En medio de la nadaEn medio de la nada nos estacionamos tal como lo habíamos planificado minutos antes de llegar ahí. No sabíamos hasta donde podían haber llegado los tentáculos de Martins, quizás era un pensamiento demasiado paranoico, pero después de haber tenido aquella experiencia tan apremiante lo mejor era ir a lo seguro, por lo que no podíamos jugar con fuego, lo mejor era mantener un bajo perfil.A lo lejos, a una distancia de unos treinta metros, se encontraba la entrada de la prisión. A partir de ahí avanzaría sola. Ana se opuso con completa vehemencia, pero Ethan le ayudó a entender que aquello era lo mejor. Mientras menos nos expusiéramos, mejor resultaría para la obtención de nuestros objetivos. Así que ir los tres juntos era desperdiciar piezas en el tablero de ajedrez de manera inútil. Hasta donde nos enteramos por la información impartida por Ethan, Martins y sus hombres no estaban enterados de mi condición que me impedía caminar, por lo que una chica en silla de ru
Pesadilla en el fondo de la salaLa puerta cerró. Yo me quedé así mirando la inmensidad de aquella sala mohosa y con olor a encierro que apenas se iluminaba por la luz del sol de la tarde que se colaba desde una ventana que daba a lo que apreciase una especie de jardín también abandonado donde la vegetación crecía sin mucho orden y dejando adivinar que todo había sido dejado a la suerte. Las plantas que reinaban eran las más fuertes, imponiéndose sobre aquellas que sin los cuidados de los jardineros no tenían ninguna oportunidad de sobrevivir. Si esa iba a ser la ley de ese lugar, las cosas se complicaban para mí. La supervivencia del más fuerte era algo que me ponía en serios aprietos por mi condición; solo podía contar con mi espíritu inquebrantable y mi inteligencia para enfrentarme a esa difícil situación, la pesadilla me esperaba al fondo de la sala.En mi recuerdo aún quedaba latente la imagen de aquella noche cuando llegué a la casa tarde en medio de la oscuridad, luego de hab
El peso del remordimientoUna sombra de lo que fue, se erguía desde su estado de inanición. Una mirada perdida era la única muestra de vida en ese cuerpo que parecía un espantajo sin fuerzas ni color. Una barba inmensa le tapaba la cara casi como un manto que velaba sus facciones muertas y sin brillo. De aquella corpulencia del pasado tortuoso solo quedaba el saco de huesos que era aquel pellejo que colgaba como un papel seco y quebradizo. Sus brazos eran endebles y escuálidos y su cuello era apenas una vara inestable que sostenía un globo inflado con tristeza que era su cabeza.Su ropa era un overol gris y sin gracia, sucio, roído y avejentado, que como si fuera un chiste mal contado le quedaba pequeño a pesar de las dimensiones enclenques que ahora le representaban. Sus piernas parecían no existir, como si aquel intento de humanidad existiera ahí solo como una consecuencia de la vida que le tocaba vivir, no como regalo, sino como castigo, una vida que para él parecía ser un martir
Dolor y rechazoNada en el mundo podía haberme preparado para aquello que estaba escuchando en ese momento de cruda realidad. El tiempo había pasado de maneras diametralmente opuestas para dos vidas que fueron marcadas por fuego en el candor de una noche de desdicha incierta: él tomó la decisión y se fue sobre mí cuando yo apenas era su joven sobrina que suplicaba el cobijo de un corazón familiar que pudiese ayudarnos a mi hermano y a mí a superar el dolor; él no fue ese corazón y por su propia maldad terminó perdiendo su libertad y derecho a vivir. De manera incierta el tiempo pasado en aquella prisión parecía haberle dado una reflexión que apabullaba por lo profundo de sus palabras; sus declaraciones parecían las de un hombre que había aprendido a dejar atrás el pasado y que solo necesita del perdón del agraviado para soltar el pasado de una buena vez. Yo me sorprendía por descubrir aquello, pero no por ello me podía dejar conmover por palabras que venían de esa alma a la que odi
