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Evana y Dante se alejaron, miraron a Marcus con duda. —Marcus, ¿Qué te pasa? —exclamó Evana con duda —¿A dónde fueron juntos? ¿Van a decirme de una buena vez? Dante le miró con temor, no quería que Marcus se enojara con Evana. —Dante me llevó a ver a Álvaro a prisión —sentenció Evana Los ojos de Marcus se abrieron enormes, no podía creerlo. —¿Qué has dicho? —exclamó Marcus con la mirada severa—. Pero ¿Por qué? —¿Por qué? Sé que él está detrás de o que le ocurrió a nuestro hijo, Natalia es inocente. Marcus bajó la mirada. —¿Y cómo iba a hacerlo estando preso, Evana? No creo que Álvaro tenga que ver —dijo Marcus —¿Sabes que me dijo? Dijo que una mujer joven fue a verlo, y que busca vengarse de nosotros, ella es una extensión de su absurda venganza —dijo Evana con desesperación. Marcus miró a Evana incrédulo, negó, impactado. —¿Y de quien se trata? ¿Crees que Natalia quizás…? —¡¿Qué?! ¡Nunca! Mi hija es inocente de todo, ¿Qué pasa contigo? —Solo te digo que Natalia pudo esta
Jonathan miró a Sabrina con profunda decepción, nunca esperó que ella se convirtiera en un alter ego opositor. La miró con dolor. —Sí, te daré el divorcio —sentenció. Él dio la vuelta, se alejó. Sabrina se quedó ahí, petrificada, no pudo alejarse. La mujer sintió una rabia enorme en su corazón, decidió entrar a ver a Natalia. No iban a dejarla entrar tan fácil, la mujer pagó dinero para poder hacerlo. Al entrar, miró a Natalia sentada en una banca, Sabrina no pudo evitar sentirse algo de pena por ella, tragó saliva y decidió que defendería a su hijo. Natalia la vio, se levantó de inmediato. —Tía, no es el mejor lugar donde quisiera que me viera. —Supongo que ya sabes la verdad, no tienes para que seguir llamándome Tía, no lo soy. Natalia la miró perpleja, bajó la mirada, sintió tristeza, ella la quería como una tía, una buena tía que siempre fue dulce y amable, ahora esa mujer era un témpano de hielo. —¿Por qué me tratas así, tía? Nunca pensé que me tuvieras tanto rencor.
Irina la miró incrédula del buen golpe que le dio. —¿¡Qué demonios sucede contigo?! —Sé que fuiste tú quien intentó matar a Bennett, y ya no lo niegues, porque no lo soporto más. Los ojos de Irina se abrieron enormes, supo que ya no podía seguir engañando a Margaret. —¿Olvidaste quién soy yo? Soy tu hermana, a mí me debes lealtad, no a ese miserable de Bennett, o estás conmigo o contra mí. —No te quiero cerca, hasta aquí llegó, cruzaste el límite. Irina se quedó perpleja. —¿Vas a ofender la memoria de papá y mamá? —Sé que papá no querría esta cruel vida para nosotras, se acabó, Irina. —¡Eres tonta! Margaret, cuando Bennett sepa la verdad, te odiarà. Ella negó. Se alejó. En la comisaría. Natalia no podía creer las palabras de su tía Sabrina, sus ojos lloraban, cuando Andrés entró, ella lo miró severa. —Vete de aquí —exclamó furiosa —¿Qué? Traje algo de comida, ¿Qué pasa, Natalia? —¡No quiero verte! Nunca más, ¡Vas a tener un bebé con Aimé! Hazte cargo, pero lejos de mí.
