Como dos fugitivas El resto del recorrido fue sumido en el caos de la inquietud que nos hacía saber que habíamos dejado a Ethan renqueando del dolor sobre el suelo del tercer piso. El tiempo que tardaría ese ascensor en llegar al primer piso podía ser crucial en la posibilidad de tener un escape limpio y sin mayores sobresaltos. Era plena mañana, por lo que el lugar bullía de actividad, pero fue esa actividad caótica y desenfrenada la que de alguna manera nos permitió mezclarnos con la confusión del momento, pues todo el mundo se encontraba concentrado en sus cosas de tal manera que no estaban como para prestar atención a una muchacha joven con traje de enfermera llevando en una silla de ruedas a otra chica con cara de alegría. Yo sonreía en todo momento para no delatar ningún gesto incierto que pudiese delatar alguna situación fuera de lugar. Cuando el ascensor se detuvo en los dos pisos para que otra gente subiera y bajara, nos mantuvimos apegadas, Ana y yo, a esos
Arthur Aquella tienda me despertaba una marejada de sensaciones y recuerdos que de manera insoportable me hacían pensar en él. Ese había sido uno de los lugares que visitamos aquel primer día de la que sería esa especie de relación que nos unió a los dos bajo los parámetros de aquel contrato que luego quedó en él olvidó cuando fueron el amor y la pasión las que dirigieron el rumbo de nuestros pasos, encaminando todo para que en ese momento yo, a pesar de estar sufriendo por la limitación de mis piernas, estuviese atravesando esa cruzada solo para poder ayudar al hombre al que amaba con locura y desenfreno para librarlo de las garras de aquellos que por la codicia y la ambición habían convertido nuestras vidas en un infierno sin precedentes. Las palabras que Arthur había dicho a Ana me parecían demasiado sutiles, pero también lo suficientemente elocuentes como para que ese mensaje tuviese sentido. Arthur sabia a la perfección que aquel lugar tenía una pr
Piezas en su lugar.―Entiendo que para ti no ha sido nada fácil todo este proceso Arthur… todos le dieron la espalda ―espeté con un dejo de furia contenida en aquella expresión que me llenaba la boca con la rabia al descubrir que en el momento de la prueba, los que un día habían estado a su lado ahora le daban la espalda sin un mínimo de vergüenza. Una prueba necesaria para saber en quién confiar, pero lamentablemente en el caso de Cristian, la prueba le había llevado a estar en la prisión.―Varios de los antiguos empleados de la empresa intentaron ponerse del lado del señor Cavill para testificar a su favor, pero Martins había estado trabajando en silencio y entre las sombras, infiltrando todos los estamentos de la empresa hasta tener gente de su confianza en todos los departamentos del lugar. Al final los pocos que tenían intenciones de apoyar a su jefe terminaron sucumbiendo a las amenazas o los sobornos y aun los pocos que no cedimos nada de eso hemos sido víctimas de atentados po
Un aliado invaluableArthur se atrevió a salir de su escondite solo por saber que había que hacer algo para poder revertir la situación. Él ya había intentado de todo y sabía bien que en sus manos no tenía nada que poder ofrecer para la resolución necesaria de la situación, sin embargo, su espíritu de entrega y su instinto de protección le empujaron a dejar de lado cualquier precaución y acompañarnos para cuidarnos de cualquier posible peligro que se pudiese presentar en nuestro camino.Por lo que Arthur nos explicó, Martins ya había tomado el control absoluto de las industrias Cavill para manejarlas a su antojo, más como un cartel de mafiosos que como una empresa respetada y de renombre. El patrimonio en disputa, después de que rebeca hiciera válida una cláusula de divorcio apenas a menos de una semana de haber firmado el matrimonio que le unía con el señor Cavill, le hacía acreedora de la mitad de las acciones de la empresa y por consiguiente esto dejaba el resto de acciones en mano
El del traje oscuroLlegamos al lugar donde las autoridades tenían resguardado al sujeto del traje oscuro. Él definitivamente tenía un nombre, pero para mí había quedado con ese sobrenombre desde el primer día.Cuando llegamos a las inmediaciones del edificio, aparcamos la camioneta cerca para no llegar en ella y así no alterar las cosas más de lo normal. Lo cierto era que nosotros no éramos ningunos criminales ni mucho menos y a lo mucho quien podía acusarnos de algo era Ethan y el hospital; Ethan por haber tomado prestada su camioneta luego de golpearle en la entrepierna y dejarlo tirado en el piso y el hospital por habernos fugado cuando yo aún debía permanecer bajo estricta vigilancia médica.De hecho, teníamos fuerte razones para ser nosotras el objeto de custodia. Era necesario evitar algún posible atentado como lo había tenido que sufrir Arthur y también el sujeto al que necesitábamos ver, pero el poder de aquellos dos demonios se había desatado de una forma tan siniestra que pa
Quieras o noComenzar una petición con algo que bien que podía interpretarse como una amenaza no era la mejor idea del mundo, pero en mi desesperación no encontraba otra manera de actuar, que no fuese esa que siempre me había caracterizado y que había marcado gran parte de mi proceder en mi vida adulta: la impulsividad de mis emociones chispeantes iba por delante del raciocinio y la lógica. Por suerte el sujeto con aquella venda cubriéndole la cabeza no reaccionó de manera molesta ante mi planteamiento. Él parecía tomárselo con mucha calma, por lo que solamente miró a quienes me acompañaban y suspiro como aliviado de poder escuchar aquello.―Como se lo pudo hacer saber al señor Arthur antes de que la situación se saliera de control, el asunto con la detención del señor Cavill es legalmente injustificada y solo hace falta poder ejecutar los amparos necesarios para que el señor pueda salir en libertad, por lo menos pagando una fianza. El asunto está en poder realizar los procedimientos
En las buenas y en las malasEl tiempo para aclarar las cosas fue relativamente corto después de que yo les expliqué las verdades que había podido descubrir en ese corto tiempo. Sobre todo el asunto del dinero fue aclarado con rapidez, pues, les hice saber que del dinero que me había quedado luego de la cancelación de mi cumplimiento a la primera semana del contrato y también con el soborno que Martins me entregó, yo había logrado invertir en una especie de bolsa de valores comunitaria que funcionaba en la localidad donde había vivido con mi hermano durante los últimos dos meses. Aquel proyecto de inversión funcionaba como una especie fondo de ahorros para pequeños productores y granjeros que recibían financiación a cambio de la paga de cuotas, con cómodos intereses que les permitían trabajar con relativa comodidad. Solo era necesario realizar una llamada para que parte de ese dinero estuviese a mi disposición en cuestión de un par de horas; en cambio, con la cuestión de la identid
Cinco minutosLuego de que el policía de la puerta opusiere una renuencia efímera, el grupo entero logramos dirigirnos al lugar en el coche del sujeto del traje oscuro.Durante todo el trayecto procuramos mantenernos en las que eran las principales y más concurridas arterias viales para así oponer mayor resistencia a lo que pudiera ser algún atentado por parte de aquellas huestes de maldad que estaban al servicio de los intereses criminales y desvergonzados de aquel par de delincuentes.Arthur se ocupaba en mirar en todas las direcciones desde su lugar del copiloto, mientras el abogado manejaba lleno de nerviosismo apretando fuertemente el borde de cuero sintético de aquel volante que se movía con intensidad. El interior de ese coche olía a fresa artificial por el efecto aromático de aquel aparatito que estaba instalado sobre la rendija del aire acondicionado que estaba apagado a pesar de que las ventanillas iban cerradas. Lo que menos queríamos era ser vistos por algún ojo indiscret