Amenaza solapada―En pocas palabras podemos decir que me está amenazando.―No, señorita Reyes, no lo vea así, por favor ―Martins se colocó de pie dando a entender que su mensaje ya había sido comunicado y que ya estaba listo para partir, por lo cual sus siguientes palabras fueron escuetas y directas al grano―, mejor véalo como un trámite necesario para terminar de romper los lazos que puedan existir.― ¡Pero es imposible! Si yo voy a esa boda, el mensaje que le daremos al señor Cavill será que cada vez que él lo deseé, lo enviará a usted para llamarme y hacerme ir, aunque sea para hundirme en mi humillación.El abogado negó con su cabeza mientras abotonaba su saco. Su gesto era pleno de certeza, como si estuviese muy seguro de lo que estaba por decir.―Eso depende de usted señorita Reyes, usted tiene en sus manos el poder para cambiar eso.Aquellas palabras de Martins me dejaron confundida más que intrigada, por lo que me quedé esperando a que él terminase de aclarar el asunto que aca
MalestarEthan y David no me quitaban la mirada de encima. A David había sido un poco más sencillo de persuadirlo diciéndole que no había pasado nada, que la visita de ese abogado solo se había suscitado por cuestiones de aquel trabajo que había tenido en el pasado. A Ethan, en cambio, sabía que debía darle una explicación mucho más profunda si quería que él dejara de verme con esa cara de preocupación y duda con la que me estuvo mirando desde que Martins se retirase del lugar.La noche cayó de golpe como un manto oscuro y espeso que cubrió con sus matices de negro todo el lugar. Ya estábamos preparados para comer la pizza que pedimos para la cena, pues con el asunto de aquella visita inesperada no había tenido tiempo de cocinar, lo cual a David parecía haberle dado una alegría inesperada, pues la comida chatarra era uno de sus mayores placeres culposos. Lo que yo menos quería era que su alimentación estuviese fundamentada primordialmente en alimentos insanos y perjudiciales para su s
Una mínima invitaciónEthan me estaba esperando en la cocina sin falta. Ya el reloj estaba cerca de marcar las diez de la noche, me preocupaba el hecho de que se fuera tan tarde de la casa, pues no sabía que tan lejos estaría el lugar en el que se estaba quedando, por lo que me decidí a salir de una vez de esa conversación para entonces poder dejarlo ir antes de quedar nuevamente a solas con la tortura de mis recuerdos; recuerdos que se empeñaban en traerme a memoria al señor Cavill como un hito inevitable.― ¿Se quedó dormido? ―me preguntó, apenas me vio entrar en la habitación.―Sí, al rato se durmió.Yo sabía que aquella pregunta más que una muestra de su interés en David era un mecanismo para romper el hielo y poder entrar de lleno en la conversación que le interesaba, pues por la mirada de sus ojos aún podía intuir que la preocupación hacía mella en él.―Qué bueno, así podremos hablar al fin.―Si… respecto a eso…― ¿No me contarás? ―Ethan no me dejó terminar de hablar sacando a r
A la espera del momentoEthan se fue de la casa después de que conversamos un poco sobre la idoneidad de asistir a esa reunión. Yo tenía más que claro el asunto y sabía que si quería mantener las cosas en orden en la casa debía asistir a esa boda, aunque me doliese el corazón. El desgraciado Martins se había encargado de amenazarme para hacer lo que se le antojaba y aunque no me gustaba la idea de tener que estarme sometiendo a sus planes, no tenía otra alternativa si de verdad quería que todo estuviese ordenado como hasta ese momento.Leí la carta con la invitación que Martins había dejado antes de irse. Era una invitación genérica y por suerte no tenía ningún tipo de personalización. Era algo incluso un poco insípida y sin mucha chispa. Tenía toda la pinta del mundo de que la hicieron a la carrera, lo que daba mucho a pensar sobre el trasfondo de esa boda que, para sorpresa de ambos, descubrimos que se realizaría apenas dentro de un par de días.Ethan se mostró un poco incómodo anun
