Llego a la casa y mi abuela me espera medio dormida en el sofá, intenta seguirle el hilo a un programa de televisión, pero el sueño la vence. En cuanto me siente, se espabila y me mira a la expectativa. Camino hacia ella y me siento a su lado, exhalando un suspiro de cansancio. Tapo mis ojos y me recuesto en el sofá, dejando caer todo mi peso.
—Maddie, por Dios, dime cómo fue, me tienes ansiosa —reclama mi abuela, con un chillido. Yo intentando ganar tiempo, pero ella no me da tregua.
—No pude decirle, abue —confieso, avergonzada, luego de unos segundos de no saber cómo decirle la verdad.
—¿Pero por qué, Maddie? —dice y frunce el ceño, dudosa de las razones por las que no me atreví a contarle. La verdad, cuando salí de aquí fue bien determinada a finalizar esta situación de extensa agonía. De constantes ausencias.
—Ai
Aiden será un increíble papá...Repito esas palabras una y otra vez en mi mente. Me cuesta trabajo tragar en seco, es como si un nudo se hubiera formado en mi garganta. Estoy paralizada, mis piernas se niegan a moverse y siento el temblor de mis manos.Esa simple frase significa muchas cosas.No está lejos de la realidad su afirmación. Aiden ama los niños. Siempre lo ha hecho. Principalmente por eso, es que ocultarle el hecho de que tiene un hijo, fue en su momento tan complicado y hoy, peor aún. Sé que lo intenté, pero no hice todo el esfuerzo, por miedo, por despecho. No sé. A veces pienso en todo y la culpa me carcome porque fui injusta. Aiden no merecía tal castigo. Fui una cobarde y ahora conozco las consecuencias de mis actos. Cuando justo pretendo darle a conocer esa importante noticia, resulta que ya resolvió su vida. Pronto tendrá la familia que tanto des
—Mami, mami. ¡Mida! —Aarón grita emocionado mientras su tío lo levanta una y otra vez por encima del agua de la piscina—. Soy como un avión —continúa y hace ruidos de motor con sus labios.Llevan así desde media tarde. Jackson y mi hijo se entretienen de tal manera que parecen dos niños jugando, en vez de uno. Mi hermano, desde que nació Aarón, se convirtió en su juguete personal, en su compañero de juegos y en su confidente de maldades. Sonrío cariñosa al ver como ambos se aman, al punto de que Jack no puede estar tanto tiempo separado de nosotros.No fue sorpresa alguna llegar y encontrarlo muy sentado al lado de su sobrino, jugando en la consola. Había demorado mucho en hacer su estelar aparición. Creo que día y medio es un nuevo récord, nunca hemos estado muchos días sin vernos. Mi hermano llegó a mi vida para q
Ver en primera plana a Aiden conociendo la existencia de Aarón, me desordena de mil maneras. No sé cuál reacción es la más predominante.¿Miedo? ¿Alivio? ¿Nervios? ... ¿Amor?Observar la forma en que sus ojos se encuentran, se conectan, me provoca infinidad de sensaciones. Un temblor me recorre ante la incertidumbre de si lo reconocerá o no. De si será capaz de encontrar esa prueba que certifica la verdad. Si verá, en los ojos grises de mi hijo, la copia de sus propios ojos.Aarón se encuentra tomado de la mano de Jackson, mirando con curiosidad hacia el joven hombre que le devuelve la mirada. Tal vez sea un llamado de la sangre, o una fiel sensación de reconocimiento, pero ambos están encerrados en una burbuja, donde el otro es lo único que importa.Cuando Aiden voltea a verme, sé que las lágrimas no derramadas han hecho acto de p
