Intromisión indeseadaLuego de acordar tanto los planes como las disposiciones de cada uno de los que estábamos dispuestos participar en la gesta heroica que involucraba una afrenta a un sistema corrupto y viciado por la ambición y el poder, nos despedimos escuetamente luego de que Ana recibiera en sus manos las llaves del coche del abogado. La camioneta Ethan ya no era una opción para movernos con libertad. Corríamos el riesgo de ser capturados por la policía si es que Ethan llegara a denunciarla como perdida, por eso no podios correr ningún riesgo. Ya luego podríamos explicarle que habíamos sido nosotras quienes la tomamos prestada por la premura de la situación. No sabíamos si él lo iba a entender de buena manera o si iba a hacer un berrinche por la cuestión; incluso estaba dispuesta a darle una camioneta nueva si es que llegábamos a solucionar el problema después de todo, pero por lo pronto necesitábamos tener la mente despejada y por eso fue que preferimos viajar a seguro, resg
Una traición veladaLa autopista se presentó en ese momento para proveer la soledad momentánea para que la situación se llevara a cabo de una forma casi que podía pasar desapercibida, como si nadie en el mundo pudiese ver aquel coche estacionado en plena vía pública, siendo obstaculizado por un puñado de sujetos que parecían no tener muy buenas intenciones. Ana aplicó el coche para ponerlo en reversa, pero apenas se acomodó para mirar por el retrovisor con su intención de dar marcha atrás, se dio cuenta de que otro coche similar al que teníamos delante, se había plantado obstaculizándonos el paso.Mi corazón estaba a punto de estallar de la confusión. Muchas preguntas se arremolinaban en mi cabeza en ese momento, pero ninguna me creaba tal confusión como el tener que ver a Ethan de pie, a un escaso par de metros de esos sujetos que casi podía estar segura, eran mercenarios al servicio de Martins. Mis dientes estaban a punto del quiebre de lo apretada que tenía mi quijada por la rabi
En el juego del enemigo―Lo siento Emi, no quería que te enteraras así… la verdad solo quiero tu bien. Debes creerme por favor.En mi alma estalló un volcán de furia y desesperación. Nada podía hacerme creer que aún había mentiras por desvelarse hasta dejarme con mayor angustia de la que ya tenía, pero ahora se aparecía Ethan ante mí, para restregarme en el rostro la verdad de esa equivocación grosera que cometí al creerme que ya había alcanzado la meca de la agonía y la miseria. Ahora debía escuchar, a aquel a quien yo le había confiado el lugar de cercanía durante los últimos días, confesando abiertamente como es que se había aliado con el artífice de mi desgracia infernal. Ahora tenía que aguantarme la insoportable furia que me significaba el tener que escucharle, justificándose y aclarando sus supuestos motivos para tener que hacer aquel doble juego de traición.― ¿Debo creerte Ethan? ¿De verdad? ―la furia se destilaba en mis palabras que eran expresadas si un mínimo de control.
