Capítulo 47
La noche caía y Juan se encontraba solo en el patio de la mansión, practicando frenéticamente su técnica de boxeo.

Aunque ya se había divorciado de María, las palabras de ella ese día, expresando que si hubiera sabido, se habría casado con José en lugar de él, lo mantenían despierto durante horas, obligándolo a desahogarse a través del boxeo.

Tras terminar una serie de golpes, Juan, empapado en sudor, tomó una profunda respiración.

De repente, escuchó risas plateadas desde afuera: —¿Después del divorcio, no puedes conciliar el sueño solo? —se burló la voz.

—¿Tienes que desatar tu energía masculina a través del boxeo aquí?

Juan miró en dirección a la voz y vio a Celia parada en la entrada de su mansión, luciendo un hermoso vestido.

Juan recordó que no le había dado su dirección a Celia, por lo que supuso que ella había investigado para encontrarla.

Después de todo, la información sobre él en San Fernando durante los últimos tres años era accesible para cualquiera con cierta habilid
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