Mhia Morshell Salí sola de la casa de Jace y Jared, me subí al auto y arranque hacia el aeropuerto, papá había mandado a preparar un jet que me llevaría a Italia, estando una vez allá comenzaría a idear el plan que acabaría con el alcalde Milano y su maldito bastardo. Esto no sería tan sencillo como matar a Jacod, ese hombre tenía poder y si no me cuidaba todo podría terminar muy mal. ¿Cómo se mataban a dos persona que eran reconocidas en toda Nueva Zelanda? Fácil, utilizando un buen motivo, sobraban personas que los querían ver muertos y yo tan solo tenía que buscar una muy buena razón para no salir en el radar cuando comenzaran las investigaciones. La casa en la que me quedaría era de papá, tenía todo lo que necesitaba, el me conocía lo suficiente como para saber que después de que el medicamento este totalmente fuera de mi cuerpo llevaría a cabo un homicidio. Dos, en este caso. Tal vez muchas personas vean esto como un acto irracional, pero con personas como ellos no se podían
Mhia Morshell: Cena de navidad, parte 1. Solo habían pasado tres días desde que me fui de Nueva York, me sentía casi como antes de comenzar con los medicamentos, pero en ocasiones me daban bajones en la soledad de mi casa. Estaba acostumbrada a estar sola, pero ahora mismo solo anhelaba la presencia de Jace y Jared, solo que tenía que aguantar un par de horas para poder verlos. No se me daba bien la cocina, el tiempo que estuve en Nueva York viví a base de comida a domicilio, pero Jared me dejo muy en claro — me amenazo mejor dicho — que si pedía comida a domicilio para la cena de esta noche, me mataría. Así que aquí estaba, en el supermercado comprando la gran lista de cosas que me pidió, no había salido mucho estos días, solo a correr y a entrenar. Leo no había dado señales y comenzaba a cuestionarme si vendría por mí, por una vez esperaba que su obsesión por mi fuera tan grande e hiciera exactamente lo que yo pensaba. Había estado pensando con sumo cuidado como acercarme a él s
Mhia Morshell: Cena de navidad, parte 2. Odiaba las compras, mi madre siempre me obligaba a ir con ella y decía escoge lo que te guste, pero al final lo que elegía no le gustaba y terminaba comprando ropa que a ella si le gustaba. Pero aceptaba que ir de compras con Jace y Jared estaba siendo muy divertido, habíamos ido al Castel Romano Desinger Outlet, una galería comercial que se encontraba al aire libre en la que había un montón de tiendas exclusivas. Íbamos por la octava tienda y ya había perdido la cuenta de todos los vestidos que me había probado y modelado para ellos. — ¡Mhia! Sal queremos verte — grita Jared, me había gustado un vestido color amarillo que me llegaba por las rodillas, la falda era de tul y la parte de arriba estaba llena de pequeñas flores. En cuanto salgo ambos hombres se me quedan viendo con la boca abierta. — Estas hermosa — suelto una risa nerviosa negando con la cabeza. — Eso dijeron con los otros cien vestidos. — Preciosa, todos esos vestidos fuero
Mhia Morshell: Mi cumpleaños, parte 1 Jace y Jared regresaron a Nueva York el veinticinco de diciembre, los días siguientes había hablado con ellos por teléfono. Biscotto había sido mi única compañía durante estos días, le había comprado una cama que se encontraba en mi habitación — aunque la mayor parte del tiempo dormía conmigo — le compre juguetes, los que nunca usaba a excepción de un ratón de peluche y por un último un collar con su hombre, el azul oscuro resaltaba el azul claro de sus ojos, se había convertido en mi mejor amigo. Esta mañana me despertó lamiéndome el rostro como si supiera que el día había llegado, era mi cumpleaños número diecinueve, hace tres años veía imposible llegar tan lejos, pero lo había logrado contra todo pronóstico y me sentía orgullosa. Algo que aprendí de estos tres años es que por más difícil y feo que se vea el pronóstico, tenemos que mantenernos de pie, que esta bien bajar la guardia por unos segundos y dejar que el dolor fluya, somos humanos y
