7 años atrás
Adaeze sale corriendo de su casa después de gritarle a su madre que regresaba pronto. Estaba impaciente por ver a Husein, ya que hace dos semanas él partió a Londres a visitar a su madre.
Todo ese tiempo Adaeze había esperado con ansias el momento en el que volvería a ver a su amor platónico. A sus 10 años ya sentía algo por su vecino de dieciséis años, era un sentimiento que para cualquier otra niña de su edad era algo repulsivo, pero para Adaeze no era así. Ella amaba a un niño seis años mayor que ella y aunque sabía que Husein la veía como a una hermana menor, Adaeze mantenía la esperanza de que Husein algún día se fijara en ella y dejara de recordarla como la niñita que dos años atrás había encontrado llorando en la acera frente a su casa después de que ella huyó de su casa cuando su mamá quemó su pierda con una plancha demasiado caliente.
Adaeze impaciente por ver a su amado corrió hasta la casa de Husein que se encontraba a seis manzanas a la derecha de la suya. Era una casa bastante amplia y moderna con paredes blancas, grandes y largos ventanales desde el piso hasta el techo y puertas de nogal.
Los padres de Husein se habían divorciado cuando él era tan solo un pequeño niño de cinco años, pero aún mantenía relación con su madre, que ahora vivía en Londres con su nuevo esposo, a pesar de que Husein vivía con su padre desde el divorcio. Los padres pensaron que Husein no debería pasar por un gran cambio a su corta edad así que se mantuvo junto a su padre en la misma casa donde vivió desde que nació mientras su madre decidió mudarse a Londres después de haber aceptado un empleo en una gran editorial en esa ciudad.
Al llegar a casa de Husein, Adaeze cruzó todo el jardín rápidamente hasta llegar a la entrada de la casa y tocar la puerta con desesperación.
No pasó ni un minuto cuando se escucharon los pasos de un agitado Husein corriendo para abrir la puerta a la niñita que tanto quería y apreciaba. Al abrir la puerta, no hizo falta palabras, solo se abrazaron fuertemente demostrando claramente cuanto se habían extrañado uno al otro.
Nadie podría saber que esa sería la última vez que se verían en 7 años. Nadie hubiera imaginado que se llevarían a una pequeña niña por personas despreciables y sin corazón. Obligaron a una niñita a madurar rápidamente sin ni siquiera dejarle disfrutar de la adolescencia.
Actualidad
Cada noche Husein pensaba en la niña que tanto extrañaba desde que desapareció hace tantos años. Su padre al igual que él se encontraban hipnotizados por sus ojos azules y cabello castaño. Tanto tiempo después y aún seguían pensando en Adaeze y todo lo ocurrido ese día.
Todos los días se preguntaba por el paradero de Adaeze y siempre obtenía la misma respuesta. Jamás volvería a verla y moriría con el vacío en su corazón por haberla perdido.
Desde la muerte de su madre, unos meses después de la desaparición de su amiga, Husein siempre se ha sentido solo, a pesar de que aun cuenta con su padre.
Nunca tuvo la oportunidad de decirle lo mucho que la apreciaba y que hasta cierto punto hasta la amaba de la única manera que una persona de dieciséis años podía amar a una niña de tan solo diez.
Cuando todo su mundo se comenzó a destruir pensó en terminar con su sufrimiento con pastillas para dormir, pero no fue capaz de hacerlo y al final las pastillas resultaron esparcidas en el piso del baño y él llorando como nunca en su vida lo había hecho.
Los dos primeros años después de la desaparición de Adaeze y la muerte de su madre habían transcurrido como un remolino de emociones donde cada día era peor que el anterior. Cuando su padre lo encontró llorando en el piso del baño de su habitación supo que su hijo necesitaba ayuda urgentemente, así que durante meses Husein visitaba diariamente a un psicólogo que lo sacó de la depresión en la que se encontraba.
Husein había mejorado extraordinariamente los siguientes años, pero jamás superó la desaparición de Adaeze. Había tratado de llenar el vacío con alcohol y mujeres, aunque nada de eso había servido.
Le había dicho al psicólogo que dormía mejor desde que se despidió de Adaeze, al ir, al que había sido su hogar y finalmente aceptar que ella jamás regresaría. La verdad era que muy pocas veces dormía más de seis horas en la noche y que solo podía conciliar el sueño una vez que se encontraba agotado físicamente, ya sea después de haber tenido sexo con una mujer que encontró en un bar, ir al gimnasio durante varias horas o simplemente después de haber trabajado sin parar durante todo el día para que el hotel de su propiedad sea el mejor en la zona.
