Para los inversionistas, la gran cantidad de comentarios positivos en línea sobre el nuevo perfume del Grupo López significaba mucho dinero. ¡Y pues nadie rechazaría una oportunidad de ganar plata!Además, Álvaro tenía el respaldo de un poderoso conglomerado financiero. Que él estuviera dispuesto a invertir era una gran noticia para Adriana, que, sin dudarlo, asintió:—Entonces, no perdamos más tiempo. Muchas gracias por su apoyo, Álvaro. Estoy segura de que el proyecto de perfumes accesibles del Grupo López no lo decepcionará.Mientras hablaba, su mirada sutilmente empezó a fijarse en Héctor, que mantenía los ojos bajos, pretendiendo estar concentrado. Sin embargo, ella pudo notar que estaba un poco bajo de ánimos.Álvaro, con miedo de que alguien más le arrebatara la oportunidad, no perdió el tiempo y le ordenó a su equipo comercial que se encargara de los detalles con Adriana.Al salir de la sala de reuniones, Adriana vio a Julia, quien esperaba ansiosa. Con un leve gesto, le indicó
—Aún no puedo decirlo con certeza.Adriana parpadeó con sus largas pestañas.—Necesito aclarar todo en mi mente, pero puedes ayudarme investigando a alguien.—¿A quién? —Julia sabía que Adriana ya sospechaba algo y, curiosa, preguntó.—Héctor, él es uno de los inversionistas de hoy.—¿Hector? ¿Tiene algo raro? — Julia nunca había oído ese nombre.—Solo tengo mis sospechas con respecto al tipo.Adriana parpadeó, pero, aunque esta vez no fuera Héctor el culpable, aún sentía curiosidad por él.—Investigar no está de más.—El modo en que intenta acercarse y ganarse mi confianza parece ser a propósito. Demasiado a propósito. En este mundo, todos esperan algo a cambio. ——¿Y si tal vez te ha visto con otros ojos? — Julia hizo una mueca burlona.Adriana no pudo evitar reír ante su comentario. —¿No crees que un hombre y una mujer pueden tener una conexión que no se trate de eso? ——¡No es eso!— Julia se rio.—Solo que, Adriana, ¡te ves muy bien! Ayer, cuando se supo de la filtración del plan,
Adrián miró a los tres con entusiasmo, pero pronto se dio cuenta de la incomodidad en sus caras. La atmósfera se volvió tensa y extraña.—¿Qué es lo que está pasando?José habló con voz más grave.—Nada, solo un pequeño malentendido.Adriana intentó explicar, pero Adrián, confundido, le interrumpió:—En realidad, hoy he venido a aclarar dicho malentendido. Tenemos mucho por delante, no quiero que me evites a propósito.—¡Pero si no tienen nada por delante!José soltó el tenedor, se levantó rápidamente, tomó la mano de Adriana y, sin más ni más, la jaló hacia la salida.—¿Ellos… qué coños les sucede?Adrián estaba completamente desconcertado.Julia blanqueó los ojos: —Adrián, ¿de verdad viniste a arreglar las cosas? Si no conociera tu nivel de inteligencia emocional y la manera tan descarada que te comportas, pensaría que vienes acá solo para intentar armar algún lío.—¿Qué dices?Adrián no comprendió.—¿Y por cierto quién te dijo que José es tío de Adriana?—Lucía.—¿Y ella de quién lo
—Esa vez en el noroeste, durante ese grave deslizamiento de tierra que ocurrió, no fuiste tu quien pusiste tu vida en peligro para protegerme, ¿no?— dijo Adriana.Camilo parpadeó y se rascó la cabeza: —A decir verdad, no lo considero protegerte, porque ni siquiera pude protegerme a mí mismo. Fue solo suerte que sobrevivimos.—En momentos de vida o muerte, que puedas pensar en proteger a los demás ya es algo digno de mucha admiración.— Adriana sonrió un poco.—Ya te vas, espera el mensaje de bienvenida a la empresa, más tarde te llega.Adriana se dio la vuelta con agilidad y se fue. Detrás de ella, el mayordomo de la casa salió y se paró detrás de Camilo, suspirando:—Adriana realmente es una buena persona, al igual que su padre en su momento. ¡Tan inteligente y con un gran corazón! Patrón, ahora el señor y la señora ya no tienen que preocuparse por usted...—Ella es muy buena. Muy buena, sí.Camilo suspiró y, sin darse cuenta, su mirada siguió el paso de Adriana, mientras su mente rev
