Capítulo 343
Lidia, con las mejillas hinchadas de la indignación, tomó a Lucía del brazo y las dos se sentaron en el sofá.

Luego, mirando a Juan fijamente, dijo: —¡Ve a ayudar!

Juan se sintió bastante desanimado al escuchar esto.

También le preocupaba ver a Lucía esforzándose tanto, así que se levantó rápidamente y cargó dos cajas, dirigiéndose hacia el segundo piso.

Mientras tanto, Lidia sacó un vaso de jugo de naranja del refrigerador, sirvió dos vasos y dio un pequeño sorbo, sintiendo el frescor del líquido deslizándose por su garganta.

¡Se sentía tan bien!

Entonces, le ofreció un vaso a Lucía: —Toma un poco de jugo de naranja. Estaremos aquí observándolo detenidamente, así que no se atreverá a hacer nada indebido con tus calcetines.

Lucía se sintió un poco culpable.

Juan estaba ayudándola a mudarse, mientras ella estaba relajándose y tomando jugo de naranja.

—¿Estamos siendo demasiado duras con él? —, preguntó Lucía.

Lidia sacudió la cabeza rápidamente. —¡Por supuesto que no! Lucía, no enti
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