La herencia de su madre había ayudado a Husein a financiar el hotel del que ahora es dueño, con vistas al río Patapsco. Comenzar en ese negocio había sido complicado en un principio, pero hoy en día, Husein se podía jactar de tener uno de los hoteles más visitados en la ciudad de Baltimore.
Husein comenzaba a tener calor, así que con cuidado toma el brazo de la hermosa rubia que duerme junto a él y lo mueve de su pecho para poder caminar al baño a tomar una ducha.
Husein no era un hombre de estar con mujeres todas las noches, pero a veces la soledad invadía cada rincón de su departamento y corría a un bar a conseguir una mujer dispuesta a pasar la noche a su lado.
El agua de la bañera se encontraba helada, pero eso no le importaba a Husein. Solo quería deshacerse de cualquier rastro de la rubia durmiendo en su cama. Ya no recordaba el nombre la mujer, solo sabía que comenzaba con M, tal vez era Mary o Mia.
Sabía que cuando el sol iluminara la habitación la mujer tenía que irse y él nunca volvería a verla. Husein siempre buscaba a extranjeras o turistas con quien tener sexo y de esa manera no volvería a encontrarse a ninguna en la ciudad.
A pesar de haber pasado siete años Husein siempre mantenía a Adaeze en su cabeza y por ese motivo había contratado a un detective privado para que la busque y quizá algún día se podría volver a encontrar con ella.
Se sentía nervioso, ya que en unas horas iría a encontrarse con el detective, quien le entregaría un informe completo de todo lo que había averiguado de Adaeze y su posible paradero. No quería pensar que ella había viajado con su madre a un sitio desconocido y que ella jamás haya tratado de contactarla, no, así no era su Adaeze.
El sol comenzaba a notarse por la ventana de la habitación y Husein sabía que había llegado el momento donde se despedía de la mujer y ambos tomaban rutas separadas. Él tenía que estar a las siete de la mañana en la oficina del detective para recibir el informe y la mujer tenía que simplemente salir del departamento y volver a Indiana. Irónicamente Husein recordaba de donde era la mujer, pero no su nombre.
Mientras Husein se encontraba preparando el desayuno, escucha como la puerta de entrada al departamento es cerrada ruidosamente y se da cuenta de que la mujer ha salido sin despedirse de él. Husein ríe ligeramente al pensar que la mujer no había querido quedarse al desayuno, mientras veía el beicon que preparaba para el desayuno de ambos.
Después de haber desayunado, Husein se viste rápidamente y toma las llaves de su motocicleta. Sale del departamento, caminando directamente al ascensor y baja hasta el estacionamiento en busca de su vehículo que se encuentra aparcado junto a su auto Chevrolet Equinox.
Conduce durante veinte minutos hasta la oficina del detective y una vez que llega al lugar, estaciona la motocicleta, toma las llaves para ponerlas en el bolsillo de su pantalón junto a la billetera y camina dentro del edificio.
Sube las escaleras hasta el segundo piso y busca la puerta con el lema “Damián Reynolds, Detective Privado” en una pequeña placa hecha de plata.
Golpea a la puerta y después de escuchar un “Pase” proveniente de dentro de la habitación, Husein toma aire y se dispone a entrar.
- Señor Fernsby, lo estaba esperando. – Habla el detective en forma de saludo.
Después de un apretón de manos Husein toma asiento en uno de los dos sofás individuales frente al escritorio del detective.
- ¿Tiene noticias de ella? – Pregunta Husein sin perder tiempo.
- Me temo que las únicas noticias que tengo no son buenas, Señor Fernsby. – El hombre se muestra preocupado por la reacción de Husein a las noticias.
- ¿Ella está muerta? – Husein comienza a sentir un nudo en la garganta y trata de no demostrar la tristeza en sus palabras.
- Para serle sincero, no lo sé señor Fernsby.
- ¿A qué se refiere?
El detective se muestra fatigado y suspira ruidosamente. Husein sabía desde un principio que Adaeze podría estar muerta, pero mantenía la esperanza de que no sea esa la situación.
- La mujer no tiene registros académicos en ninguna institución del país. Hay la posibilidad de que se haya mudado a otro país, pero tampoco existe registros de eso. Cuando no encontré nada de ella, me dediqué a buscar a la madre. El problema es que tampoco existe ningún documento de esa mujer. Tanto la señora Mara Williams como su hija no tienen una tarjeta de crédito, registro en alguna institución educativa, carné de biblioteca, teléfono celular a su nombre o algún documento actualizado desde hace siete años.
- ¿Me está diciendo que le pagué para que me diga que no encontró nada de Adaeze?
