A la espera del momentoEthan se fue de la casa después de que conversamos un poco sobre la idoneidad de asistir a esa reunión. Yo tenía más que claro el asunto y sabía que si quería mantener las cosas en orden en la casa debía asistir a esa boda, aunque me doliese el corazón. El desgraciado Martins se había encargado de amenazarme para hacer lo que se le antojaba y aunque no me gustaba la idea de tener que estarme sometiendo a sus planes, no tenía otra alternativa si de verdad quería que todo estuviese ordenado como hasta ese momento.Leí la carta con la invitación que Martins había dejado antes de irse. Era una invitación genérica y por suerte no tenía ningún tipo de personalización. Era algo incluso un poco insípida y sin mucha chispa. Tenía toda la pinta del mundo de que la hicieron a la carrera, lo que daba mucho a pensar sobre el trasfondo de esa boda que, para sorpresa de ambos, descubrimos que se realizaría apenas dentro de un par de días.Ethan se mostró un poco incómodo anun
Tiempo fueraOtro día que amenazaba con hundirme en la monotonía particular de esa vida a la que conscientemente me había entregado. Era un día viernes y estaba a solo un día para tener que enfrentarme a esa difícil situación de aquella boda de la que ni siquiera había querido tener un momento para pensar. Solo lo había asumido como algo inevitable y traumático, pero no me había detenido a considerar en las implicaciones que ese asunto me podía desencadenar en mi aparente calma.David se fue a la escuela, emocionado por la proximidad de un nuevo fin de semana. Después de haber pasado sus últimos años sometido al régimen de un lugar en el que en muchas ocasiones se aplicaba la disciplina militar, lo menos que le apetecía era pasar todos los días de su vida, sometido al cumplimiento de horarios y deberes. David solo había aceptado la idea de ir a la escuela, emocionado por tener la oportunidad de rehacer su vida y aunque le tocaba asistir con niños un par de años menores que él, se adap
El gran mal díaLa noche pasó sin pena ni gloria y llegó la mañana de ese día en el que sería otra mujer, y no yo, la celebrada y la receptora del amor de ese hombre con el que yo había estado soñando. Ya que no tenía opción para negarme y dejar de ir a esa boda, lo mejor era entonces darle paso rápido al asunto y avanzar para dejar eso detrás cuanto antes. No había forma de conseguir una excusa para librarme del sofocante asedio de aquel abogado que me había amenazado casi de muerte si era que yo decidía dejar de ir al evento. Realmente no podía siquiera imaginar cómo iba a sentirme al ver al señor Cavill recibiendo en el altar a la insípida rubia melindrosa de Rebeca, aquello ni siquiera me cabía en la cabeza. Es que él ni siquiera la soportaba, por lo que esa noticia de su boda con ella era cuando menos inesperada y sorpresiva. Tal vez si me hubiesen dicho que era otra la mujer que ocuparía el sitial de honor al lado del señor Cavill, yo lo habría asumido incluso como una buena no
Un vestido y un peinado cualquieraPartí junto a David a una hora bastante prudente para poder realizar el viaje sin mucha presión de tiempo. Los cálculos estaban realizados y debía poder estar en casa de Ana unas tres horas antes de la ceremonia, para poder así prepararme para asistir a lo que era mi camino al matadero. Aquella situación solo servía para sumarse a mí, ya de por sí agitada situación: Embarazo inesperado, declaración de un amigo y boda de una ex. Un coctel de emociones capaces de desatar la locura de cualquiera, pero no la mía, yo no vivía por mí simplemente, ahora vivía también por David y sobre todo ahora lo hacía por mi hijo al que aún no me había atrevido a nombrar.El viaje fue tranquilo y sin sobresaltos. David se entretuvo alternando entre conversación y videojuegos. No era yo una hermana sobre protectora o demasiado estricta en las órdenes, por lo que le permitía disfrutar de sus placeres siempre que estos estuviesen enmarcados dentro de los límites de la racio
