38- Pasión 2

Irving

¡Dios!

Sus besos, su abrazo fuerte y sus besos de nuevo hacen mella en mí.

Sus besos me están haciendo llorar como cuando niño, pero ahora no son lágrimas de dolor, son de felicidad, siento que me besa con amor.

Mi niño interior llora, llora porque siempre repudio esas marcas, porque le dolieron como el infierno, cada golpe dolió, ardía tanto, odiaba sentir su espalda húmeda por la sangre, odiaba las curaciones de las enfermeras y los doctores, odiaba ver lastima en sus miradas. Todo ese odio se volvió rencor hacía él mismo. Ese niño se odiaba por ser tan débil, por no soportar los golpes, por no poder defender a su madre, esas marcas le recordaban su debilidad y su infancia perdida.

Mi niño interior llora porque se está sintiendo en paz con él mismo. Julieta está haciendo que ese niño esté en paz.

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