Husein se mostraba molesto por la situación y comenzaba a pensar que había gastado su dinero en un ladrón que se había aprovechado de su vulnerabilidad en el tema de la desaparición de Adaeze.
- Cálmese señor Fernsby. Después de buscar en todas partes, me di cuenta de que las respuestas tal vez se encuentren en los años antes de la desaparición de Adaeze y su madre. ¿Usted tenía idea de la relación tan estrecha que mantenía la señora Mara con las drogas?
- ¿Drogas? – Husein se encontraba sorprendido, sabía que la madre de Adaeze era violenta, pero jamás imaginó que la razón sería el abuso de drogas.
- Por su reacción deduzco que no sabía de las drogas. La madre de Adaeze no solo consumía heroína, sino que también la vendía. Tenía la teoría de que la señora Williams quizá y huyó con su hija después de haber sido amenazada de muerte por las personas quienes le facilitaban la droga. ¿Estaba al tanto de que la señora Williams golpeaba a su hija?
- No, es decir… - Husein comenzó a pensar en las pocas veces que había visto a Adaeze con los brazos o piernas descubiertos. – Un par de veces la vi con algunos moretones en los brazos o piernas, pero ella siempre decía que se había caído o resbalado en su casa.
- Temo informarle que la mujer varias veces envió a Adaeze al hospital después de haberla golpeado. Usted me contó del día en el que se conocieron. ¿No le pareció extraño ver a una niña con una quemadura en la pierna?
- Si, pero ella dijo que había sido un accidente por haber estado jugando mientras su madre planchaba y creí en sus palabras.
- Esa mujer maltrataba a Adaeze de tal manera que ella tenía un largo historial en el hospital. Una semana antes de la desaparición de ambas, una trabajadora social visitó la casa de la señora Williams, leí el reporte que hizo y dice lo siguiente:
El detective saca una hoja de una carpeta que todo este tiempo se había encontrado sobre el escritorio, pero Husein no lo había notado por los nervios de la reunión.
- Mara Williams no es apta para cuidar de Adaeze Williams debido a las siguientes razones:
1. La vivienda donde se encuentra la menor de edad tiene humedad en las paredes y los pisos se encuentran en muy mal estado, por lo que puede ser peligroso para Adaeze Williams.
2. Durante la visita Mara Williams se encuentra evidentemente drogada con alguna sustancia estupefaciente.
3. Adaeze Williams se halla con moretones en su cuerpo. Presumo sean, por causa de la madre.
- La trabajadora social relata muchos otros motivos más específicos, pero todo se resume en que la madre golpeaba a la hija y se drogaba a diario. Durante el resto de esa semana se aprobó que la niña tenía que ser llevada lejos de la madre y la mujer sería juzgada por maltrato infantil, pero por algún motivo la aprobación para retirar a Adaeze de la custodia de la señora Williams tardó varios días y cuando la policía llegó a la casa, ambas se habían ido.
- ¿La policía nunca las buscó?
- Lo hicieron, pero lamentablemente nunca encontraron rastros de ellas hasta seis años después.
- ¿Qué? Usted dijo que no había encontrado nada de ellas.
- Hace diez meses se encontró un cuerpo en completa descomposición en la bahía de Chesapeake. Solo se halló los huesos y era imposible de identificar de quien se trataba, pero la ropa se pudo rastrear hasta la tienda donde fue comprada y la factura se hallaba a nombre de Mara Williams.
- Sí la señora Williams está muerta desde hace tanto tiempo. ¿Dónde está Adaeze?
- No lo sé Señor Fernsby. La mujer lleva muerte desde hace siete años y lamento decirle que es muy probable que Adaeze haya sido secuestrada y que jamás huyó con su madre, ya que la señora Williams lleva muerta tanto tiempo como Adaeze desaparecida.
Husein sentía como el corazón le había dejado de latir y ahora más que nunca pensaba que jamás volvería a ver a Adaeze.
- ¿Secuestrada? – Su voz se encontraba completamente quebrada. Las ganas de llorar se habían apoderado de su ser y el nudo en la garganta era mucho más grande.
- Lamento informarle de esta noticia señor Fernsby. Me contacté con un amigo de la policía y le supe informar del posible secuestro de Adaeze y como ella aún es menor de edad, las investigaciones comenzaron por averiguar sobre ella.
- Mi padre y yo fuimos a la policía a denunciar la desaparición de Adaeze, pero los policías dijeron que no podían hacer nada porque la evidencia decía que ambas se habían mudado. Sus pertenencias no se encontraban y la madre de Adaeze se había encargado de retirarla de la escuela e informar que ella no volvería.