Como al principioDavid hizo buen equipo con Erick, quien también era un apasionado de los motores y la gasolina, incluso ambos me pidieron permiso para poder dar una vuelta en la motocicleta, lo que estuvo a punto de hacerme sufrir una ataque de ansiedad, pero Ana se encargó de tranquilizarme, pues ella se ocupaba maquillándome y no quería que por ningún pienso se me notaran las líneas de expresión.―Déjalos ―me dijo con la voz divertida y un gesto de fingida rendición―, ¿Acaso no ves que solo son un par de niños?El chiste de Ana ocasionó que Erick se acercara hasta donde ella estaba y la rodera con sus brazos para entonces castigarla con sus besos por haberlo llamado “niño”Ana no se pudo contener y terminó volteándose para corresponder los besos de su amado. Ellos dos definitivamente se encontraban bastante enamorados y aún estaba viviendo en las mieles del primer amor.―Mmm ― carraspeé mi garganta para llamar su atención―, hay niños presentes, les dije señalando disimuladamente a
Cuando duele el corazón.En ese momento en el que pude volver a verle me di cuenta de lo que era verdaderamente saber que todo estaba mal. Era una sensación que embriagaba de terror y desesperación. Era una sensación sin precedentes que me abrazó en el acto y me borró los dos meses que había pasado intentando superar y renacer a nuevas emociones y oportunidades. En ese momento volví a estar en la misma posición que estuve después de que el abogado y el Jefe me escupieran en la cara aquella noticia con la que me obligaban a tener que renunciar a él. El dolor fue insoportable como el primer día, nada había cambiado de lo que sentía por él.Mis pies se bloquearon y no me dejaron correr a lo que fue mi primer instinto en ese momento. No quería tener que dar un paso más en aquella dirección, sabía que ahí me esperaba la perdición. Pero ya era tarde, ya estaba en medio del lugar que se encontraba rebosante de decoración y lujo, con fuentes de cristal de donde destellaban luces que arropaban
Tras bambalinasPara mi total sorpresa, Arthur me llevó más allá de los límites de ese salón que era el escenario para el evento de alcurnia que se iba a celebrar. Llegamos a lo que podía ser el área de bastidores, donde se podía ver las costuras de la puesta en escena, con un centenar de empleados trabajando a toda máquina para tener al tope el servicio en el lugar. Meseros entraban y salían atravesando unas enromes puertas de cristal, mientras otros varios terminaban de organizar detalles específicos sobre la organización. Me sorprendí al descubrirme en ese lugar sin saber qué propósito entre manos podía traerse aquel chofer. Pasamos de largo y llegamos a lo que se había adaptado como una especie de camerinos donde algunas personas con participación especial en la boda podían refrescarse y retocarse antes de que todo iniciara. Pasamos un par de puertas y llegamos entonces ante una que era más grande que las demás, con una marca sobre el marco que indicaba la importancia y el presti
Después de una traición.Aquello que había sentido recién después de verlo y quedarme congelada en el centro del salón se multiplicó de manera exponencial al tenerlo a solo un par de metros de distancia y estando a solas con él en la habitación. Mis piernas eran de roca y mi pulso ni siquiera se podía calcular. Pensamientos en blanco y miedos a tope era lo único que ocupaba mi cabeza sin dejarme espacio para pensar de manera racional en medio de ese microcosmos de agonía y dolor.Como persona yo había cambiado bastante después de la catástrofe. A había cambiado como amiga y como hermana, pero también había cambiado como mujer. Tenía dificultades para conciliar las felicidades de esa nueva vida que me seguían pareciendo inmerecidas cuando pensaba que para lograrlas había sido necesario dañar de esa manera a un hombre al que se suponía que había amado con todo mi corazón.La vergüenza era algo nuevo en ese momento, pero era porque después de la traición no había tenido la oportunidad de