Muy temprano por la mañana y luego de su hora habitual de ejercicio, Tareq toma su licuado de proteínas. Abraza a su Nani Suhaila dándole los buenos días mientras ella les prepara el desayuno con amor. —¡Buenos días! —Entra Nailea a la cocina bajo la atenta mirada su esposo. —Madrugaste hoy mi ángel. —Nani reía al ver la cara de Tareq al verla. —Quede de verme con mi amiga Miranda aquí en el café del hotel. —Nailea los saluda dándoles un abrazo a cada uno. —¡Eyyy! ¿No te falta algo? —Pregunta, Tareq, esperando el beso de su esposa. Nailea se sonroja y mira a Nani con vergüenza. Ella les da la espalda abriendo el refrigerador. Nailea aprovecha e intenta darle un fugaz beso a su esposo, pero cuando sus labios tocan los de él, Tareq la sujeta y profundiza más el beso. —Así está mejor. Iré a darme una ducha. —Dice, yéndose muy campante y dejándola más enamorada que nunca. Se mira tan guapo con ropa de ejercicio. —¿Desayunaras con tu amiga? —No Nani, solo será un café. Desayunaré con
—Me gusta tu suite. —Se acerca a la ventana admirando la hermosa vista. —Tareq siempre ha sido un hombre de gustos finos y de admirar las ciudades desde lo alto, es algo que le ayuda a desestresarse. —Comenta con la mirada fija en la ventana como si cientos de recuerdos inundaran su mente.—Veo que lo conoce muy bien. —Asevera, Nailea, con notoria molestia. Rina voltea para verla.—Sí, nos conocemos desde adolescentes. Supongo que él te ha hablado de mí alguna vez.—No, nunca me ha hablado de usted. —Rina la observa con desconcierto.—Tal vez porque no soy alguien grato para él. —Sonríe, con tristeza.—¿De qué quería hablar conmigo? —Nailea no la quiere más en su suite. Definitivamente ha sido un grandísimo error aceptar hablar con ella.—De Tareq. Verás Nailea nuestra historia comenzó como un cuento de hadas, pero termino como una tragedia donde la única villana fui yo. —Toma asiento en el sillón frente a Nailea. —Y él no me ha dado la oportunidad de explicarle que fue lo que realment
Canción de escena; Amr Diab We Malo عمرو دياب – وماله”TAREQEstar dentro de ella es la sensación más maravillosa que la vida me ha regalado. Acariciar su tersa piel y respirar su exquisito aroma definitivamente es un privilegio. Nailea tiembla en mis brazos y con mis labios hago un camino de besos desde su hombro hasta su oreja.—¡Mi habibti, te amo tanto! —Paso mi lengua por su barbilla hasta llegar a sus labios. Entro despacio una y otra vez en ella. Sus gemidos son música para mis oídos. Mi escritorio es un completo desorden ahora. Nuestras ropas están esparcidas por todo lados y sus piernas me atrapan con fuerza como si temiera a que me fuera. Me separo un poco para observar su rostro.Ella me mira con ojos cristalinos llenos de amor y pasión. ¡Mi hermosa, Nailea! Podría perderme días enteros admirándola sin siquiera rozarla, pues para mí ella es el más bonito paisaje que con solo disfrutar de su belleza me llena de tranquilad y armonía.—¡Por favor, no te detengas! —Me pide y yo
El día de la boda entre Mirah y Rayan había llegado. El lujo y la decoración tienen con la boca abierta a medio mundo. Hay más de 100 invitados. Nailea y Tareq se quedan perplejos al ver entrar a Rina quien saluda a la señora Fátima con afecto y a varias personas más. Rina conoce muy bien a la familia de Tareq y Rayan. Nailea se pone un poco nerviosa al ver que Rina viene hacia ellos. Toma de la mano a su esposo y levanta el mentón con seguridad. —As-Salaam-Alaikum, Nailea, Tareq. —Saluda, Rina, sonriente. —Wa Alaikum As-Salaam, Rina. —Responde, Nailea. —No sabía que estabas invitada. —Espeta, Tareq, serio. —Tú bella madre me invito. Espero no te moleste. —Lo observa con añoranza. —En lo absoluto. Que disfrutes la boda. — Responde, yéndose con Nailea y dejando a Rina prácticamente con la palabra en la boca. La boda inicia. Rina no deja de observar a Tareq. Lo ve simplemente espectacular y cada día se convence más que tiene que recuperarlo a como dé lugar. Al verlo tan cariñoso c