- Lo sé señor Fernsby, pero con el cadáver de la señora Williams y con la información que proporcioné a la policía de la desaparición de ambas al mismo tiempo junto a las pruebas del verdadero empleo de la madre, se comenzó una investigación.
- ¿Por qué la policía nunca investigo la desaparición de Adaeze si el estado la iba a retirar de la custodia de su madre?
- De hecho, esa es la mayor interrogante con la que me encontré. Al parecer unos días después de la desaparición de ambas el juez que dictaminó que Mara Williams no era apta para cuidar de Adaeze cambio su sentencia y la madre podía mantener la custodia de la hija. Por ese motivo, nunca se buscó a ninguna, ya que la madre tenía todo el derecho de llevarse a su hija a donde quisiese.
- ¿Alguien sobornó al juez?
- Eso parece señor Fernsby, pero me temo que nunca podremos saberlo. El juez murió de cáncer hace más de cinco años y ya no le podemos interrogar.
Husein sentía que la cabeza le iba a explotar, pero más que nunca se propuso a encontrar a Adaeze y no descansaría hasta que vuelva a verla.
- Tengo que encontrarla. – Las palabras le salieron de la boca sin pensarlo.
- Señor Fernsby el caso ya se encuentra en manos de la policía y solo queda esperar para poder encontrar a Adaeze, pero no dude de que lo mantendré al tanto de cualquier progreso que haga la policía. Mi amigo no puede revelar información confidencial del caso, pero cualquier cosa que pueda decirme, le informaré de inmediato.
- Gracias.
Husein no pudo decir otra palabra más, así que se levanta rápidamente del sofá y camina fuera del edificio. Su cabeza dolía y sentía náuseas. La sola idea de Adaeze secuestrada le causaba malestar, no quería creer que todo este tiempo ella había estado secuestrada y él jamás había hecho algo para rescatarla de su captor.
Se sentía impotente e idiota por nunca haberse dado cuenta de las señales de maltrato en el cuerpo de Adaeze. Todas las señales siempre habían estado ahí y jamás las había visto. Adaeze debe estar sufriendo y todo es por su culpa, pensaba.
La ira provoca que Husein patee con fuerza su motocicleta. Algunas personas que caminan por el lugar se espantan por el ruido provocado por la motocicleta chocando con el pavimento. Husein se encuentra furioso, pero trata de tranquilizarse y levanta la motocicleta del piso para después conducir hasta el gimnasio y desahogarse con el saco de boxeo.
Los días parecían eternos y las semanas un infierno sin saber nada de Adaeze. El detective no había llamado ni enviado ningún mensaje con alguna noticia de la investigación. Todos los días Husein se despertaba con la esperanza de volver a ver a Adaeze, pero con el transcurso del tiempo la tristeza reemplazaba a la esperanza. ¿Por qué se sentía así, si ya había estado tanto tiempo sin Adaeze? La respuesta era sencilla. Husein se culpaba por la desaparición de Adaeze y tenía que hacer algo para pedir disculpas a su amiga.Tres semanas sin ninguna noticia habían irritado a Husein y estaba tan cansado de esperar por noticias que había decidido ir a la oficina del detective y preguntarle directamente por Adaeze.Se moría por volver a saber de ella, pero primero tenía que darle la trágica noticia del supuesto secuestro de Adaeze a su padre.Adr
Adaeze Oscuridad y el frío que llega a los huesos es mi única compañía. La desnudez se ha vuelto mi día a día. Ya ni recuerdo la última vez que fui feliz, a sí, fue cuando huía de mi mamá para poder ir a ver al hombre de mis sueños. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde eso? Ya ni lo recuerdo, perdí toda noción del tiempo desde que me encerraron en esta jaula. Tal vez años. Solo noto los cambios en mi cuerpo cuanto esa puerta se abre y un hombre me lleva a una habitación para ser violada por algún viejo depravado que disfruta de golpearme y quemarme con su cigarrillo. ¿Por qué no he huido? Porque la última vez que una de nosotras trató de huir, dejaron su cadáver aquí durante días para castigarnos.Todavía recuerdo la última vez que lo vi, era un cálido día de verano
