Los días subsiguientes se me hicieron eternos. La preparación de la exposición ocupaba la mayoría de mi tiempo; para el viernes ya tenía listas las fotos al tamaño necesario para que fueran exhibidas; había diagramado, con una precisión impecable, la ubicación y la secuencia en que debían mostrarse. La folletería de mano, que contenía una introducción a la colección y cada una de las fotos, junto con los carteles con el nombre de la foto, del autor, medidas, técnica fotográfica y precio, estaban terminados. Los afiches de publicidad callejera ya habían sido colocados estratégicamente. Las invitaciones fueron enviadas por “mensajería exprés”. Cada vez faltaba menos y yo comenzaba a sentirme agotada. El recuerdo del beso con Dante no me daba respiro. Cada noche al llegar a casa, salíamos a correr para tratar de
El sábado transcurrió como casi siempre. Nos levantamos tarde, salimos a la acera para que Xander pudiera hacer sus necesidades, y mientras desayunábamos comenzó a sonar All My Life de Foo Fighters. Los sábados tocaba limpieza general, así que dejé la casa reluciente, al compás de los Foo, que me recargaban las energías con su sonido de rock eléctrico. También le llegó la hora del baño a Xander, que se aferró con uñas y dientes al piso para evitar entrar a la bañera. No cedí, y conseguí dejarlo brillante. Almorcé un rápido sándwich de jamón crudo y queso que no sabía nada mal. Me puse lo primero que encontré, un jean, una remera, una camisa a cuadros tipo leñador arriba de ésta y unas zapatillas. Cogí el bolso de la ropa sucia, una bandolera donde met&ia
—Buenas noches señorita.—Buenas noches —dije mientras buscaba mi tarjeta de socio en el sobre. Era negra con un grabado en plateado que citaba El Templo de Hades - Miembro exclusivo Lexy Vázquez. Solo se podía acceder a su interior siendo miembro. De esa forma evitaban curiosos y gente desagradable. El lobby era completamente negro y suavemente alumbrado por tenues luces rojas. El mostrador era de metal negro decorado con llamas, que daban la impresión de movimiento. Una bella morena con el uniforme del local, me recibía con una sonrisa. Le tendí mi tarjeta y tecleé la clave. Ella me confirmó que todo estaba en orden y volvió a sonreírme mientras me devolvía la tarjeta.—Que pase una buena noche —dijo. Al lado de ella, había una puerta que suponía sería un deposito; en frente estaba el guardarropa. Dejé mi chaqueta y me dirig&
El domingo fue grandioso. Tomy y yo disfrutamos de una vista excepcional del Gran Derby español y rematamos la noche con una cena casera en casa.La semana, en cambio, fue caótica. La exposición estaba a la vuelta de la esquina y aún tenía que ocuparme de muchas cosas. Elegir el catering, prepararme para las entrevistas, verificar que la iluminación estuviera correcta, etc. Volvía a casa muy entrada la noche, y caía rendida en la cama. Siquiera tuve tiempo para pensar en Dante y cuánto me afectaba. Lucas me había mandado un hermoso ramo de rosas rojas de tallo largo, junto a una nueva invitación a cenar. Usando de excusa cuánto tiempo me llevaba preparar la muestra, pude librarme de él sin demasiados inconvenientes.El viernes por la noche quedé en encontrarme con Tomy, Caty, Sofi y Marco, en lo de Paco. Cenamos algo ligero y luego me acompañaron a
