Jace Salvatore Jamás en mi vida había tenido algo tan valioso, Mhia era un tesoro, un diamante en bruto y haría hasta lo imposible por quitarle el dolor que sentía ahora. Era consciente de que Mhia era una persona fuerte, pero también sabía que había pasado por situaciones por las que nadie debería pasar. Jared y yo estábamos afuera de la habitación, habíamos intentado entrar pero Mhia nos negaba el paso. No quería que estuviera sola, porque cuando lo estábamos nuestros demonios salían aprovecharse de eso. — Jace, tenemos que investigar a un Leo que tenga que ver con el pasado de Mhia — dice Jared, interrumpiendo mis pensamientos. — ¿De que hablas? — Cuando la recepcionista dijo el nombre del doctor, Mhia se tenso de pies a cabeza y lo miro con un miedo que muy pocas veces he visto. — ¿Crees que tenga que ver con lo que le paso? — Creo que fue quien lo causo. Ella aún no confirma nuestras sospechas, pero si es lo que creemos que es, ese imbécil no termina vivo este año — sentenc
Jared Salvatore Mhia llevaba más de una hora encerrada en la habitación, no quería hablar con nosotros desde lo que paso. Jace estaba hablando con el doctor para que nos diera información detallada de todo el proceso que Mhia deberá seguir cuando llegara a Nueva York. Pero ahora mismo, lo que más me preocupa era que estuviera encerrada sola en la habitación. ¿Porque el maldito sedante no duró una hora más? Tomo una larga respiración e intento de nuevo entrar a la habitación. — Mhia — llamo sin obtener respuesta, así que sigo hablando, debía estar escuchando detrás de la puerta— Princesa, no puedes estar encerrada ahí todo el día, en algún momento tendrás que hablar con nosotros — no obtengo respuesta así que continúo — Se que te debemos una disculpa y una grande. No debimos meternos así en tu pasado, pero quiero que entiendas que lo hicimos porque queremos ayudarte. Queríamos saber que era eso que te atormentaba tanto, pero sé que no fue la mejor manera de hacerlo, así que por fav
Mhia Morshell La turbulencia me despierta sobresaltándome— nunca me había gustado viajar en avión — miro por la ventanilla y a lo lejos ya se podía divisar la pista de aterrizaje. Ya faltaba poco para ver a mis padres. Inconscientemente apretaba el brazo de Jace por los nervios que me deba esto. Era increíble como mi vida había cambiado en cuestión de días y lo que más me costaba de todo esto era aceptarlo. Algo que no entendía era ¿porqué a mí después de todo lo que me había pasado? — Mhia intenta calmarte un poco ¿si?— dice Jace — Ponerte así de nerviosa no ayudará en nada. — ¿Tan evidente es?— digo soltando su brazo. — Más que obvio, cariño— dice Jared en el asiento de al frente. Lo único que puedo hacer es sonreír. Eres más fuerte que tus emociones. Me repito una y otra vez, está frase en las últimas semanas se había convertido en mi mantra. Por favor abrochar sus cinturones, solo faltan cinco minutos para aterrizar. Habrá un poco de turbulencia. Dice la voz de la azafata
Mhia Morshell Todo me dolía, solo quería gritar pero el fuerte olor a gasolina me indicaba que no era el mejor momento para hacerlo. Necesitaba ver qué mis padres estaban bien. Mis padres... Ellos iban adelante y fue la primera explosión que se escuchó. Intento buscar a Jace y a Jared con la mirada pero el dolor en mi cabeza y el humo que había no me dejaba enfocar la mirada, ni pensar con claridad. Así que trato de hablar de nuevo y llamarlos. — Jace — me escucho decir o creo yo que eso fue lo que dije — Jared. Nada, comienzo a preocuparme y ¿si les pasó algo? ¿Y si de alguna manera el impacto los saco a ambos del auto? Necesitaba salir de aquí. Intento arrastrarme, el auto estaba de cabeza, había cristales por todos lados. Mi pierna dolía cada vez que la movía, al igual que mis brazos. Cuando logro salir del auto la imagen que veo me asusta en todos sus niveles. Las camionetas que iban atrás estaban en llamas y las de al frente se encontraban igual que la mía. Un par de si