Sentada junto a Roberto, la mujer de la sonrisa servicial era Gracia.La última vez que Gracia hizo el ridículo en una reunión exclusiva, se corrió el rumor en línea sobre un escándalo con un amorío que mantenía follando con su guardaespalda, lo que hizo que la familia Guillermo perdiera su reputación de gente de bien.Probablemente Gracia tuvo que esforzarse mucho para mantener su estatus como una mujer de la nobleza, y no esperaba que tan rápido volviera a intentar aprovecharse del mundo de la moda.Adriana pensaba esto cuando vio a Gracia levantando su copa de vino, mirando hacia ella con una expresión astuta. Rápidamente, encontró una excusa para alejarse de Roberto y caminar hacia donde estaba Adriana.—Otra vez nos encontramos, ¡qué cansona eres!Gracia dijo sin cortesía. —¿Crees que inventándote cosas sobre mí me vas a arruinar? No soy tan frágil como piensas. En el mundo de la moda, tengo recursos que ni te imaginas.—¿De verdad?Adriana sonrió, burlándose de ella.—Gracia, cr
Madecia Mediodía.Fuera del Hotel, Elena se refugiaba detrás de Ana, llorando bajo el sol abrasante. A su lado, Javier la señalaba con el dedo y la regañaba:—¡Qué hija tan ingrata la que Dios me dio!—Si no fuera por ti, ¿crees que nuestra familia habría caído tan bajo?Hace diez minutos, la familia de Elena había sido echada del hotel por el personal porque no podían pagar la factura. Los tres, con seis grandes maletas, llevaban todo lo que tenían en Madecia.—¡Llora, chilla, grita! ¡Solo sabes berrear! ¿Cuándo vas a usar un poco la cabeza?Javier recordó la última vez que los ricos se burlaron de él y se enojó aún más, especialmente cuando pensó en esa cena humillante en la que perdió dos millones.¡Esos dos millones eran todo lo que tenía!—Elena, ¿por qué no vuelves a pedirle ayuda a Héctor?—Ana protegía a su hija y buscaba soluciones:—La última vez fue Héctor el que te contactó. Él debe tener algo de interés en ti... incluso si no es así, creo que mencionó que tiene problemas
Al día siguiente, Diego ya no podía soportarlo más, estaba completamente asqueado por la situación de la noche anterior. Decidió no comer más, se dio un baño y se fue a dormir.Al día siguiente, después de reflexionar, Diego sentía que algo no estaba bien. Sacó su celular para llamar a José, pero al final decidió llamar directamente a Adriana.Tras explicar lo que pasó la noche anterior, Adriana se tomó un momento para pensar y le preguntó:—¿Estás seguro de que me contaste toda la conversación de anoche?—No he omitido nada.Diego aseguró:—Tía, ¿qué es lo que Elena está planeando? ¿Deberías tener cuidado?—No solo yo debería tener cuidado, tú también. —Adriana le advirtió.—¿Yo?Diego sintió un escalofrío. Lo que más temía era caer en una trampa, especialmente una planeada por mujeres. Siempre había sido muy bueno detectándolas:—Tía, ¡necesito que me ayudes, no quiero otro problema con José!Las muchas controversias que Diego había causado siempre habían sido ocultadas por el Grupo
Diego había perdido la calma por completo.Adriana seguía tranquila: —Ya, cálmate, te aseguro que no te pasará nada.Diego no tenía otra opción. Desde el momento en que entró al evento, sabía que la noche no sería fácil…Antes de que comenzara la fiesta, la gente de Julia ya había revisado el lugar, con detectives privados ubicados en los puntos clave.Julia estaba en una habitación en el segundo piso dirigiendo todo, y Adriana escuchaba constantemente las instrucciones en su oído mientras conducía a Diego hacia la zona donde estaba Elena.Justo en ese momento, un fuerte ruido mató el ambiente y de repente, la sala estaba en completa oscuridad.Alguien gritó de forma extraña:—¡Ahhh!—¿Qué te paso? —Diego preguntó, también alarmado.La oscuridad fue interrumpida solo por la luz intermitente de algunos teléfonos móviles, lo que hacía que la atmósfera fuera aún más inquietante.—Se fue la luz. —Adriana reaccionó rápidamente y habló con calma.—¡Ya valimos! ¡Ya vienen! —Diego apretó los