Mientras más me acercaba a él, más sentía que se me aflojaban las rodillas y que mi corazón latía con más fuerza. Tenerlo frente a mí, me quitaba la respiración. ¿Algún día dejaría de pasarme eso al verlo? Traía un traje gris claro que se amoldaba perfectamente a su cuerpo, una camisa rosa pálido y una corbata negra con rayas diagonales en blanco. Deseé con todas mis fuerzas colgarme de su cuello y besarlo con verdadera devoción. Sus ojos me recorrían entera y sentí que me desnudaba con la mirada.—Lexy, te presento a Mariano Gutiérrez y Dante Navarro —dijo Raquel señalando a cada uno. Le tendí la mano al acompañante de Dante y éste me la besó.—Es un enorme placer conocerte al fin, Lexy. Soy un gran admirador de tu trabajo —dijo en un tono encantador. Mari
El telefonillo sonó y sonó, hasta lograr despertarme. Con la mente algo nublada por el sueño y la resaca, miré la hora (apenas eran las 10:00 am). Maldije en mi fuero interno y me tumbé nuevamente. Volvió a sonar. «¿A quién demonios se le ocurre molestar a alguien un domingo a esta hora?».—¿Diga? —Mi tono era todo, menos “amistoso”.—Entrega para la señorita Lexy Vázquez —tecleé el acceso y me senté torpemente en el suelo. La jaqueca me estaba matando. Xander se me acercó preocupado al darse cuenta que no me sentía nada bien. Me abracé a su cuello y le susurré—: No hagas mucho ruido… mi cabeza es un desastre —nos quedamos así, inmóviles, hasta que los golpes del mensajero sonaron en la puerta. Me levanté con gran esfuerzo y fui a abrir. El adolesce
El viernes a las 6:00 am sonó el despertador. Para las 7:00 ya habíamos desayunado y paseado a Xander. Finalmente llené sus cuencos de agua y comida. Ariana estaba lista, me había pedido acompañarnos y yo accedí. Recogí los bolsos con los elementos que necesitaba para la sesión de fotos y cuando Tomy pasó por nosotras, salimos. Siempre me acompañaba a ese tipo de trabajos. De esa forma podía conocer modelos y yo disfrutaba de su compañía. Manejó por casi 2hs. Había encontrado la locación que deseaba, pero era más apartada de lo conveniente. Llegamos al viejo edificio. Era una fábrica abandonada. Tomamos las cosas y entramos. Ahí nos aguardaban Lucas y todo el equipo técnico, y de vestuario. Al verme llegar, sonrió de oreja a oreja.—¡Buenos días! ¿Cómo has estado? —pregunt&oac
—¡Pero tú estás completamente loco! ¡¿Cómo diablos se te ocurre tratarme así?! ¡¿Dime en qué pensabas cuando decidiste inmiscuirte en mi vida?! —mis gritos retumbaban en la habitación, no había ninguna necesidad de levantar el tono, puesto que solo estábamos nosotros dos, pero estaba muy cabreada.—Cierra la boca Lexy, intentó calmarme —se sostenía con ambas manos al borde del escritorio y miraba hacia abajo.—¡¿Acabas de mandarme a callar?! ¡Tú sí que no tienes vergüenza! —dije mofándome de él— ¡A ver guapo! dime, ¿Quién te has creído tú que eres? ¡Te metes en mis juegos con amigos, me sacas arrastrando y ahora me dices que cierre el pico! ¿Es que acaso careces de toda razón?—¡En este momento no soy due
Luego de sentirlo a él dentro de mí, supe que el sexo con cualquier otro sería insuficiente. Sacó despacio su miembro de mi vagina y por primera vez en mi vida me sentí completamente vacía.—Lexy debemos hablar —dijo después de varios minutos.—Lo sé —respondí enseguida—, pero ahora no. Estoy muy confundida y no puedo pensar con claridad.—Vale. Vamos, te llevaré a casa.—Preferiría tomar un taxi, si no te importa.—Sí me importa. Yo te llevaré.Mientras nos vestíamos, ninguno dijo nada. Todo lo que había pasado fue muy intenso y me sentía completamente agotada. Necesitaba la tranquilidad de mi cama. Finalmente fui yo quien rompió el silencio.—¿El lugar es tuyo? —Era una pregunta un tanto obvia, dado que abrió la oficina sacand