Emily.
—¡Buenas tardes! —me anuncio en la entrada, unas ganas de llorar apremiantes me invaden, todo es tan… grande, tan perfecto aquí.
No es un edificio, es una casona al estilo Cambridge enorme, su construcción es antigua, pero está en perfectas condiciones, más bien podría decir que tiene detalles de lujo y todo es blanco con muros de color ocre. Sus persianas van desde el suelo hasta el techo haciendo innecesario una iluminación eléctrica, aunque creo que de noche esto debe verse impresionante.
Todas las áreas de la planta están divididas por vidrios opacos, haciendo que el salón se vea amplio y espacioso. Lo único diferente es una especie de mesanina improvisada al final del salón, donde se refleja una oficina más estructurada de las demás.
¿Cuántas oficinas
Alex.—¿Vienes a pedirme permiso para ir algún lado? —pregunto levantándome de la silla, tratando de adivinar la situación.—¿Qué? ¡No! ¿Por qué piensas eso? —Sara está realmente rara.—Pues parece como si te hubieses arreglado para ir algún lado.—Ammm, no —ella duda—. Solo son cambios que estoy haciendo. Pero si no te gustan yo puedo venir de otra forma.El trabajo de Sara no es de oficina, de hecho, estamos aquí porque la situación lo ha requerido, ella tramita toda la parte legal y las finanzas de la familia, y no me incomoda verla diferente a lo que acostumbro de ella, solo estoy un poco… sorprendido, de hecho, me extraña en demasía.—Olvídalo, ¿cómo va lo de la demanda? —pregunto ajustando mi chaqueta mientr
Alex.A pesar de la rogativa por parte de Sara, al terminar el trabajo decidí por irme. Concluimos exactamente a las once y media de la noche. Sara no había dejado de sonreír en alguna que otra plática, ella parecía otra persona de la que conocí, y definitivamente después de lo que había pasado, rogaba al cielo porque todo esto quedara olvidado.Llegué a mi casa agotado, extenuado del día, y con la mente muy aturdida.El cuerpo me dolía al pensar nuevamente en Emily, a veces me moría de ganas por solo verla, por enviarle un mensaje, por dejarme envolver en las locuras que hacíamos juntos, en cómo nos tocábamos; sin saber que todo esto iba a llevarnos a algo muy diferente.O al menos por mi parte.Suspiré varias veces antes de quedar dormido. Por supuesto teniéndola a ella como &uacut
Emily.La casa estaba vuelta loca, mi hermano cantaba en el baño terminando de alistarse, mientras papá estaba sentado en el sofá de la sala instalado hace una hora ya esperando a que todos decidiéramos salir.En sí, yo estaba lista desde hace unos minutos, pero estaba de pie en el espejo observando en detalle todo, para comprobar si algo hacía falta. Cada vez que movía la mano, esta me temblaba. Estaba aterrada como ningún otro día, tenía más de tres semanas sin ver la cara de Alex, y no sabía muy bien que decir.Quizás estaba hundiéndome en un vaso de agua, quizás él ni siquiera prestaría atención a mi presencia, si algo tenía muy alto Alex, era su orgullo, y sabía que, si no lo hacía desapercibido, lo haría adrede.«No estaré mucho tiempo», me repe
Emily.Algunos amigos de Aroa se sumaron al círculo, Dafne había aparecido de vez en cuando y de repente se hizo la media noche cuando mis padres se despidieron preguntando si iría con ellos.Ammm no, no me fui.Andrés los acompañó hasta el auto, a pesar de la tensión entre Alex y yo, la estaba pasando muy bien. Alex estuvo por todos los lugares hablando con sus demás amigos, compartiendo un rato en cada grupo, pero no obviaba que Sara parecía estar caminando detrás de su sombra. Me irritaba muchísimo su actitud, y lo que más me irritaba es que él parecía contento en la manera como Sara se le acercaba.Entonces vacié la copa en mi boca y le di un tirón a Aroa para que se acercara hacia mí.—Hagamos Karaoke —le susurré mientras ella abría los ojos extasiados.
Emily.Alex se une a mí, y todas mis emociones estallan en pequeñas partículas, las sensaciones son tan grandes que no las puedo tolerar sin hacer lo que el cuerpo me pide, doy besos rudos a Alex por su cuello mientras de su boca salen sonidos y nuestros cuerpos danzan en sincronía y movimiento.Mi amigo también besa mi cuello de forma ruda y de la pura sensación pellizco su espalda deslizando mis uñas por toda ella. Las embestidas comienzan a ser rápidas y duras mientras el cuerpo se me tensa. Muerdo su barbilla, cuello y clavícula mientras él desliza sus manos por mi rostro tocándome los labios.No podré soportar esto por mucho tiempo más, el molino de sensación se va galopando dentro de mi vientre estremeciéndome entera, y aun cuando reprimo mi boca esta se abre para soltar los gemidos que me producen el clíma
Emily.Su grito había despertado a la pareja de inmediato. Ambos cayeron de bruces al despertar y nos encontramos de frente a ellos en la habitación.Mi hermano tenía un bóxer puesto, pero Aroa estaba completamente desnuda, lo que hizo reprimir mis ojos en tono de súplica y que esto no se saliera de control.Siempre supe el eterno amor de Aroa por mi hermano, pero sabía que él no era buen partido para ella, mi hermano era un mujeriego que no sabía amar, ellos sostuvieron una relación corta, pero no duró mucho tiempo debido a la desconfianza que Aroa le tenía y la inestabilidad de ambos.Ahora estaba metido en la cama con ella. Y Alex estaba justo frente a ellos.Aroa se enredó en una toalla rápidamente mientras se interpuso entre mi hermano y Alex gritándole que se calmara.—¡M
Narrador…Alex estaba consternado, por más que trataba de entenderlo, no podía encontrar una explicación para la conducta de Dafne. Ella definitivamente estaba muy extraña, ella no solía realizar ese tipo de acciones, al menos no con él.Aparcó su auto algo torpe y marcó a su teléfono varias veces, pero parecía que tenía apagado su móvil, ya que una y otra vez entraba en contestadora.Desistió algo hastiado, ¿Por qué estaba jodiendose la vida en Él constantemente? Se preguntó.Entonces llegó a su casa, y su exasperación aumentó cuando vio a Sara tomando los portarretratos de la sala y sonreía.Tomó toda la aspiración posible mientras caminó hacia ella.—Sara —dijo bajo y muy serio—. Acaba d
Emily.—Hello baby —dije con una sonrisa.—Hola —respondió como si su voz estuviese apagada.—¿Qué ocurre? —pregunté con el ceño pronunciado.—No es nada… ¿Qué harás ahora?Estaba extremamente cansada, lo que más deseaba era ir a casa y acostarme para comenzar a destilar babas en la almohada, de hecho, solo pensarlo me estremecía el cuerpo de la deliciosura. Pero sabía que Mad no estaba bien.—Pues podemos ir a tomar algo —le respondí—. Así me cuentas qué pasa contigo.—Pues está bien el plan —dijo aún con su voz baja.—Bien, te espero en Harriest—Bien, ¿puedes esperarme unos veinte minutos más?—¿Veinte minutos? ¿No estás saliendo ah