Emily.
Fui hasta él tratando de ayudarlo, pero el hombre solo me asomó la palma para que lo esperara unos segundos y se compusiera.
Puse las manos en mi boca sorprendida.
—M-me… jodiste… no podré darte hijos…
Lo miré atónita mientras me agaché lo suficiente para estar muy cerca.
—Lo siento —dije avergonzada—. Pero es tu culpa… ¡¿Cómo me haces esto?! ¡¿Te has vuelto loco?!
Negó varias veces y luego tomó aire.
—¿Por qué besas a alguien que no conoces? Tenemos que hablar sobre eso…
—¿Qué? ¡Eras tú!, además ¡no lo sabía!, y estaba haciendo tiempo para hacer… bueno, lo que te hice….
No supe como usó su agilidad tan rápido, pero ahora é
Emily.Dos meses después…Desde mi lugar podía observarlos a todos…Veía que sus rostros expresaban emoción y conmoción por las palabras que Alex acaba de decir. No era para menos, esto era un sueño del que no lograba despertar, una situación que por un momento de mi vida vi demasiado lejos, uno que no podía encontrar ni sostener por mucho tiempo en mis manos.Toda mi familia, amigos y conocidos estaban presentes, chocando sus copas y vociferando felicidades… Algunos me abrazaban y otros aplaudían desde lo lejos porque exactamente hoy, estábamos celebrando nuestro compromiso.Alex y yo estábamos oficialmente comprometidos.Y sí, nos encontrábamos en las afueras de Cambridge, muy muy cerca, a solo unos metros de nuestro lago favorito y al aire libre.S
Emily.Siempre he sido partidaria de que cada vez que tus ojos se abren por la mañana se evidencia un milagro, uno, que ocurre de manera tan perceptible que se llega al punto a dejarlo pasar por alto; y en algunos casos, dando inicio al día como si se tratara de una cotidianidad o una manera de vivir de forma rutinaria.«Un día más un día menos»,se piensa.Pero no para mí.Sé que la vida son etapas, altibajos y momentos. Estoy convencida de ello, sin embargo, a mis 23 años siento que la vida ha sido maravillosa conmigo. Aunque tampoco soy ejemplo de una persona independiente, porque aún vivo con mis padres y mis dos hermanos—Andrés y Sara—en la hermosa ciudad de Cambridge, Inglaterra.Es imposible irse, aun cuando hay altercados bastante normales en cualquier familia, ning
Emily.Aunque el sueño se me ha ido desde hace una hora, por el momento no pienso colocar un pie fuera de esta rica cama en la que estoy. El goteo permanente de la lluvia pegando a la ventana me incita aún más a cubrirme por completa con el edredón y seguir con un rico sueño.Aunque mi cuerpo me lo pide a gritos, mi mente no para de dar vueltas a las últimas palabras de Alice.Que fastidio.Hoy no iré al trabajo, ya que, por acto de condolencia de Alice, me dejó el día libre para que yo hiciera—mi parte—, en la dicha entrevista que quiere de la cadena de restaurantes de Alex.Sin embargo, no tengo pensado hacer nada,haré cualquier cosa menos eso, e inventaré una excusa hasta que logre obtener dicha petición. Así que no será hoy.La puerta de mi habitación se abre de
Emily.Tecleo por inercia, sabiendo que todo lo que estoy redactando lo tendré que eliminarlo en unos minutos, ya que no servirán de nada. Pero por más que he intentado en el transcurso de la mañana, no he logrado concentrarme en absoluto.Solo hay un pensamiento persistente en mi cabeza,—Alex—.—Hola, Emi, —Maddie entra absorta en su móvil, moviendo los pies hacia mi escritorio como si no le importara
Emily.El clima ha hecho que vea con más fuerza el día opacado, así como yo misma me siento. Un suspiro es exhalado de mi boca, mientras pienso cómo puedo redactar una cita simple, que me pasó Alice hace tres días.«Si sigo así perderé mi trabajo»Una semana ha pasado desde el día en que hablé con mi amigo Alex, de resto ni mensajes ni llamadas, nos hemos devuelto de parte de ninguno de los dos.Son años de amistad, años de aventuras, risas, tristezas y apoyo incondicional de parte y parte. ¿Qué pasó este año? ¿Fue acaso mi relación con Erick lo que nos distanció? ¿Mi trabajo? ¿Mi falta de atención?Pensar que ya no estará en mi vida o que no será como antes, me causa muchas emociones juntas que no logro d
Emily.Dos meses, creo que es poco tiempo, ¿no? Sin embargo, cuando recordé la euforia en las palabras de Aroa hace unas horas atrás, al describir a la novia de su hermano mayor, consigo preocuparme realmente.Mi preocupación, analizando bien, parte de varios puntos; pero la más significativa es que no solo son los meses escasos,—para mí—en el cual llevan saliendo la tal Dafne y Alex. Es más bien de qué, en ningún momento de nuestras pocas conversaciones,—debo confesarlo—,él, no me ha dicho nada en lo absoluto.Y no es que él tenga que rendirme pleitesía de su vida, porque yo soy la mínima persona que puede exigirle. Es más bien nuestra confianza tan absoluta, que está noticia me ha caído como una patada en el hígado.<
Emily.Justo cuando veo que Alex comienza a mover sus pies para abrir la oficina, trato de continuar mi camino, pero para mi mala suerte él fue tan rápido que, en cuestión de segundos, ya está frente a mí.—Emily… —pronuncia confundido. Y… ok, ha dicho mi nombre completo.—Lo siento, vengo a ver a mi hermana —me excuso, a la vez que mi voz tiembla.—Hola… —la voz de la desconocida quita mi mirada de Alexander para dirigirla hacia ella. Entonces ella coloca sus manos en la boca sorprendida, y aparentementemuy emocionada—. ¡No me digas que ella es Emi!¿Qué? ¿Emi? ¿Y a esta que le picó?—Cariño… —le dice Luciano tomándole por la cintura.«¡P
Capítulo 7Emily.Rápidamente llego a la oficina de Alex. Y aunque el cuerpo no deja de temblarme, ignoro las sensaciones y las señales que envía mi cuerpo en signo de alerta.—¿Puedo entrar? —pregunto asomándome a la puerta entreabierta de la oficina de Alex. Mi amigo se levanta sin dejar la seriedad indescifrable en su