Los dedos de las manos de Husein se encontraban entrelazados, cubriendo su boca. Sus codos apoyados en sus muslos y su mirada perdida evidenciaban su preocupación.
La Doctora Beaufoy se encontraba sentada en el mismo lugar donde, hace tan solo unos minutos, Adaeze se encontraba perdida en sus recuerdos.
- Sé que estás preocupado, pero aquí la cuidaremos bien.
Husein no tenía dudas de eso, pero era evidente que Adaeze no quería quedarse en ese lugar. Sabía que ella tenía un motivo para salir corriendo del consultorio de la doctora y tratar de huir del edificio.
- Ella no quiere estar en este lugar.
- No podemos obligarla a hacer algo que no quiere, pero lo mejor para ella sería quedarse.
Su cuerpo tenso mostraba frustración, sabía que lo mejor sería que Adaeze tuviera atención médica, pero no quería irse de la ciudad sin ella.
- Per
-Adaeze, feliz cumpleaños.Un enorme pastel de chocolate reposa en medio del gran comedor. El señor Tylor sostiene en sus manos una pequeña bolsa de regalo con su contenido aun incierto.Una mujer de edad madura aparece desde la puerta de la cocina con unas pequeñas velas y un encendedor en las manos.Coloca doce velas sobre la cobertura de chocolate del pastel y poco después, con ayuda del encendedor, todas las velan son prendidas.La mujer se retira de inmediato, parece que trata de correr, pero el pequeño vestido pegado a su cuerpo de color negro y los zapatos de tacón, evitan que pueda correr, por lo que simplemente camina apresuradamente.-Adaeze pide un deseo y apaga las velas. – Dice el señor Tylor con una extraña sonrisa en su rostro.“Deseo regresar con Husein”Apago l
- ¿Quién es la nueva?Un hombre pelirrojo se acerca hasta la jaula que me encierra después de que otro de los cinco hombres en la habitación, señala hacia mí. Sonríe diabólicamente mirándome fijamente a los ojos. Trato de cubrir mi cuerpo ocultándolo detrás de mis piernas, pero es inútil cuando el hombre pelirrojo ingresa a la jaula y extiende su mano para ayudarme a levantar. Evito tener contacto con el pelirrojo, pero de igual manera me levanto y me coloco de pie frente a él sin importarme mi desnudez. - ¿Cuál es tu nombre?La pregunta del pelirrojo me desconcierta, ¿espera que le responda, después de que nos amenazaron con cortarnos la lengua si hablábamos? Dirijo mi mirada hacia el hombre posicionado justo detrás del pelirrojo. S
-Doctor Daft, tenemos un problema.James Daft se encontraba recogiendo sus pertenencias. Era hora de regresar a casa cuando Carlos, un enfermero, había llamado a la puerta de su consultorio.-¿Cuál es el problema?-Hay un hombre durmiendo junto a una de las pacientes rescatadas.James supo de inmediato que hablaba de las pacientes que habían sido rescatadas de secuestro y tenían graves problemas psicológicos.Levanta su muñeca a la altura de su pecho y revisa la hora en su costoso reloj Rolex.-¿Qué? Ya no son horas de visita. Debe retirarse del edificio. ¿De qué paciente se trata?-Adaeze Williams, Doctor.James se toma su tiempo para pensar en el hombre que podría estar junto a esa paciente y no pasa mucho tiempo cuando se da cuenta de la situación. No podía ser otro, que Husein Fernsby en la habitac
La oscuridad me impide distinguir tan si quiera una sombra. Apenas y puedo mover mi cuerpo y el olor a humedad inunda el ambiente. Trato de escuchar, pero las gruesas puertas de madera me lo impiden.-Está aquí.Escucho la voz de una mujer seguido de unos pasos. el sonido se va acercando y distingo el ruido que hacen unas llaves chocando entre sí.Las puertas se abren por completo y la oscuridad es reemplazada por la intensa luz que ingresa por la ventana a unos pasos en frente de mí.Una mujer entra en mi campo de visión y comienzo a detallar sus rasgos. Su cabello rubio llega hasta sus hombros completamente despeinado. Sus ojos celestes me miran con desprecio mientras sus labios forman una línea horizontal.Sostiene entre sus dedos de la mano derecha un llavero y con su otra mano sostiene la puerta del armario donde me encontraba sentada hace varias h
-¿Adaeze?La voz de Husein me saca de mis pensamientos.-¿Sí?Husein toma mi rostro entre sus manos obligándome a mirarlo.-¿Estás bien?-Claro, ¿Por qué no lo estaría?Trato de sonar convincente, pero noto que Husein no cree en mis palabras.-Llevas una semana evitando a la Doctora Beaufoy y no has querido hablar conmigo de lo que sucedió esa noche.-No hay nada de que hablar. Esa mujer trató de quitarse la vida y me alegro de que no lo haya conseguido.-Gracias a ti Adaeze. Si no hubieras alertado a ese enfermero esa mujer se hubiera desangrado.“Ella pudo haber muerto”-No quiero hablar de eso.Retiro sus manos de mi rostro y trato de girar mi cuello para seguir observando a la pared cuando Husein vuelve acunar mi rostro entre sus manos llevando mi vista ha
Husein caminaba por los pasillos del hospital. Miles de pensamientos inundaban su mente. Se sentía preocupado y le gustaba caminar para despejar su mente.-¿Husein?Husein levanta la mirada y observa a la Doctora Beaufoy a unos pasos de distancia, junto a la puerta de su consultorio.-Doctora Beaufoy. No creí que continuara en el edificio, ya es tarde.-Tenía una cita con un paciente y este colapsó en mitad de la sesión. Tuve que quedarme para asegurarme de que se encuentre bien.La Doctora abre la puerta de su consultorio y Husein camina detrás de ella.-¿Y tú que haces todavía aquí, Husein?-Solo caminaba un poco.-¿Hay algo que te preocupa? ¿Todo está bien con Adaeze?Husein pensaba en si era buena idea hablar con la Doctora y llegó a la conclusión de que ella podrí
Adriano caminaba de un lugar al otro mientras tomaba café de la taza que su hijo le había regalo en su último cumpleaños. Se sentía nervioso y desde hace horas que se encontraba despierto.Había estado dando vueltas en la cama, esperando a que suene el despertador mientras miles de pensamientos rondaban su mente. Se encontraba despierto hace más de tres horas, pero el momento en el que sonó la alarma, había saltado de la cama e ido directo a tomar una relajante ducha de diez minutos.Llevaba un pantalón de color crema con una camisa blanca, le había tomado veinte minutos decidirse si llevar corbata o desechar esa idea. En cuanto tomó una decisión había abandonado la corbata que le había regalado su esposa hace tantos años, sobre la cama y rápidamente había caminado a la cocina a preparar café.Movía los dedos de sus manos mo
El río de sangre bajo mis pies y el miedo que se respira en el ambiente, cada uno de mis pasos se ve interrumpido por el cuerpo sin vida de más y más personas a lo largo del pasillo tirados en el piso como basura. Voy dejando las huellas de mis pies descalzos sobre el líquido rojo.“¡Huye!”Mi subconsciente me pide correr, pero el miedo nubla cada uno de mis pensamientos coherentes.“¡Huye!”No puedo correr, los cuerpos provocarías que tropiece y caiga al piso cuya madera a penas y es visible. Decenas de personas a mis pies con los ojos abiertos y una expresión de terror en sus ojos que la reconozco a la perfección, es la misma expresión que veo en el espejo, en mí.Me paso frente a la puerta de la que solía ser mi habitación y en cinco pasos me encuentro junto a mi cama. La alfombra de al