Capítulo 43
Al escuchar el grito, María abrió los ojos. Reconoció de inmediato que el grito no provenía de Juan.

Cuando abrió los ojos, presenció una escena sorprendente: el guardia alto que acababa de amenazar a Juan ahora estaba en el suelo, retorciéndose de dolor mientras se agarraba las piernas.

María, con sorpresa, preguntó a Rita a su lado: —¿Qué está pasando?

Rita, testigo de todo, tragó saliva suavemente antes de responder: —El capitán de los guardias ni siquiera tuvo la oportunidad de actuar. Juan le rompió las piernas de un puntapié.

Los ojos de María se abrieron de par en par al escuchar esto. ¿Cuándo Juan se había vuelto tan poderoso? ¡Con solo una patada podía romper las piernas de alguien!

El guardia en el suelo, sujetándose las piernas con dolor, se dirigió a los otros guardias con determinación: —¡Ataquen todos juntos!

Los otros guardias finalmente reaccionaron y se abalanzaron hacia Juan.

Los ojos de Juan se endurecieron. A pesar de estar profundamente herido emocionalmente, su r
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