Capítulo 341
En ese momento, Lidia vio a Juan a su lado y de inmediato recordó el incidente en el que él la vio desnuda.

Su rostro se puso tan rojo como un tomate, totalmente avergonzado hasta las orejas.

Lucía, que no entendía nada sobre los matices adolescentes, al ver a Lidia tan sonrojada, la tocó muy preocupada en la mejilla para comprobar así, si tenía fiebre.

Al sentir la mano fría de Lucía, Lidia dio un grito y rápidamente tocó sus mejillas abrasadoras.

Lucía le preguntó algo extrañada: —¿Lidia, estás enferma?

Pero Lidia, incapaz de revelar la verdadera razón, balbuceó un poco sin poder articular una sola palabra.

En ese momento, Juan también se preocupó.

No quería que Lidia revelara accidentalmente que Lucía era su antigua salvadora y ahora su prometida, lo que podría arruinar por completo su imagen.

Rápidamente intervino: —Esposa, seguro que está enferma. Cuando entré, ella acababa de ducharse y estaba sentada muy cómoda en la sala con el cabello mojado. No es de extrañar que tenga
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