(PARK ETHAN)

—Pero, ¿cómo lo haríamos? —preguntó Ariana, con el ceño ligeramente fruncido y una mirada de genuina preocupación. Se acarició suavemente el vientre, como buscando consuelo en la pequeña vida que crecía en su interior. Yo sonreí ampliamente y puse mi mano sobre la suya, transmitiéndole tranquilidad y haciéndole saber que estaba presente, que la apoyaba en todo.

—No lo sé… —respondí, sintiéndome un poco abrumado por la complejidad de la situación. Me pasé una mano por el pelo, intentando ordenar mis pensamientos. La idea de un matrimonio legal con Ariana y una ceremonia simbólica para nosotros tres era lo que me parecía más lógico, pero sabía que tenía que explicarlo bien para que ambas entendieran las implicaciones—. Podemos casarnos primero contigo, Ariana, legalmente. Eso te daría a ti la protección legal que necesitas como madre de mi hijo, y a él o ella la nacionalidad coreana. Luego, podríamos considerar un divorcio amistoso y, posteriormente, casarme legalmente con