El aire en la habitación estaba denso, cargado de algo más que polvo y abandono. Victor sintió como si las paredes lo estuvieran presionando, cada rincón de la mansión parecía estar lleno de secretos esperando a ser revelados. El diario en sus manos se sentía como un peso insoportable, como si cada palabra escrita en él fuera una puerta hacia una realidad que nunca quiso conocer.—Victor… —Elena se acercó lentamente, observando el diario con desconfianza—. ¿Qué es esto? ¿De qué experimento hablan?Victor no pudo responder de inmediato. Los recuerdos comenzaban a aflorar, pero no de la forma en que esperaba. En lugar de claridad, una niebla espesa se cernía sobre su mente, como si algo o alguien estuviera tratando de evitar que recordara lo que sucedió realmente.Sin embargo, algo en él lo impulsó a seguir adelante. Abrió el diario con manos temblorosas y comenzó a leer en voz baja."Hoy es el día. El experimento de Victor Crane comenzará. El objetivo es claro: crear una nueva identida
La figura al final del pasillo era una silueta borrosa, como si estuviera hecha de sombras mismas. Victor podía sentir cómo su respiración se detenía, como si el aire a su alrededor se hubiera vuelto denso e irrespirable. Elena, al igual que él, estaba paralizada, incapaz de moverse. La risa que resonaba en la mansión se había desvanecido, dejando un vacío inquietante que los rodeaba.La figura dio un paso hacia ellos, y la luz parpadeó, revelando brevemente el rostro de un hombre que, aunque vagamente familiar, Victor no pudo identificar. Su expresión era una mezcla de burla y desafío, como si supiera algo que ellos no podían comprender."Victor…"La voz era suave, casi susurrante, pero al mismo tiempo llenaba el espacio. Era su propia voz. La misma que había escuchado en sus pesadillas, la misma que resonaba en su mente cada vez que intentaba recordar algo sobre su pasado."Te has tardado mucho, pero finalmente llegaste."Elena, temblando, se adelantó un paso, intentando colocar su
Victor no podía dejar de escuchar la voz en su mente, repitiendo una y otra vez las mismas palabras: "Eres yo. Siempre lo has sido." Cada vez que intentaba zafarse de ese pensamiento, volvía con más fuerza, como un eco persistente que arrastraba todo a su alrededor.Elena, al ver la tormenta interna que Victor estaba atravesando, lo sujetó por los hombros con firmeza, como si intentara anclarlo a la realidad. "Victor, mira a mí," le pidió, su voz llena de preocupación. "No te pierdas en esto. Yo estoy aquí. No estás solo."Pero las palabras de Elena no lograban penetrar en la niebla que se había formado en la mente de Victor. Todo parecía un rompecabezas roto, piezas dispersas por todas partes. ¿Era él el detective o el psicópata? ¿Era posible que las respuestas estuvieran dentro de él, en su propia psique, y que nunca las hubiera visto?Alzó la mirada, los ojos nublados por la confusión. "No sé quién soy… No sé qué soy."Elena no se apartó. "Eres Victor Crane. Eres el hombre que quie
Victor permaneció en el suelo, su respiración pesada y descompasada. Las palabras de Elena resonaban en su mente, como un hilo débil que intentaba mantenerlo atado a la realidad. Pero la figura frente a él, la representación física de su oscuridad, seguía observándolo, imperturbable."No es cuestión de lo que quieras ser," continuó la figura, su voz ahora más baja, casi seductora. "Es cuestión de lo que ya eres. Puedes luchar contra ello, pero no puedes huir de ti mismo."Elena se levantó y enfrentó a la figura directamente, su postura desafiante. "Si él tiene algo oscuro en su interior, no significa que eso lo defina. Todos cargamos con sombras, pero también con luz. Él no es solo lo que tú dices."La figura la observó con una sonrisa burlona, inclinando la cabeza. "Hablas como si entendieras, pero no tienes idea de lo que él ha hecho, de lo que somos capaces. ¿Quieres saber la verdad, Elena? ¿Quieres ver lo que realmente hay en su mente?"Victor levantó la vista, sus ojos llenos de
