Emily.
—Es hora de irme —dijo Mad detrás de mí cuando estaba apilando las copias de libros que daría a mis allegados.
—Pensé que te quedarías hoy —dije tomando uno de los libros para obsequiárselo—. Gracias por dejarme escribir un poco de ti.
Ella lo tomó insegura y asintió.
—Creo que al leerlo me veré como una tonta y diré: Esa mujer es lo más estúpido que existe… todos lo pensaran —Mad había bebido mucho, y lo más sensato es que la obligara a quedarse.
—Nadie pensará eso Mad, y te quedas aquí…
—Él viene por mí —dijo mirando su reloj—. No tardará en llegar.
Tomé aire.
—Espero que todo vaya bien y…
—Voy a terminar con él Emi,
Emily. Su sonrisa de picardía solo hizo que mi estómago se incendiara de la emoción y la anticipación, sensación que apretó todo mi cuerpo. Para mí pasaron siglos desde que ese hombre y yo pudiéramos compartir un momento como este, y anhelaba cada segundo porque este auto llegara a su punto, para olvidarme del mundo y de los problemas que aún nos rondaban.Aunque conocía Cambridge como la palma de mi mano, entramos al estacionamiento de una especie de edificio al que ni sabía existía. La iluminación lo hacía ver muy elegante, y no esperé a que terminara de dejar su auto en algún sitio cuando abrí mi bocotá sin esperar, debido a la ansiedad.—Nunca estuve aquí.—Me lo recomendaron, es como un hotel, pero a la vez un casino, también hay una discoteca… de hecho
Alex.La observé por largo tiempo tomando con calma las cosas, había prometido no dejarme llevar por mis emociones.—Sara… —dije ignorando toda su retahíla, por ahora no hablaría de este tema con ella, aunque debía hacerlo en cualquier momento—. ¿Puedes explicarme por qué Bruno no figura en estos papeles?Ella tomó la carpeta y la abrió leyendo con cuidado.—¿Estos son los de Jacob y Tamara?—No, son las demás franquicias en New York a las que Bruno ha asistido solo.—Ammm, sí —levantó la mirada y cerró la carpeta—. Yo, tuve mucho cuidado con esto.Fruncí el ceño mirándola fijo.—¿Cuidado? ¿Cuidado con quién, Sara?, Bruno es mi hermano. ¡Mi hermano! ¿Has pensado en lo que &eacut
Emily.Las cosas no estaban tan alegres como lo imaginé, desde que llegamos a Londres estuve atareada con un montón de quehaceres, arreglando los últimos detalles para presentarnos en una celebración que arreglaron para mí y otros cuatro autores, que como yo, estaban sacando a la venta sus libros de manera física.Luego que nos instalamos en un hotel, dormí todo lo que pude y cuando me levanté desayuné con mucho apuro. Casi me sacaron de la habitación diciendo que debían arreglar mi cabello, las uñas y buscar un vestuario adecuado por orden de Jeremy, y estar lista para esta noche.Extrañaba a Alex con locura, quería que estuviese en estos momentos conmigo y que sus ojos me dieran la seguridad que tanto necesitaba ahora.Andrés y mis padres me habían llamado ayer por la noche, y aunque hice todo l
Alex.Saqué el celular y para mi sorpresa era Emi, pero era imposible tomar ahora mismo esta llamada, así que reprimí mis ojos con frustración. Hundí el botón de apagar y lo volví a guardar en mi bolsillo. Entonces cuando alce el rostro, Sara sonrió y comenzó a venir hacia mí como si su objetivo principal fuera abrazarme y besarme.Justo cuando ella estuvo a punto de llegar, levanté mi brazo y la frené bruscamente, mi mano quedó en su pecho mientras ella cobraba la compostura porque el detenimiento fue bastante tosco.Sus ojos en esta vez, me miraban con preguntas, incierto y… miedo.—¿Alex? —sus labios temblaron un poco y luego dio uno o dos pasos hacia atrás.—Lo sé todo —fue lo único con lo que pude empezar, mi garganta se sentía seca.
Emily.El hombre notó mi cambio de decisión y pasó la maleta a su otro compañero de inmediato. Este abrió la puerta y la echó enseguida y se vino hacia mí.Retrocedí varios pasos, pero fui detenida por el primer hombre que me buscó en el aeropuerto.Él tomó mi brazo y comenzó a caminar conmigo tratando de ser rápido. La gente alrededor no se percataba de mi situación, pero este era el momento de enloquecer si no quería aparecer muerta.Me di la vuelta para comenzar a correr, pero esos hombres eran hábiles y antes de que mi garganta construyera un grito, ya tenía las manos de alguno de ellos en mi boca y estaba siendo cargada, y luego arrojada en esa camioneta.No sé si alguien notó ese despelote, yo había luchado golpeando al hombre y dando patadas hacia todas partes, per
Emily.Fui hasta él tratando de ayudarlo, pero el hombre solo me asomó la palma para que lo esperara unos segundos y se compusiera.Puse las manos en mi boca sorprendida.—M-me… jodiste… no podré darte hijos…Lo miré atónita mientras me agaché lo suficiente para estar muy cerca.—Lo siento —dije avergonzada—. Pero es tu culpa… ¡¿Cómo me haces esto?! ¡¿Te has vuelto loco?!Negó varias veces y luego tomó aire.—¿Por qué besas a alguien que no conoces? Tenemos que hablar sobre eso…—¿Qué? ¡Eras tú!, además ¡no lo sabía!, y estaba haciendo tiempo para hacer… bueno, lo que te hice….No supe como usó su agilidad tan rápido, pero ahora é
Emily.Dos meses después…Desde mi lugar podía observarlos a todos…Veía que sus rostros expresaban emoción y conmoción por las palabras que Alex acaba de decir. No era para menos, esto era un sueño del que no lograba despertar, una situación que por un momento de mi vida vi demasiado lejos, uno que no podía encontrar ni sostener por mucho tiempo en mis manos.Toda mi familia, amigos y conocidos estaban presentes, chocando sus copas y vociferando felicidades… Algunos me abrazaban y otros aplaudían desde lo lejos porque exactamente hoy, estábamos celebrando nuestro compromiso.Alex y yo estábamos oficialmente comprometidos.Y sí, nos encontrábamos en las afueras de Cambridge, muy muy cerca, a solo unos metros de nuestro lago favorito y al aire libre.S
Emily.Siempre he sido partidaria de que cada vez que tus ojos se abren por la mañana se evidencia un milagro, uno, que ocurre de manera tan perceptible que se llega al punto a dejarlo pasar por alto; y en algunos casos, dando inicio al día como si se tratara de una cotidianidad o una manera de vivir de forma rutinaria.«Un día más un día menos»,se piensa.Pero no para mí.Sé que la vida son etapas, altibajos y momentos. Estoy convencida de ello, sin embargo, a mis 23 años siento que la vida ha sido maravillosa conmigo. Aunque tampoco soy ejemplo de una persona independiente, porque aún vivo con mis padres y mis dos hermanos—Andrés y Sara—en la hermosa ciudad de Cambridge, Inglaterra.Es imposible irse, aun cuando hay altercados bastante normales en cualquier familia, ning