Abro mis ojos al sentir las caricias de mi pequeño. Sonrío agradecida por cada día amanecer de esta increíble manera.—Mamá, tengo hambe —susurra Aarón cuando ve que me hago la dormida otra vez, me sacude con sus pequeñas manitas y vuelve a llamarme, esta vez más alto—: ¡Mamá!Con un movimiento rápido me levanto y comienzo a hacerle cosquillas, haciendo que nuestras risas se escuchen por toda la casa. Pocos segundos después, abuela Nora pide permiso para entrar al cuarto. Cuando entra, ambos estamos tomando un descanso, con las respiraciones agitadas de tanto reír.—Vamos, nené, a desayunar, que hoy toca paseíto con la abuela Nora —farfulla la abuela emocionada, a lo que Aarón reacciona con un sonoro ¡Siiii!El chillido de emoción tupe mis oídos y, el cuerpo minúsculo de mi hijo, pasa por e
POV: Aiden.“Siempre fuiste de ella. Siempre todo fue por ella. No hubo nada que no hiciera,s donde tus motivos, no estuvieran relacionados con ella. Tu principio. Tu final. Siempre tuvo un nombre. Maddison.Maddie.Mads.Nunca nadie más, tuvo siquiera una oportunidad.”Escucho otra vez sus palabras, no logro sacar de mi cabeza todo lo que Estela me confesó. Todo lo que he sido yo, desde que conocí a Maddie.“Mi sueño es este. Donde tú y yo convivimos. Donde somos una pareja de verdad. Donde tomamos la decisión más importante de nuestras vidas: ser padres.Mi sueño siempre has sido tú. Nada más. Así de simples son mis expectativas en la vida. Pero cuando se ama, de verdad, se hace por siempre.Yo no tuve la sue
POV: Aiden.—Sí. —Su respuesta es segura, no duda. Saberlo me provoca sentimientos encontrados. Me debato entre estar feliz por ella o regodearme en mi propia miseria—. Pero no de la forma que tú crees Aiden.Interrumpe mis pensamientos. La miro, en ese momento me doy cuenta que había bajado la cabeza, martirizado con su respuesta. Veo en ella una sonrisa triste, que me demuestra que también, cuenta con fantasmas que la persiguen.No pregunto nada, espero a que ella misma sea la que decida qué decir, qué hacer.—Mi única felicidad, Aiden, es mi hijo. Seguida, por supuesto, por mi familia —exclama y a mí, me duele el alma cuando la escucho confirmar lo que sé, pero que esperaba fuera diferente—. Pero eso ya lo sabes. Fuera de ahí, mi mundo no gira más.La vuelvo a mirar y no logro comprender. Se supone que también deber&iacut
Escucho la voz de mi hijo y reacciono. Tapo mi boca, para ahogar un sollozo, al darme cuenta de mi error.«¿Qué hice, por Dios?».Me reclamo una y otra vez todas las palabras que solté sin pensar, sin motivos. El ataque de Michael, fue producto de su despecho, de su dolor. Y yo actué como una perra ingrata devolviéndole solo palabras hirientes.«No lo merezco», vuelvo a reclamarme, cuando recuerdo todo lo que le dije, todo lo que le eché en cara. Y me duele todavía más, saber que me equivoqué. Porque no las merecía. No él.Verlos juntos, a Michael y a Aarón, me hace sentir más culpable aún. Aunque él no sea su padre verdadero, desempeñó el papel como si lo fuera, apoyando cada minuto, cada acto, cada día desde que nació. Ganándose, a todo costo, el derecho de llamarse "padre".Lo conozco
Las olas rompen en la orilla, justo frente a mí. El agua salpica mis pies y la arena se adhiere a mis dedos desnudos. El calor, que incide sobre mi cuerpo, se siente por unos segundos menos asfixiante.Espero, mientras miro el horizonte. Mis gafas de sol y un sombrero sencillo de playa, son el complemento perfecto para este día. El calor me hace sudar, mucho más, al estar en contacto directo con el sol. Los nervios no me han dejado estar tranquila.Intenté mantenerme sentada a la sombra, pero la ansiedad me pudo y decidí matar el tiempo viendo el vaivén constante del mar.—Maddie...Dejo de respirar. El corazón me va a mil, lo siento justo en mi boca, el estómago se me retuerce y las piernas me tiemblan. Todavía siento el agua chocar en mis pies descalzos, pero ya no la noto fría. Todo dejó de sentirse a mi alrededor. Solo puedo verlo a él. Y sentir cada partí