Victor se quedó de pie, enfrentando a su reflejo oscuro. El vasto paisaje gris que los rodeaba parecía moverse y vibrar con cada respiración. En este lugar, no había límites, ni tiempo, solo ellos dos. "¿Qué es este lugar?" preguntó Victor, tratando de mantener la compostura."Esto es tu mente," respondió la figura con una sonrisa burlona. "Aquí no hay mentiras, no hay máscaras. Solo nosotros, enfrentándonos a la verdad."Victor dio un paso adelante, tratando de ignorar el miedo que aún lo invadía. "Si este es mi mundo, entonces tengo control aquí. No puedes ganar.""¿Control?" La figura rió, una carcajada profunda que resonó como un trueno. "Victor, nunca has tenido control. Ni en el mundo real, ni aquí. Siempre has sido un peón de tus propios impulsos, de mí. Pero si quieres pelear, adelante. Demuéstrame de qué estás hecho."De repente, el suelo bajo los pies de Victor se transformó en un suelo negro y brillante, como un espejo roto. A través de las grietas se filtraba una luz roja,
Victor despertó de golpe, respirando con dificultad, como si hubiera estado sumido en el agua y acabara de salir a la superficie. Sus ojos se abrieron y se encontraron con el techo blanco de su oficina, la luz del sol entrando suavemente por la ventana. Por un momento, no entendió lo que había sucedido, como si todo hubiera sido un sueño borroso, pero el sudor frío en su frente y el pulso acelerado le aseguraron que no lo había sido.Se incorporó lentamente, tocándose el rostro con ambas manos, tratando de borrar la sensación de la pesadilla que aún lo atormentaba. "¿Fue real?" murmuró para sí mismo. El eco de la figura oscura, su otra mitad, seguía resonando en su mente."Victor..." La voz suave de Elena lo sacó de su trance. La miró, y por un instante, pensó que la realidad era tan surrealista como la pesadilla. Ella estaba allí, de pie junto a su escritorio, sus ojos fijos en él con una mezcla de preocupación y determinación. "¿Estás bien?"Victor asintió lentamente, aunque la duda
Victor caminaba con paso firme por las oscuras calles de Nueva York, su mente aún luchando por aferrarse a la realidad. La pesadilla, aunque distante, no dejaba de acecharlo. La figura oscura siempre parecía estar al acecho, esperando un momento de debilidad para aparecer nuevamente. Pero esta vez, él estaba decidido a no dejarse consumir por ella. Sabía que la única forma de avanzar era enfrentarse a lo que había dentro de sí mismo y al caso que lo mantenía atado a su deber como detective."Victor, ¿estás bien?" Elena lo miró con preocupación mientras caminaban hacia el lugar donde se había encontrado el cuerpo. Ella había decidido acompañarlo, sabiendo que esta vez no podía dejarlo enfrentar la oscuridad solo.Victor asintió, aunque la angustia seguía acechando en su pecho. "Lo estaré. Solo necesito concentrarme en el caso."El cadáver había sido encontrado en un parque abandonado, en un rincón apartado de la ciudad. A primera vista, parecía otro asesinato más en la larga lista de c
La tensión en el aire era palpable cuando Victor y Elena llegaron a la oficina de los forenses para revisar los informes más detallados sobre el último caso. La carta, la marca en el cuello de la víctima y las palabras del asesino lo seguían atormentando. Sabía que cada paso lo acercaba más a la verdad, pero también sentía que, al mismo tiempo, lo alejaba más de sí mismo.Elena lo observó en silencio, sabiendo que el peso de la situación recaía sobre él. "No eres solo el detective de este caso, ¿verdad?" preguntó suavemente mientras caminaban por el pasillo.Victor la miró y, por un instante, las paredes entre ellos parecieron desmoronarse. "Es difícil separar lo personal de lo profesional cuando el asesino parece saber más de mí que yo mismo," confesó, su voz áspera. "El mensaje, la carta... todo apunta a algo más profundo."Elena asintió. "Tienes razón. Y hay algo más que está claro: no solo está jugando contigo, sino que está estudiando tus reacciones. Este caso es como un espejo d