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Dante se sentó en una de las sillas que se encontraban en el hermoso jardín donde se llevaría a cabo la boda. Todos los invitados habían llegado y estaban completamente ansiosos en sus asientos. Las manos del chico de cabello oscuro cayeron sobre sus piernas, aquellas que estaban completamente cubiertas por el pantalón negro del traje. Wendy se sentó a su lado y lo miró por unos segundos para terminar dándole un pequeño golpe en el hombro. Dante negó levemente y bajó la mirada. Todo parecía una broma.

Las palabras de la pelirroja continuaban taladrando su cabeza, su paz mental. Sentía que estaba cayendo poco a poco en un gran abismo. En una oscuridad interminable que parecía querer comerlo por completo. Ella había dicho que no, lo había rechazado y probablemente Dante nunca se perdonaría el hecho de haberla perdido.

Tenía tantas ganas de aferrar

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