El eco de la grabación se mantenía flotando en el aire. “Estás a punto de perderte a ti mismo, y no habrá vuelta atrás.” Victor no podía dejar de escuchar esas palabras en su cabeza. La voz en la grabación sonaba demasiado real, demasiado familiar. ¿Era posible que hubiera grabado esto él mismo sin saberlo?Sintió el peso de la cinta en su mano como un objeto extraño, ajeno a él. ¿Qué había hecho durante esos días de los que no recordaba nada? Se giró y miró a su alrededor, como si los objetos en la habitación pudieran darle alguna pista sobre lo que había estado ocurriendo. Pero nada lo ayudaba. Cada vez que pensaba que estaba a punto de entender algo, nuevas preguntas surgían, más inquietantes que las anteriores.Decidió salir del edificio y regresar al departamento. Necesitaba un poco de espacio para procesar lo que había descubierto. Las calles de West End parecían más oscuras que nunca, como si el propio lugar lo estuviera absorbiendo. Cada esquina que recorría lo hacía sentir má
La lluvia caía con fuerza cuando Victor llegó al lugar del nuevo asesinato. Las luces intermitentes de los coches de policía daban al lugar una atmósfera surrealista, como si el tiempo se hubiera detenido allí, en ese mismo instante. Los agentes que trabajaban en el lugar se movían con rapidez, revisando cada rincón, tomando fotos, recogiendo pruebas. Todo parecía demasiado familiar, demasiado parecido a los otros crímenes.Victor se acercó al perímetro de seguridad, ignorando las miradas de los oficiales que lo reconocían. No había tiempo para dar explicaciones. Necesitaba encontrar algo, cualquier cosa, que lo conectara con las víctimas, con el asesino. Algo que lo sacara de la espiral de desesperación que lo tenía atrapado.Un oficial se acercó a él. —Detective Crane, tenemos una nueva víctima. El patrón parece el mismo. Herida precisa en el cuello, ninguna señal de lucha.Victor asintió, pero su mente estaba en otra parte. Había algo en la víctima, algo que no podía identificar. E
Victor dejó caer la carpeta sobre el escritorio, sus manos temblorosas. El nombre John Miller lo atravesó como un cuchillo. Recordaba algunas cosas vagamente, pero nunca había oído ese nombre en relación con su familia. ¿Quién era este hombre? ¿Por qué su nombre estaba vinculado a Crane Industries, y más importante aún, por qué estaba en un informe que parecía estar etiquetado como confidencial?Tomó los papeles con cautela, leyendo en silencio las primeras líneas. El informe hablaba de una serie de transacciones financieras, algunas completamente legales y otras que no tenían ninguna explicación razonable. Había menciones a investigaciones internas, experimentos y personas desaparecidas, pero el detalle que más lo inquietó fue una línea al final del informe:"El Sr. Miller ha sido identificado como un testigo clave en el caso relacionado con los experimentos de Crane Industries, pero su conexión con Victor Crane aún debe ser aclarada."Su cabeza daba vueltas. ¿Testigo clave? ¿Qué tip
La noche se cernía sobre la ciudad como una manta oscura, cubriendo las calles de West End con una calma inquietante. Victor y Elena estaban sentados en la oficina de Crane Industries, rodeados por montones de papeles, todos conectados de alguna manera con los oscuros secretos de su familia. Cada documento, cada archivo, parecía una pieza de un rompecabezas que, cuanto más lo armaban, más confuso se volvía.—Todo esto… —murmuró Elena, mirando un archivo que contenía una serie de transacciones bancarias—. Todo esto indica que tu familia no solo estaba involucrada en empresas legítimas. Había cosas… no tan claras. ¿Qué estaba pasando, Victor?Victor observaba los papeles con el ceño fruncido. No podía dejar de pensar en lo que había descubierto. Los documentos hablaban de pruebas experimentales, investigaciones psicológicas y algo que hacía que su piel se erizara: programas de manipulación mental. Pero la pieza más inquietante de todas era un conjunto de nombres: pacientes, prisioneros,