TransformaciónSi el tiempo podía demostrar su poder, era ese el momento más idóneo para hacerlo. Mi vida había estado signada todo un lapso de tiempo en el cual el dolor me había perseguido y me había convertido en una criatura atemorizada; Sometida por el error de no saber afrontar los golpes de la vida con sabiduría. Yo había estado dispuesta a salir adelante, y eso estaba bien como meta primaria, pero no había sabido superar los traumas silenciosos que se adueñaron de mí ser y me hicieron presa de mis propias agonías. No había sabido ser esa mujer que iba más allá de la valentía exterior para poder hacerle frente a los problemas del corazón. Ahora, después de contemplarme con aquella oportunidad de sanar desde el perdón, había tenido la oportunidad descubrir que si existía algo que me sometía era precisamente esa falta de perdón. Después de abrirme a la sanidad, mi alma comenzó a sentirse verdaderamente bien.El rostro de Tom no mostró grandes cambios. Su rostro cadavérico, cub
Impacto y verdadSabía que ese encuentro iba a tener el potencial de devolverme en el tiempo a cuestiones de mi pasado que aún no había tenido el tiempo de rebobinar después de mucho tiempo. Era una cuestión verdaderamente posible al considerar que estaba al frente del único miembro vivo que quedaba de mi árbol familiar; un familiar al que antes odiaba y que ahora, después de haber perdonado, aún no podía verlo como a una persona grata, pero que por lo menos ya no lo quería ahorcar. Sin embargo, nunca pensé que la situación fluyese de esa manera hasta llevarme al punto donde sería en mi padre en quien reposaría una diatriba tan trascendental en la información que necesitaba para mi misión. La nostalgia y la tristeza me jugaron en contra en un momento de duda, pero con ahínco logré recomponerme para no dejar que la situación se me fuera de las manos antes de que pudiese afincarme con las repuestas que necesitaba obtener.― ¿Mi padre fue quien te hizo prometer silencio sobre eso?Tom
Cruce de caminos.El silencio prometido chocaba su camino con la necesidad de conocer la verdad.Había sido casi de improviso que ese tema surgiese en medio de la conversación en la que yo procuraba descubrir cómo es que una promesa hecha a mi padre podía tener algo que ver con el descendiente del abuelo adoptivo de Cristian Cavill. No quería perder un segundo ni siquiera en algo que no fuese necesario, pero aunque no podía explicar el motivo ni el porqué, sentía que debía seguir adelante con esa conversación cuyo camino hasta entonces se mostraba incierto.―No entiendo nada… puedo apreciar el gesto de que hayas podido contarme cosas de mis padres que yo no conocía, pero sigues empeñado en aferrarte a una promesa a pesar de que sin darte cuenta me has dado el indicio para revisar el pasado de mi padre bajo una nueva perspectiva.Tom suspiró, al parecer él también había llegado a la misma conclusión que yo y por eso se mostraba ahora aún poco más esquivo que antes.―Tienes razón, tal
Herederos del legado Cavill―Tu padre odiaba a su padre y él hubiese dado lo que no tenía para separarse de su pasado y dejar todo atrás.Tom supo tenerme paciencia para dejarme asimilar aquellas cuestiones, mientras que la mueca de estupefacción de mi rostro le dejaba entender que dé a poco comenzaba a poder respirar de nuevo. No era algo fácil de asimilar de buenas a primeras, descubrir que de forma asombrosa los caminos de todos habían estado entrecruzados desde incluso antes de todo iniciar. No podía decir que el abogado del traje oscuro sabía algo de aquello porque entonces me lo habría hecho averiguar desde el principio, pero era asombroso y hacía pensar en cómo él había sido el encargado de hacerme firmar aquel contrato, casi por error, que al final terminó con mis pies, mejor dicho mis ruedas, plantadas en esa sala de visitas para descubrir que yo era la heredera verdadera de aquel viejo desquiciado y dañado de dolor del cual Cristian me había contado los traumas que le dejó