Tiempo fueraOtro día que amenazaba con hundirme en la monotonía particular de esa vida a la que conscientemente me había entregado. Era un día viernes y estaba a solo un día para tener que enfrentarme a esa difícil situación de aquella boda de la que ni siquiera había querido tener un momento para pensar. Solo lo había asumido como algo inevitable y traumático, pero no me había detenido a considerar en las implicaciones que ese asunto me podía desencadenar en mi aparente calma.David se fue a la escuela, emocionado por la proximidad de un nuevo fin de semana. Después de haber pasado sus últimos años sometido al régimen de un lugar en el que en muchas ocasiones se aplicaba la disciplina militar, lo menos que le apetecía era pasar todos los días de su vida, sometido al cumplimiento de horarios y deberes. David solo había aceptado la idea de ir a la escuela, emocionado por tener la oportunidad de rehacer su vida y aunque le tocaba asistir con niños un par de años menores que él, se adap
El gran mal díaLa noche pasó sin pena ni gloria y llegó la mañana de ese día en el que sería otra mujer, y no yo, la celebrada y la receptora del amor de ese hombre con el que yo había estado soñando. Ya que no tenía opción para negarme y dejar de ir a esa boda, lo mejor era entonces darle paso rápido al asunto y avanzar para dejar eso detrás cuanto antes. No había forma de conseguir una excusa para librarme del sofocante asedio de aquel abogado que me había amenazado casi de muerte si era que yo decidía dejar de ir al evento. Realmente no podía siquiera imaginar cómo iba a sentirme al ver al señor Cavill recibiendo en el altar a la insípida rubia melindrosa de Rebeca, aquello ni siquiera me cabía en la cabeza. Es que él ni siquiera la soportaba, por lo que esa noticia de su boda con ella era cuando menos inesperada y sorpresiva. Tal vez si me hubiesen dicho que era otra la mujer que ocuparía el sitial de honor al lado del señor Cavill, yo lo habría asumido incluso como una buena no
Un vestido y un peinado cualquieraPartí junto a David a una hora bastante prudente para poder realizar el viaje sin mucha presión de tiempo. Los cálculos estaban realizados y debía poder estar en casa de Ana unas tres horas antes de la ceremonia, para poder así prepararme para asistir a lo que era mi camino al matadero. Aquella situación solo servía para sumarse a mí, ya de por sí agitada situación: Embarazo inesperado, declaración de un amigo y boda de una ex. Un coctel de emociones capaces de desatar la locura de cualquiera, pero no la mía, yo no vivía por mí simplemente, ahora vivía también por David y sobre todo ahora lo hacía por mi hijo al que aún no me había atrevido a nombrar.El viaje fue tranquilo y sin sobresaltos. David se entretuvo alternando entre conversación y videojuegos. No era yo una hermana sobre protectora o demasiado estricta en las órdenes, por lo que le permitía disfrutar de sus placeres siempre que estos estuviesen enmarcados dentro de los límites de la racio
Como al principioDavid hizo buen equipo con Erick, quien también era un apasionado de los motores y la gasolina, incluso ambos me pidieron permiso para poder dar una vuelta en la motocicleta, lo que estuvo a punto de hacerme sufrir una ataque de ansiedad, pero Ana se encargó de tranquilizarme, pues ella se ocupaba maquillándome y no quería que por ningún pienso se me notaran las líneas de expresión.―Déjalos ―me dijo con la voz divertida y un gesto de fingida rendición―, ¿Acaso no ves que solo son un par de niños?El chiste de Ana ocasionó que Erick se acercara hasta donde ella estaba y la rodera con sus brazos para entonces castigarla con sus besos por haberlo llamado “niño”Ana no se pudo contener y terminó volteándose para corresponder los besos de su amado. Ellos dos definitivamente se encontraban bastante enamorados y aún estaba viviendo en las mieles del primer amor.―Mmm ― carraspeé mi garganta para llamar su atención―, hay niños presentes, les dije señalando disimuladamente a