Oportunidades

Virginia

Mas yo quería tocarlo. Sentir su cabello, saber si era tan suave como recordaba y si la sensación de flotar cuando me llevó al clímax había sido solo producto de mi inexperiencia sexual.

"Te deseo, Murilo", dije lo que anhelaba, porque solo sus besos ya no eran suficientes ahora.

"Soy todo tuyo, Virgínia. Desde el primer momento en que te vi".

Mi corazón se aceleró y me sentí nerviosa con toda la responsabilidad que conllevaba una declaración como la que hizo Murilo.

"No sé lo que siento", me sentí obligada a confesar. "Estoy confundida y asustada".

"¿Tienes miedo de mí

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