Irina tomó una maleta, tomó sus cosas, salió a toda prisa, ahora tenía a los Ford contra ella, y también a Margaret, su propia hermana. —Tal vez me toque ser una exiliada, pero no he acabado con mi venganza —dijo para sí misma. Salió de prisa. Jonathan estaba en la cama, el doctor lo revisó. —Debe hacerse unos estudios médicos, solo así sabremos cual es el motivo de su desmayo. Sabrina miró a Jonathan. Despidió al doctor. —No vuelvas a ofender así a mi padre, él puede cometer cualquier error, no lo juzgaré por eso, y si el niño que espera Aimè es mío, no dudes que me haré cargo, pero nunca me casaré con ella. Sabrina le miró con una cara de repruebo. —¿No lo entiendes, Andrés? Si no te haces cargo de tu hijo, Aimè dijo que no tendrá a su bebé, eso incluye que te cases con ella, no quiero que un bebé inocente muera. Andrés sintió un escalofrío. —No me dejaré manipular por esa loca, puede tener a mi hijo, y mi bebé tendré mi apoyo, mi ayuda, todo lo que quiera, pero nada que te
—¡No puedo creerlo! ¿Cómo Andrés hizo algo así? Pero ¿Es verdad? —La propia tía Sabrina me lo dijo. Los ojos de Evangelyn no daban crédito a todo lo que escuchaban, negó. —Hermana, lo siento tanto. —Es mi culpa, Evangelyn, amé a quien no debía amar. Natalia respiró profundo. Marcus esperaba en la sala, cuando Evana llegó. —¿Con quién se quedó Bennett? —Margaret me ayudó a cuidarlo, ya sabes que ese par se adoran. Marcus asintió. —Evangelyn chocó el auto de Natalia. —¿Está bien? —Sí, está hablando con ella, y además, hay una buena noticia, parece que ya saben quien fue la culpable de lo que pasó con Ben. —¿Quién? —Mañana lo confirmaremos, pero creemos que se trata de Irina, mi asistente. Los ojos de Evana se abrieron enormes —¿Qué dices? ¿Cómo es posible? —exclamó —Al parecer, según Dante, es nieta del hombre que ayudó a Álvaro a hacer el fraude hace años en la empresa Ford. Evana estaba impactada. —¿Cómo pudo hacer ese daño? Esa chica está loca. —Ahora lo más import
Natalia no había dormido nada, estaba exhausta, cuando un guardia se acercó, abrió la puerta, y le indicó que podía salir, que era libre. Ella sintió un gran alivio, se levantó y salió de ahí, Evana se levantó al verla, la abrazó con fuerzas. —Mi niña, estoy feliz de que estés libre. Natalia tuvo que firmar aún unos papeles, Marcus llegó y la abrazó. —Al fin, hija, lamento que hayas pasado por esto —dijo Marcus recordando lo horrible que habían sido esos últimos días. Natalia lo abrazó. —Al fin, padre, solo vayamos a casa, olvidemos esto. Evana y Marcus asintieron. Evangelyn estaba en casa, cuando recibió la noticia de que Natalia iba en camino estaba feliz. Colgó la llamada y pidió que ayudaran para preparar la comida favorita de su hermana para recibirla. Cuando Natalia llegó junto a sus padres, Evangelyn abrazó a Natalia. —¡Hermana! Debes estar tan agotada, hice que prepararan tu comida favorita. Natalia sonrió. —Gracias, ahora debo ir a darme un baño y vendré a comer.
Evana miró a la mujer que parecía exasperada. —Hablemos de esto en privado, Sabrina, aquí no. Sabrina salió tras ella, Evana pidió a Andrés que cuidará a Natalia. Al quedarse solos, Andrés se acercó a Natalia, odió verla ahí tendida tan frágil, tocó su mano. —Despierta, ¿Qué te pasa, Natalia? Por favor, daría todo por verte bien, no quiero que te enfermes, menos que sea por mi culpa, te amo, no lo olvides —dijo con voz triste, mientras besaba su mano. En la habitación de Evana, Sabrina y ella hablaban, la mujer estaba fuera de control. —¿Cómo pudiste ser parte de esta bestialidad? ¡No me dijiste nada!! —¡Espera! Al igual que tú me acabo de enterar. —¿Y lo apruebas? —No negaré que al principio me pareció una locura, pero, cuando vi a nuestros hijos seguros de sus sentimientos, no tuve más remedio que aceptarlo, Sabrina. —¡Ellos son primos! —exclamó desesperada —Son primos de crianza, pero no tienen una gota de sangre en común, recuérdalo, además, oponernos solo hará que ellos
—¡¿Qué es lo que quieres, Irina?! Ya lo sé todo, sé que quieres dañarme a mí y a mi familia. —Quiero verte. —No iré a ningún lado, mujer, entrégate a la policía, es todo lo que debes hacer —sentenció Marcus —Lo pagarás caro, Marcus. Él colgó la llamada. Evana entró en la habitación. —¿Quién era? —Irina, quería citarme en un lugar, le dije que no, llamaré al abogado, aunque no creo que se pueda rastrear la llamada. Evana le miró con angustia. —Está bien, todo está bien, ¿Cómo está Natalia? —exclamó —Él médico está con ella —dijo Evana. Marcus recibió otra llamada, era el abogado venía en camino, también le informaron que Bennett sería dado de alta mañana mismo. El doctor revisaba a Natalia, le tomó una muestra de sangre. —Dime, Natalia, ¿Has tenido tu periodo? —No, debe venirme la siguiente semana. —¿Has tenido alguna relación sexual de riesgo? Natalia recordó que había tenido relaciones sexuales por primera vez con Andrés «Sería imposible que en la primera vez…», pensó