Acontecimientos imprevistos

Virgínia

Después de pasar una semana en el apartamento de Murilo, decidí que me sentía lo suficientemente bien como para retomar mi rutina, aunque sabía que en los primeros días debía tener mucha atención y cuidado para no dejarme abrumar por los mareos que eran diarios y constantes.

Murilo estaba leyendo un libro que explicaba las diferentes etapas del embarazo, y en él decía que en la mayoría de los casos los mareos solo eran matutinos, pero ese no era mi caso y a veces seguía sintiéndome con náuseas incluso en la hora de la cena.

De todas formas, estaba aprendiendo a lidiar con este aspecto de mi embarazo y era hora de intentar adaptarme, sin tener que estar todo el tiempo en casa con miedo a sentirme mal.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo