Dante azotó la puerta de su habitación y arrojo el anillo de compromiso al suelo. Gritó furioso y golpeó la pared unas cuantas veces solo para terminar de abrir los nudillos que la pelirroja había curado el día anterior. El rostro de Kaylee aparecía en su cabeza una y otra vez. Las imágenes torturaban su corazón y parecían ser pequeñas navajas que se clavaban poco a poco en su débil corazón. Todo había terminado. Kaylee lo había traicionado. No podía dejar de pensar que ella había hecho eso, todo para vengarse de él. Ella le había dicho que se vengaría de él y vaya que lo había conseguido, había arruinado su vida.
Aun recordaba su rostro lleno de lágrimas, sus sollozos y la manera en qué lo había intentado detener cuando intentaba irse. Todo en ella estaba tan presente. El día anterio
Dante se sentó en el gran sofá de la oficina de sus padres. Ambos mantenían un rostro completamente serio y lo miraban como si fueran a asesinarlo en cualquier momento. Su madre evitaba verlo. Dante se mordió levemente el labio y frunció el ceño antes de mirar al suelo y mover nerviosamente sus piernas. Parecía un niño pequeño esperando el regaño de sus padres.— ¿Puedes explicar que mierda has hecho?— dijo su padre. Dante tragó saliva y alzó la mirada hacia su padre.— ¿Qué mierda he hecho?— preguntó él. — Solo he hecho negocios, ¿No es eso lo que me enseñaron a hacer?— preguntó. — ah no... Yo aprendí solo, ustedes no me enseñaron nada. Siempre se preocuparon por Nicolás.Nicolás entró a la oficina de sus padres y miró por un momento el anil
El reloj marcaba las 3:55 AM cuando Wendy encendió la pequeña lámpara de la habitación de Kaylee. La canción de la radio se escuchaba levemente por la habitación, el repentino llanto de Kaylee la había despertado por tercera vez esa misma noche. Kaylee estaba totalmente aterrada con lo que le esperaba al salir el sol, con cada hora que transcurría podía sentir su corazón latir con más fuerza y su estómago hiriéndola aún más. El terror estaba en su torrente sanguíneo y la torturaba cada vez más. Wendy se metió en la cama de la pelirroja y le acarició el cabello con cuidado. La pelirroja se intentó esconder en el pecho de la chica rubia como si intentara entrar en ella y perderse de ese mundo.No se imaginaba al lado de Nicolás, no se veía estando con él en una cama, disfrutando de la vida, paseando por el
Estaba agotada. Los grandes círculos bajo sus ojos estaban completamente marcados y parecían imposibles de borrar. Su madre estaba furiosa por la apariencia de su rostro, su padre ni siquiera la miraba y Wendy no podía borrar la sonrisa de su rostro. Ambas eran cómplices de lo que había sucedido la noche anterior y nadie podría enterarse de lo que había sucedido.Su cuerpo había perdido por completo el miedo que había sentido la noche anterior, estaba completamente relajada y había aceptado su realidad.Amaba a Dante, claro que lo amaba y nadie podría quitarle ese sentimiento. Incluso si se casaba con Nicolás, ella seguiría pensando en el chico de cabello oscuro. Si tenía que besarlo, pensaría en él. Si tenía que mantener relaciones con él, pensaría en él.Dante siempre estaría en su cabeza y eso sería im
Wendy se mordisqueó los labios ante su fuerte nerviosismo. Habían llegado al lugar donde sería la boda y parecía que estarían a punto de presenciar la boda de la reina.El lugar estaba lleno de guardias, lleno de empleados y sobre todo de decoración.— ¿Cómo vamos a salir de aquí?—preguntó Wendy en un pequeño susurro. Kaylee guardó silencio y observó a su madre a unos metros de distancia. Sonrió y chilló al mirar a una mujer frente a ellas.—Hola, soy Lila, estaré arreglando a la novia este día. ¿Quién es la novia?—Yo. —dijo Kaylee.—Entonces acompáñeme. — dijo la mujer. Ka
Kaylee guardo silencio cuando su madre durante minutos se mantuvo gritándole. Nicolás la miró fijamente y suspiró frustrado cuando recordó la gran cantidad de dinero que había pagado por ella, se mordisqueó el labio y comenzó a cuestionarse si realmente había valido la pena haber gastado todo ese dinero por la pelirroja. La pelirroja se llevó una mano al rostro e ignoró por completo las altas ganas de llorar, pegó un ruidoso trago de saliva y se levantó de su asiento.Su madre seguía gritándole y lo único que ella quería era que todo terminara, quería irse a casa. Ya no le importaba terminar casada con aquel hombre, solo quería terminar con todo y alejarse de sus padres. Un segundo golpe fue recibido por su rostro. Los ojos de Kaylee se abrieron como dos grandes platos planos. Su madre la
Dante se sentó en una de las sillas que se encontraban en el hermoso jardín donde se llevaría a cabo la boda. Todos los invitados habían llegado y estaban completamente ansiosos en sus asientos. Las manos del chico de cabello oscuro cayeron sobre sus piernas, aquellas que estaban completamente cubiertas por el pantalón negro del traje. Wendy se sentó a su lado y lo miró por unos segundos para terminar dándole un pequeño golpe en el hombro. Dante negó levemente y bajó la mirada. Todo parecía una broma.Las palabras de la pelirroja continuaban taladrando su cabeza, su paz mental. Sentía que estaba cayendo poco a poco en un gran abismo. En una oscuridad interminable que parecía querer comerlo por completo. Ella había dicho que no, lo había rechazado y probablemente Dante nunca se perdonaría el hecho de haberla perdido.Tenía tantas ganas de aferrar
Dante intentó permanecer tranquilo cuando la mujer de vestido negro tomó la mano de su hermano con una gran sonrisa. Estaba tan confundido que incluso moverle se le hacía confuso. Todos permanecían aún de pie, completamente paralizados con lo que estaban viendo ante ellos. Los padres de Kaylee parecían querer desaparecer de ese lugar y sus rostros pedían a gritos unos cuantos tiros. Todos lucían tan confundidos, aturdidos. Incluso él. Si sus pensamientos eran ciertos, Kaylee tendría que estar huyendo ya, pero no lo hacía. ¿Por qué?Kaylee lucia completamente segura de ella, parecía estar disfrutando por completo de la situación y su rostro demostraba una cierta maldad que Dante nunca había visto en ella. Wendy en cambio mantenía una gran sonrisa en su rostro, una que al igual que Kaylee demostraba lo mucho que estaba disfrutando de la situación.
Kaylee bajó la ventana para poder sentir el aire fresco que corría por la carretera. Gritó totalmente extasiada y presionó el acelerador mientras sentía la adrenalina de la velocidad del auto. Kaylee gruñó cuando su celular comenzó a vibrar en el asiento de al lado. Volteó por un segundo y observó “Mamá” sobre la pantalla. Maldijo en voz baja y con un rápido movimiento sacó volando el celular del auto.—Que buen tiro — se alagó a ella misma para luego reír y continuar conduciendo por la carretera que parecía no acabar nunca. Sacó con cuidado la mano de su hombro roto y creo falsas olas con ella, saboreando de su libertad.¿Es así cómo se sentía la libertad? Porque ella se sentía viva sin nadie que estuviera siguiendo sus pasos, sin nadie que le dijera que hacer y cómo hacerlo. Era