Victor no pudo dormir esa noche. La imagen de la foto, el rostro del hombre desconocido y las palabras que había dejado resonando en la habitación lo perseguían. "Nos veremos pronto. Y cuando eso pase, sabrás la verdad. Toda la verdad."No podía dejar de darle vueltas a las palabras de ese extraño. ¿Qué quería decir con “verdadero yo”? Cada vez más, la duda se instalaba en su mente. Había algo oscuro, algo roto en su pasado, que se mantenía oculto en los rincones más profundos de su ser. Y ahora, parecía que esa verdad estaba al alcance, pero la pregunta era: ¿estaba preparado para enfrentarla?Elena, por otro lado, no podía disimular su preocupación. Se había quedado en la oficina hasta altas horas de la madrugada, revisando los documentos, buscando algún detalle que pudiera explicar lo que acababa de suceder. Pero no había encontrado nada. Nada que le diera sentido.—Victor —dijo finalmente, rompiendo el silencio que había caído entre ellos—, tienes que enfrentar esto de frente. Tod
El aire en la habitación estaba denso, cargado de algo más que polvo y abandono. Victor sintió como si las paredes lo estuvieran presionando, cada rincón de la mansión parecía estar lleno de secretos esperando a ser revelados. El diario en sus manos se sentía como un peso insoportable, como si cada palabra escrita en él fuera una puerta hacia una realidad que nunca quiso conocer.—Victor… —Elena se acercó lentamente, observando el diario con desconfianza—. ¿Qué es esto? ¿De qué experimento hablan?Victor no pudo responder de inmediato. Los recuerdos comenzaban a aflorar, pero no de la forma en que esperaba. En lugar de claridad, una niebla espesa se cernía sobre su mente, como si algo o alguien estuviera tratando de evitar que recordara lo que sucedió realmente.Sin embargo, algo en él lo impulsó a seguir adelante. Abrió el diario con manos temblorosas y comenzó a leer en voz baja."Hoy es el día. El experimento de Victor Crane comenzará. El objetivo es claro: crear una nueva identida
La figura al final del pasillo era una silueta borrosa, como si estuviera hecha de sombras mismas. Victor podía sentir cómo su respiración se detenía, como si el aire a su alrededor se hubiera vuelto denso e irrespirable. Elena, al igual que él, estaba paralizada, incapaz de moverse. La risa que resonaba en la mansión se había desvanecido, dejando un vacío inquietante que los rodeaba.La figura dio un paso hacia ellos, y la luz parpadeó, revelando brevemente el rostro de un hombre que, aunque vagamente familiar, Victor no pudo identificar. Su expresión era una mezcla de burla y desafío, como si supiera algo que ellos no podían comprender."Victor…"La voz era suave, casi susurrante, pero al mismo tiempo llenaba el espacio. Era su propia voz. La misma que había escuchado en sus pesadillas, la misma que resonaba en su mente cada vez que intentaba recordar algo sobre su pasado."Te has tardado mucho, pero finalmente llegaste."Elena, temblando, se adelantó un paso, intentando colocar su
Victor no podía dejar de escuchar la voz en su mente, repitiendo una y otra vez las mismas palabras: "Eres yo. Siempre lo has sido." Cada vez que intentaba zafarse de ese pensamiento, volvía con más fuerza, como un eco persistente que arrastraba todo a su alrededor.Elena, al ver la tormenta interna que Victor estaba atravesando, lo sujetó por los hombros con firmeza, como si intentara anclarlo a la realidad. "Victor, mira a mí," le pidió, su voz llena de preocupación. "No te pierdas en esto. Yo estoy aquí. No estás solo."Pero las palabras de Elena no lograban penetrar en la niebla que se había formado en la mente de Victor. Todo parecía un rompecabezas roto, piezas dispersas por todas partes. ¿Era él el detective o el psicópata? ¿Era posible que las respuestas estuvieran dentro de él, en su propia psique, y que nunca las hubiera visto?Alzó la mirada, los ojos nublados por la confusión. "No sé quién soy… No sé qué soy."Elena no se apartó. "Eres Victor Crane. Eres el hombre que quie