lo agarró de la mano y lo arrastró por entre la multitud y cuando salieron a uno de los callejones le pidió su auto a uno de los guarda espaldas que estaba ahí y el hombre fue a traerlo.— Maldito Franco, pero me las va a apagar — soltó Gio y Carlos trató de respirar, el calor que desprendía la mano del pelirrojo comenzaba a excitarlo.— Puso algo en nuestra bebida, ¿Qué? — preguntó Carlos y Gio se señaló el crecido bulto entre los pantalones.— ¿En serio no lo imaginas?— ¿Por qué haría eso?— Porque está loco — dijo Giovanny, pero Carlos sabía que no era solo eso, para nadie era un secreto que entre ellos había un poco de resistencia.Hacia semanas que la arena los había reunido y no habían tenido más intimidad que la manoseada que habían tenido una noche en la cama de Gio en la cabaña en la que ambos habían terminada en manos del otro, pero nada más.Cuando el auto llegó, Gio se subió y Carlos corrió para que no lo dejara, el p