Mhia Morshell: Mi Cumpleaños, parte 2 Arrastro al hombre por la escalera sin importarme lo mas mínimo el estado en que estará su cabeza cuando despierte, era tarde y no quería molestar a nadie, el hombre quizás media uno ochenta o más porque pesaba demasiado. El golpe que había recibido en la cabeza había sido lo suficientemente fuerte para dejarlo inconsciente por bastante tiempo, el suficiente para llegar al sótano y amarrarlo a una silla. No reconocí su rostro cuando le quite el pasamontaña, rodeaba quizás los treinta años, era de complexión gruesa y sus rasgos eran rústicos. Conocía este tipo de personas y eran fieles hasta la muerte o al menos una pequeña parte de ellos y el tenia pinta de pertenecer a ese porcentaje. Bajo las escaleras que me llevan al sótano, su cráneo toca el suelo únicamente asfaltado con un ruido sordo. Joder, esperaba que no muriera de una hemorragia interna. Esta casa fue el hogar de mi padre por muchos años, así que estaba equipada con esta pequeña p
Mhia Morshell Un movimiento en la cama me hace removerme, unas suaves caricias en mis brazos me hacen apretarme contra el tacto, conocía esas manos a la perfección. Besan mis labios de manera tierna haciéndome reír. — Buenos días — susurro, mi voz se encontraba ronca por dormir tanto. — Buenas tardes, pequeña ninfa — me pego al cuerpo de Jace y Jared me abraza por detrás. Me impregno del olor de ambos sintiéndome en casa. — Me alegran que estén aquí — el sueño tiraba de mi pero me resistía. — Me pregunto que habrás hecho ayer para estar tan cansada — las manos de Jared descienden por mi vientre erizándome la piel. — Jugué a la cocina con mi regalo de cumpleaños — una risa ronca sale de Jace haciendo vibrar su pecho. — Estoy seguro que es una historia entretenida, pero ahora nosotros te daremos tu regalo de cumpleaños — abro los ojos mirándolo, las caricias de Jared me impedían concentrarme pero quería mas de ese regalo de cumpleaños. — ¿Puedo saber que es? — adopto un tono in
Mhia Morshell Me ardía la cara, debía parecer un tomate en estos momentos. Jace y Jared hablaban entre sí como si no existiera, pero sabía que eran muy conscientes de mi presencia y de mi estado. Estaba recostada en la silla con las piernas levemente abiertas, el mantel me cubría de cualquier mirada curiosa que pudiera caer sobre mí, la velocidad del vibrador era lo suficiente para tenerme con la respiración acelerada, pero no lo suficiente como para darme un orgasmo, así que me encontraba en una montaña rusa de deseo, uno con querer obtener mi orgasmo y otro con parar las vibraciones. Paso por mi cabeza sacarme el vibrador pero existía el riesgo de hacerme daño ya que estaba relativamente adentro. El camero se acerca y casi suspiro de felicidad, casi, lo único que traía en las manos eran tres copas y una botella de vino blanco. Las acomoda sobre la mesa como es debido y llena cada una de ellas. — Il tuo ordine sarà pronto in cinque minuti — «Su pedido estará listo en cinco minutos
Mhia Morshell La tensión en el ambiente era palpable, Jace y Jared estaban a mi espalda con arma en mano. Ninguno se movía, pero el más tranquilo de todos era Leo y me gustaría saber porque. Los engranajes de mi cabeza funcionaban a toda velocidad, buscando una manera de dejarlo fuera de juego, tenía la droga pero un movimiento brusco podría joderlo todo. — Veo que estabas impaciente por nuestro encuentro — digo, tenía que fingir lo más posible y aunque no se lo creyera serviría de distracción. Una sonrisa crispa sus rasgos, tenía cara de ángel pero su mente estaba retorcida. — Quería sorprenderte — mira a mis espalda y me tenso, había venido solo por ellos. — Sabes que estoy fuera de control ahora, no podrías detenerme si quisieras — Biscotto estaba tenso, no le gustaba estar cerca de él. — Es cierto, debo decir que me agrado escucharte torturar a alguien, fue excitante. No puedo evitar la mueca que marca mi rostro, quería atraparlo, pero ahora era él quien llevaba la ventaja,