Nailea ya perdió la cuenta de las noches que se ha acostado llorando y también la noción del tiempo. Sabe que es de noche porque en Marruecos el clima cambia a frío al oscurecer. No ha visto a su padre, ni a su tío desde que la encerraron y no ha tenido contacto con nadie más. La persona que le deja la comida lo hace siempre que esta dormida, por lo que deduce que hay una cámara dentro. La comida es muy buena y trata de comer todo lo que me dan por el bien de su bebé. Inclusive le han dado vitaminas una vez que suplicó por la puerta que la dejaran ir porque estaba embarazada. Se siente muy deprimida porque extraña mucho a Tareq y a su madre. Tiene mucho miedo de no volver a verlos. Calcula que llevara unos quince días allí. No está segura. Hoy con la comida le han dejado unos libros sobre maternidad y eso la ha tranquilizado un poco al entretenerse leyendo. Hace ejercicios de estiramiento y camina alrededor de la habitación una y otra vez. Trae a su mente los mejores recuerdos que ha
“Días atrás” —¿Crees qué nos reciba? —El señor Yahir mira impresionado el edificio. Todo es demasiado lujoso e impecable. —Pues más le vale que lo haga. De eso dependerá si vuelve a ver a Nailea o no. —Responde, frío, el señor Karim. Se reportan con los guardias y esperan unos minutos a que verifiquen si pueden pasar. Luego de la verificación les dan unas tarjetas para subir al elevador. El asistente de Tareq los guía hasta la oficina de él. Tareq está concluyendo una reunión importante y dejando en manos de Akram la mayoría de las responsabilidades pues ya no se siente con la fuerza mental para hacerlo. Ellos admiran la oficina y la sorprendente vista. Una muchacha del servicio entra a ofrecerles algo de tomar. Piden agua y cafés. Cinco minutos después vuelve con el pedido. Tareq no está para nada contento con su visita, pero supone que se han enterado de la desaparición de Nailea y por eso vienen a buscarlo. Al fin y al cabo, eran familia y algún tipo de sentimiento deben tener
“Cinco meses después” Nailea —¡Eini! —Me sostengo de la puerta ante el dolor. Tareq viene corriendo a mi llamado. —¿Ya es hora? —Pregunta, alarmado, sosteniéndome y yo asiento con mi cabeza tratando de soportar esta terrible contracción. —¡Tranquila, mí hayati! —Me ayuda a sentarme y rápidamente toma las maletas. Nani y mi madre han escuchado mi grito de ayuda pues iban a cenar con nosotros. Ellas nos acompañan al hospital. Tengo mucho miedo, pero Tareq no se aparta de mi lado en ningún momento. Al ingresar a emergencias no quiero separarme de él, pero no soy capaz de exigirle que este en el parto ya que en nuestra religión eso no es común. El hombre debe aguardar afuera y dejar que la mujer haga su labor. No participa ni está presente durante el parto. Lo veo con tristeza antes de irme. —¡Amor, todo va a estar bien! Iré a ponerme los implementos y te veo en un momento, ¿de acuerdo? —Me dice besando mi mano. —¿Estarás conmigo durante el parto? —Pregunto, a punto de llorar de f
—Ingeniera, Falú. —Levanto mi rostro al llamado de Taira mi asistente. —Su cuñada, Mirah, quiere verla. —Me indica. —Hazla pasar. —Le digo, contenta. Siempre que nos hemos visto ha sido en eventos o reuniones de familia, pero no hemos tenido tiempo de hablar a solas desde la fiesta de cumpleaños de Janna que fue hace más de cuatro meses. Me levanto de la silla de mi escritorio y ella entra. Camino para darle un fuerte abrazo. —¡Qué inmensa alegría que me visites! ¡Alá te de salud! —Me abraza fuerte y la escucho sollozar en mi hombro. —¿Qué sucede Mirah? —Froto su espalda. —¡Él nunca me amará! —Llora y al fin me comparte algo acerca de su relación con Rayan. —Pero si te vi feliz en la fiesta. —Ella se separa de mi para limpiar sus lágrimas. —Ven, siéntate. —Nos sentamos en el sillón grande. —Pensé que mi amor por él salvaría nuestro matrimonio y que lograría romper su coraza, pero me equivoque. —Su rostro que refleja frustración y redición, me deja ver la larga lucha emprendida.