Mhia Morshell Usaría el ascensor para intentar escapar, a estas alturas ya deberían haber contactado a mis padres suponiendo que esto fuera un secuestro. Este edificio tenía algo peculiar, no había salida de emergencias y era bastante ilógico ¿Pero que edificio no tenia? Así que tenía dos hipótesis en mente, este piso había sido reformado o había sido construido para esto. El sedante había perdido su efecto por completo, el dolor en mi pierna lo sentía con más intensidad pero no era lo suficientemente fuerte para desmayarme. Lo único que tenía como arma era el palo con ruedas, no era mucho pero me serviría para algo, me encamino a las puertas del elevador cuando estas se abren revelando a una mujer de piernas largas, enfundada en un vestido rojo sangre, con unos tacones de infarto. — Te tomaste tu tiempo — su voz era fría, monótona como si el estar aquí fuera algo tedioso, era increíblemente rubia y sentí algo de lastima por su pelo, debía estar ahogado en agua oxigenada. No habí
Jace Salvatore Habia despertado en el NY- Presbyterian Hospital, las lesiones habían sido solo superficiales, pero el golpe que habia recibido en la cabeza era algo que les preocupaba a los doctores. No me habían querido decir nada, pregunte por mi hermano y Mhia sin obtener respuesta, siempre decían lo mismo “Los vera más tarde Sr. Salvatore, ahora necesita recuperarse” eran como unos malditos robots. Desde que habia despertado me habían mantenido sedado, pero podía estar completamente drogado y aun así me daría cuenta de algo no iba bien. Hacía más de media hora que los doctores se habían marchado, me tenían hasta los huevos de hacerme exámenes, odiaba los hospitales y la única razón por la que seguía aquí era porque no podía moverme. Con gran dificultad alcanzo el botón para llamar a una enfermera, necesitaba un teléfono y un informe detallado de lo que estaba pasando, transcurren un par de minutos hasta que entra una enfermera. — ¿En que puedo ayudarlo Sr. Salvatore? — me de
Pasado: Jared Salvatore Me encontraba feliz, tenia poder y a una mujer que quería estar conmigo y mi hermano. Para mí eso lo era todo. Habíamos conocido a Ana en un viaje de negocios a Rusia, era una mujer encantadora, pero tenía cierto favoritismo entre Jace y yo lo que me disgustaba a veces, habíamos hablado con ella sobre este tema un par veces y siempre prometía que eso cambiaria. Decidí al final que tal vez solo era cosa mía, en este tipo de relaciones siempre existía el miedo de que alguien tuviera favoritismo, así que para aligerar un poco el ambiente nos iríamos el fin de semana a california. Me gustaba lo que teníamos, era sencillo y rutinario, el único drama que había era cuando pedía dormir con ambos o cuando quería más obsequios. Jace estaba en una conferencia de negocios, si cerraba el trato podríamos disfrutar plenamente de estas pequeñas vacaciones, por mi parte había culminado con las llamadas y las firmas del día de hoy. Mi teléfono suena con una notificación, cuan
Mhia Morshell El auto era uno de los más veloces que había conducido, me habían llevado a un edificio abandonado suponía que lo habían reconstruido, pero estaba segura de que no había sido para mí, el GPS no daba la ubicación exacta, pero era un lugar muy apartado de la ciudad. Cuando encendí la radio todas las emisoras estaban a tope con el accidente de los hermanos Salvatore y mi secuestro, de esa manera fue que supe donde se encontraban, después de ver que se encontraban bien estaba segura de que tendría que mudarme de nuevo, era noticia nacional, si es que ya no era mundial. Leo ya debería estar al tanto de todo y conociendo mi ubicación exacta y con quienes había estado era seguro de que vendría por mí, el era de esos celosos que perdían la cabeza. No quería huir, créanme que no, pero no tenía la fuerza para enfrentarme a él, pude a ver volado un edificio entero con personas adentro, pero cuando se trataba de él me sentía débil y volvía hacer esa niña de dieciséis años aterrad