La traición del traidor― ¡Yo conduciré su coche! ―gritó Ethan a los dos sujetos de negro que montaban guardia cada uno al lado del vehículo del color negro que se encontraba en los dos extremos de ese perímetro que nos rodeaba en aquel trozo de autopista que parecía haber excluido plenamente la entrada a cualquier otro vehículo de manera temporal.― ¿De qué demonios estás hablando? ―le increpó Ana sin alcanzar a comprender cuando Ethan comenzó a abrir la puerta sin esperar a que ella siquiera pudiese moverse de su lugar.Ethan sacó el seguro y abrió la puerta y sin esperar a nada y ante la mirada atónita de Ana, comenzó a desabrocharle el cinturón.―Ana, por lo que más quieras, coopera por favor―Ana no estaba para nada de humor con todo aquello, pero de repente había visto ese cambio en la disposición de Ethan, que le hizo entender que estaba ocurriendo algo verdaderamente complicado y que iba más allá de lo que se podía ver a simple vista―… la orden fue clara: Cooperación o extermin
Por caminos sinuososEn qué momento de ese día mi historia dejó de ser una historia de drama y romance para convertirse en una historia de implicaciones de vida o muerte, era algo que no alcanzaba a responder.No me daba para entender en que momento Ethan había dejado de ser el amigo amoroso y pasivo para convertirse en un vil traidor y ahora comportarse como un chofer experimentado. La situación cada vez se salía más de los cabales que pudieran darme la paz suficiente para estar con la mente lo suficientemente relajada como para saber qué era lo que de verdad estaba haciendo.Ethan recibió las indicaciones del destino al que nos dirigíamos y de inmediato puso a funcionar en su cabeza una trama con un ardid digno de admiración para darle esquinazo a los perseguidores que nos seguían cada vez más cerca. El coche del abogado era mucho más rápido que las camionetas de los hombres de Martins, pero el terreno se volvía cada vez más favorable para las condiciones de los coches de ellos y p
De vuelta a territorios de sombras― ¿Y piensas llegar así simplemente y ya? ¿Si estás entendiendo que es una prisión donde el tipo lleva condenado varios años?―Si lo sé ―le respondí cayendo en cuanta de que Ethan estaba dejándome saber que se preocupaba por detalles que eran importantes y que se debían tener en consideración―, pero haré lo que sea necesario para que me dejen hablar con él. Sé que no será fácil, pero estoy preparada con el dinero necesario para conseguirlo por la vía que sea necesaria.Ethan me escuchó con detenimiento mientras le explicaba lo que eran mis explicaciones escuetas y someras. En su mirada se podía descubrir lo poco convencido que se encontraba al escuchar mis explicaciones.―Asumiendo que tu peligrosa estrategia funcione y que de alguna manera logres entrar para que puedas hablar con él―Ethan hizo una pausa y se me quedó viendo fijamente. A nuestro alrededor todo permanecía en completo silencio en medio de esa nada donde nos habíamos ido a ocultar para
En medio de la nadaEn medio de la nada nos estacionamos tal como lo habíamos planificado minutos antes de llegar ahí. No sabíamos hasta donde podían haber llegado los tentáculos de Martins, quizás era un pensamiento demasiado paranoico, pero después de haber tenido aquella experiencia tan apremiante lo mejor era ir a lo seguro, por lo que no podíamos jugar con fuego, lo mejor era mantener un bajo perfil.A lo lejos, a una distancia de unos treinta metros, se encontraba la entrada de la prisión. A partir de ahí avanzaría sola. Ana se opuso con completa vehemencia, pero Ethan le ayudó a entender que aquello era lo mejor. Mientras menos nos expusiéramos, mejor resultaría para la obtención de nuestros objetivos. Así que ir los tres juntos era desperdiciar piezas en el tablero de ajedrez de manera inútil. Hasta donde nos enteramos por la información impartida por Ethan, Martins y sus hombres no estaban enterados de mi condición que me impedía caminar, por lo que una chica en silla de ru
Pesadilla en el fondo de la salaLa puerta cerró. Yo me quedé así mirando la inmensidad de aquella sala mohosa y con olor a encierro que apenas se iluminaba por la luz del sol de la tarde que se colaba desde una ventana que daba a lo que apreciase una especie de jardín también abandonado donde la vegetación crecía sin mucho orden y dejando adivinar que todo había sido dejado a la suerte. Las plantas que reinaban eran las más fuertes, imponiéndose sobre aquellas que sin los cuidados de los jardineros no tenían ninguna oportunidad de sobrevivir. Si esa iba a ser la ley de ese lugar, las cosas se complicaban para mí. La supervivencia del más fuerte era algo que me ponía en serios aprietos por mi condición; solo podía contar con mi espíritu inquebrantable y mi inteligencia para enfrentarme a esa difícil situación, la pesadilla me esperaba al fondo de la sala.En mi recuerdo aún quedaba latente la imagen de aquella noche cuando llegué a la casa tarde en medio de la oscuridad, luego de hab