Aurora no quería despegarse del cuerpo de Franco, entrelazó los dedos con los suyos mientras él saludaba a Arantza y a Pietro.A fuera arreciaba un frio atroz, la niebla golpeaba el suelo con un viento fuerte que venía desde arriba y llenaba todo el césped del patio con finas gotitas de rocío, y cuando entraron dentro de la enorme cabaña estaba tan cálida que Aurora no pudo evitar soltar un gemido de placer.— ¿Enserio elegiste tú este lugar para hacer tu casa? — le preguntó a Franco y él la rodeó por el hombro.— Me gusta el frio y la oscuridad, todo lo contrario a ti, creo que por eso en el espacio mental tu habitación es luminosa y por la ventana entra aire cálido — Aurora abrió la boca, eso tenía todo el sentido del mundo — ahora, vamos por chocolate.La vieja tata recibió a Aurora como si la conociera de toda la vida, de seguro estaba acostumbrada a conocer a las parejas destinadas de las personas de la casa, y Aurora se sintió cómoda y a gusto.— ¿Ya está listo todo? — le pregun
Aurora acarició la espalda desnuda de Franco y le contempló los hombros achos y pálidos, luego le dejó un casto beso en el hombro.— Deberías broncearte un poco — le dijo a modo de broma y al mafioso se apartó para mirarla a la cara.— Eso sería una buena idea — le comentó — hace más de diez años que no voy a la playa.Seguían desnudos en la habitación de las pinturas y Aurora se puso de pie y le tenido la mano al hombre para ayudarlo.— Vamos, aún hay cosas qué planear.El resto del día se la pasaron planeando todo y terminando los últimos detalles del plan de Aurora, y después del mediodía Gio y Carlos aparecieron y a Aurora le preocupó que notó en ellos un semblante tenso. Se veían bien, cómodos y contentos, pero había algo más atrás que faltaba.Cuando se fueron a la cama en la noche Aurora estaba agotada, física y mentalmente, el cambio de horario, aunque fuera solo de seis horas, la tenía confundida, en su país era pasada le media noche y allí apenas comenzaba a atardecer.Cuand
— Vamos, repítelo — le dijo Franco y Aurora respiró profundo.— Mi nombre es Aurora, no diré de donde soy y trataré que no se note mi acento, debo comportarme con altivez y un poco arrogante y fría, porque así es como te comportas en sociedad para mantener tu reputación pero yo sé que no eres más que un hombre sensible que le gustan los gatos — Franco levantó una ceja y Aurora se rio.— No es gracioso, pero sí, tu italiano es perfecto, suenas como una nativa, nadie se dará cuenta — el hombre estaba vestido elegante, con un traje oscuro hecho a medida y con un corbatín gris que combinaba con sus ojos.— Ya verás que todo saldrá bien — le dijo Aurora y sintió en Franco ese miedo y ansiedad, pero en cuanto él sintió la calma que ella tenía se tranquilizó un poco.Haber roto todas las fronteras fue abrumador como le dijo el mafioso, pero no dejaba de ser una experticia enriquecedora y basta.Podía sentir lo que Franco sentía, en todo momento siempre y cuando el mafioso le diera autorizaci
Aurora caminó colgada del brazo de Franco hacia la mesa del hombre que los miró detenidamente, la nueva conexión que tenía con Franco le daba nuevas y grandiosas herramientas.Podía hacer uso a voluntad del discurso amenazante del mafioso y toda su experiencia en sociedad, así que se sintió segura y a salvo del hombre que se puso de pie en cuanto ellos llegaron.— Pedro — le dijo Franco — No esperé verte esta noche — el hombre ladeó la cabeza, se veía como un hombre astuto y como Franco lo sabía, Aurora tambien.— Escuché que harías una fiesta, ya sabes que no me pierdo los eventos de la sociedad más distinguida de nuestro país — Franco señaló a Aurora con la mano.— Ella es Aurora, mi pareja destinada — Aurora logró notar como el hombre, Pedro, le dio una mirada mientras abría los ojos. Cuando ella le tendió la mano él le dio un beso casto en los nudillos.— Es un placer, pero, tú rostro se me hace familiar.— De seguro lo viste en los panfletos que Doménico extendió por todo el mund
