Las medidas de protección del mago permanecieron en su lugar, el lanzador no sufrió ni la más mínima herida desde el comienzo de la batalla. Los enanos grises comenzaron a sentirse desesperados. Algunos se dieron la vuelta para huir, solo para ser asesinados por las ágiles arañas venenosas. Otros reunieron su coraje y cargaron, pero sus esfuerzos terminaron en vano ya que sus cabezas fueron destrozadas por dardos de energía mágica uno tras otro.

El hechizo esta vez fue Arcane Missile. Los dardos de energía mágica se formarían en las yemas de los dedos del lanzador y se dispararían a los objetivos designados. Cuando los lanza un mago de alto grado, los dardos mágicos pueden incluso perforar una placa de acero de tres milímetros de espesor. El poder era comparable a los proyectiles de pistola que penetraban armaduras a una distancia de cien metros; incluso si no golpearon ningún punto vital, la energía aún era suficiente para perforar la armadura y la carne.

Aren finalmente abandonó la