El asiento del avión cada vez se sentía más incómodo. El hermoso atardecer a través de la ventana se encontraba en segundo plano y el llanto de un pequeño niño a dos metros de distancia no ayudaba con el estado de ánimo de Husein.Su mente divagada una y otra vez con los posibles escenarios con lo que se encontraría una vez que aterrizara en St. Louis.Todo el día se había sentido más culpable que nunca. Sentía que Adaeze le debería odiar y que no tendría la suficiente fuerza como para presentarse ante ella, pero aun así se encontraba en un avión que aterrizaría en diez minutos en la ciudad donde se encuentra la mujer que pensó haber perdido hace siete años.Miles de preguntas se albergaban en la mente de Husein y la culpa se encontraba en cada rincón de su cuerpo.¿Cómo pude ser tan ciego?<
- Escúchame bien niña.El hombre toma mi rostro entre sus manos con fuerza y me inmoviliza contra la mugrosa pared detrás de mí. - La regla más importante en este lugar es: Jamás hablar ante cualquier circunstancia. ¿Entendiste?El miedo paraliza mi cuerpo y asiento frenéticamente con la cabeza. - Muy bien niña. La siguiente regla que tienes que aprender muy bien es: Todo lo que te pida hacer el cliente lo haces. ¿De acuerdo?Por favor, otra vez no. Estoy a punto de vomitar. Hace dos días que salí de un infierno y me vine a meter en otro. - Responde niña estúpida. – Grita. Su puño derecho impacta con mi mandíbula obligando a mi cabeza a girar a la derecha. De nuevo asiento con la cabeza. El golpe me provoca un mareo
Los dedos de las manos de Husein se encontraban entrelazados, cubriendo su boca. Sus codos apoyados en sus muslos y su mirada perdida evidenciaban su preocupación.La Doctora Beaufoy se encontraba sentada en el mismo lugar donde, hace tan solo unos minutos, Adaeze se encontraba perdida en sus recuerdos.- Sé que estás preocupado, pero aquí la cuidaremos bien.Husein no tenía dudas de eso, pero era evidente que Adaeze no quería quedarse en ese lugar. Sabía que ella tenía un motivo para salir corriendo del consultorio de la doctora y tratar de huir del edificio.- Ella no quiere estar en este lugar.- No podemos obligarla a hacer algo que no quiere, pero lo mejor para ella sería quedarse.Su cuerpo tenso mostraba frustración, sabía que lo mejor sería que Adaeze tuviera atención médica, pero no quería irse de la ciudad sin ella.- Per
-Adaeze, feliz cumpleaños.Un enorme pastel de chocolate reposa en medio del gran comedor. El señor Tylor sostiene en sus manos una pequeña bolsa de regalo con su contenido aun incierto.Una mujer de edad madura aparece desde la puerta de la cocina con unas pequeñas velas y un encendedor en las manos.Coloca doce velas sobre la cobertura de chocolate del pastel y poco después, con ayuda del encendedor, todas las velan son prendidas.La mujer se retira de inmediato, parece que trata de correr, pero el pequeño vestido pegado a su cuerpo de color negro y los zapatos de tacón, evitan que pueda correr, por lo que simplemente camina apresuradamente.-Adaeze pide un deseo y apaga las velas. – Dice el señor Tylor con una extraña sonrisa en su rostro.“Deseo regresar con Husein”Apago l
- ¿Quién es la nueva?Un hombre pelirrojo se acerca hasta la jaula que me encierra después de que otro de los cinco hombres en la habitación, señala hacia mí. Sonríe diabólicamente mirándome fijamente a los ojos. Trato de cubrir mi cuerpo ocultándolo detrás de mis piernas, pero es inútil cuando el hombre pelirrojo ingresa a la jaula y extiende su mano para ayudarme a levantar. Evito tener contacto con el pelirrojo, pero de igual manera me levanto y me coloco de pie frente a él sin importarme mi desnudez. - ¿Cuál es tu nombre?La pregunta del pelirrojo me desconcierta, ¿espera que le responda, después de que nos amenazaron con cortarnos la lengua si hablábamos? Dirijo mi mirada hacia el hombre posicionado justo detrás del pelirrojo. S
-Doctor Daft, tenemos un problema.James Daft se encontraba recogiendo sus pertenencias. Era hora de regresar a casa cuando Carlos, un enfermero, había llamado a la puerta de su consultorio.-¿Cuál es el problema?-Hay un hombre durmiendo junto a una de las pacientes rescatadas.James supo de inmediato que hablaba de las pacientes que habían sido rescatadas de secuestro y tenían graves problemas psicológicos.Levanta su muñeca a la altura de su pecho y revisa la hora en su costoso reloj Rolex.-¿Qué? Ya no son horas de visita. Debe retirarse del edificio. ¿De qué paciente se trata?-Adaeze Williams, Doctor.James se toma su tiempo para pensar en el hombre que podría estar junto a esa paciente y no pasa mucho tiempo cuando se da cuenta de la situación. No podía ser otro, que Husein Fernsby en la habitac