Carlos se dejó llevar por Gio hacia afuera del casino, lo agarró de la mano y lo arrastró por entre la multitud y cuando salieron a uno de los callejones le pidió su auto a uno de los guarda espaldas que estaba ahí y el hombre fue a traerlo.— Maldito Franco, pero me las va a apagar — soltó Gio y Carlos trató de respirar, el calor que desprendía la mano del pelirrojo comenzaba a excitarlo.— Puso algo en nuestra bebida, ¿Qué? — preguntó Carlos y Gio se señaló el crecido bulto entre los pantalones.— ¿En serio no lo imaginas?— ¿Por qué haría eso?— Porque está loco — dijo Giovanny, pero Carlos sabía que no era solo eso, para nadie era un secreto que entre ellos había un poco de resistencia.Hacia semanas que la arena los había reunido y no habían tenido más intimidad que la manoseada que habían tenido una noche en la cama de Gio en la cabaña en la que ambos habían terminada en manos del otro, pero nada más.Cuando el auto llegó, Gio se subió y Carlos corrió para que no lo dejara, el p
Aurora no quería irse, había pasado uno de los mejores fines de semana de toda su vida al lado de Franco, conoció el coliseo romano y varios lugares turísticos y hermosos.El plan de presentarse como la reina roja había dado sus resultados, los informantes de Franco le habían llevado los rumores de que todos los capos menores, como Franco les llama, habían detenido sus operaciones para encontrarla.Los adictos, eso ya era otra cosa, difíciles de rastrear e impredecibles, pero la mañana del domingo Aurora le demostró a franco en la sala de entrenamiento que podía defenderse sola.Obviamente Franco ganó, ambos tenían los mismos conocimientos de combate, pero a Aurora le hacía falta la fuerza física del mafioso y eso le dejó él como tarea, que regresara al gimnasio.Sintió en el cuerpo de Franco ese desasosiego que ella misma estaba sintiendo, no quería irse, de verdad que no quería hacerlo, no quería alejarse de los cálidos brazos de él, del calor de sus labios y del sabor de su excitac
Aurora trató de estirar los dedos entumecidos por las esposas que le apretaban las muñecas, pero no pudo, estaba rodeada por los policías que la apretaban como si en cualquier momento tratara de escapar.— No tiene ni una prueba — le dijo Franco, el mafioso estaba sentado sobre las piernas del conductor que era el capitán Bernal y eso le hizo gracia a Aurora, pero Carlos, a su lado, parecía muy asustado — cuando lleguen a la estación un buen abogado los estará esperando, este hombre — continuó el mafioso y golpeó con la punta del dedo la nariz del capitán — es parte de una organización que está tratando de descubrir la lluvia escarlata, pero no han podido averiguar más que mi nombre y el Doménico — Aurora quiso preguntar cómo, pero ya no podía comunicarse en la mente de Franco, pero él pareció percibir su pregunta.»— Un mafioso tonto, el hermano de Emilio Olázaga, el esposo de la mujer que querías entrevistar, ¿recuerdas? Él hizo un trato con Doménico para comercializar en este país
Aurora sintió como el cuerpo se le llenó de una sensación horrible, como si estuviera cayendo en un agujero y se tuvo que agarrar de los barrotes de la celda para no caer literalmente, en los sentimientos de Franco pudo encontrar muchas emociones que la embargaron.— ¿Qué pasó? — preguntó Aurora, la voz le tembló, no quería la respuesta. Franco hablaba por teléfono y luego colgó abruptamente. Aurora lo siguió, Gio estaba acostado en el mueble con la respiración agitada y los ojos rojos. Aurora se arrodilló a su lado en el suelo y lo agarró de la cara, pero el pelirrojo no podía sentirla — ¿Qué pasó? — le preguntó a Franco de nuevo y él le pasó la pregunta a Giovanny.— Un hombre entró a la celda de Carlos sobornando a uno de los policías — dijo — se lo llevaron — miró a Aurora como si de verdad pudiera verla frente a él — se lo llevaron — Aurora regresó a la celda donde Eduardo e Iliana la estaban observando asombrados.— Es Carlos, ¡Vayan con él ahora! — Eduardo asintió y salió corri