- Pietro – Lily se sintió ofendida - ¿Cómo puedes decir eso?- ¿Algún día me amarás como a él?- Te amo Pietro – confesó al final- Como desearía que esto fuera más que un sueño, igual que aquella noche – susurró Pietro contra sus labiosAquel cuarto emitía una vibra algo extraña que aumentaba la temperatura de sus cuerpos, y envolvía todo en un manto surreal.Para Lily, no era por el hecho de que recién se despertaba, ni porque Pietro hubiera tomado algo de más. No. Era porque estaban en esa habitación.Y la pasión comenzaba a acariciar sus cuerpos de manera arrasadora, igual que aquella noche, varios años atrás.- No es un sueño Pietro – susurró con la respiración agitadaLos ojos de Pietro se agrandaron por un momento, y luego se entrecerraron antes de besarla.En acto entre sus cuerpos ya era instintivo, y ambos sabían cómo desnudar al otro, así que en cuestión de segundos, ella estaba sobre la falda de Pietro, abrazando su torso desnudo, como tanto había deseado durante todo el d
¿Qué sucedía cuando un gran amor se atoraba en un cuerpo blindado? O cuándo se perdía en las vueltas dentro del laberinto de la mente.Semejante amor perdía el sentido y terminaba ovillado en algún rincón entre las costillas.Aunque Lily lo ignorara, cada vez que respiraba, ese amor estaba allí y dolía.Con el pasar de los días, y las escusas que se repetía que hacían las veces de analgésicos para un corazón inquieto, esa zona donde había reprimido el amor por Pietro, se entumeció.Para Pietro era al revés: a veces punzaba contra su costado izquierdo, otras era como un hormigueo insoportable que no lo dejaba en paz y se extendía justo desde el centro de su pecho, hasta donde su garganta se anudaba últimamente.Porque en él, ese amor aún rondaba, buscando ese lugar para retirarse que él mismo le negaba. Aunque se sintiera en un conflicto constante entre ganar el afecto de Lily y no perderse en el camino, lo cierto era que no terminaba de renunciar a ella. O a sus propios sentimientos.P
El Doctor Nicolás Rocher se retiró del lugar pasado el mediodía, dejando una larga lista de indicaciones y un Pietro destruido.- Papá, ¿Podemos ver a mamá? – suplicó Eva, que hasta ese momento mantenía un rostro sereno pero sus grandes ojos grises, estaban húmedos.Así como Pietro había descubierto que Lilian no haría ningún escándalo, la pequeña había entendido que dirigiéndose a él como su padre, lograba conmoverlo.Él podía adivinar el esfuerzo que su hija mayor hacía para llamarlo de esa manera y junto con el cargo en su conciencia por el estado de Lilian, estaba completamente derrotado.Miró a Eva con los labios ligeramente separados pero no supo cómo responderle- Señor Vermont… - Luis los interrumpió con el ceño fruncido – la Señorita Loren lo espera desde hace dos horasEva miró al mayordomo y a Pietro con la esperanza de que su padre le concediera al menos un minuto con su madre. Cuando ninguno respondió, se impacientó: - ¿Por qué tu puedes verla pero yo no?-Eva… yo… - Pie
Cuando la conmoción se calmó y Pietro dejó de temblar, se estiraron en la cama, enredados en un abrazo. Lily se aferraba al cuerpo de Pietro como si fuera su único pilar en un medio de una semana llena de turbulencias.- Seré papá, de nuevo – la besó con el fervor de la alegría que corría por su cuerpo – Estás embarazadaLlevaba media hora repitiendo lo mismo- Mm – asintió de nuevo – Pietro ¿Me culpas por no decírtelo antes?- Ni siquiera había pensado en eso - Ahora que te lo digo… - No, no podría culparte de nada Lily- Te lo iba a decir, cuando me sintiera lista para hablarloPietro se sentía en una nube, como si la cama debajo de él fuera de algodón y los brazos de Lily una tibia almohada – Los primeros meses ya han pasado y por lo que me explicas, ya no hay riesgo de perdidas espontáneas - Si no me hubieras retenido aquí, no habría podido aferrarme a estos bebésCiertamente, jamás había imaginado que no abortaría, solo había decidido cuidar de las vidas en su vientre hasta q
Samantha entró en el estudio de Pietro con un vestido celeste entallado que resaltaba su busto y lucía sus piernas.- Pietro, mi abogado me llamó, me exige ir a la oficina – comenzó a hablar desde la puerta – le expliqué que tú no me dejas salir de casa porque no es seguro ¿Podrías llamarle y arreglar todo esto por mí?- Hazlo tú misma- ¿Qué…? – no le sorprendía la indiferencia de Pietro, pero no esperaba esa respuesta- Ya puedes irte- ¿De qué estás hablado?- Luca te llevará a tu casaNo. No podía volver a su casa como si nada.Era la última oportunidad que tenía para salvar su vida tal y como la conocía.Había traicionado a Pablo al esconderse en la mansión Vermont con Pietro, además Loren’s Cosméticos estaba al borde de la quiebra y la única manera de mantener a los inversionistas a raya, era sosteniendo una relación que nunca tuvo con Pietro.- Pero, dijiste…- Sé lo que dije- ¿Es por lo del beso del otro día? – le preguntó, nerviosa- Luis – habló por lo alto, ignorándola- P
En un abrir y cerrar de ojos, todo se vino abajo y luego solo hubo oscuridad.Cuando la mente se agota, necesita más tiempo para descansar de lo que el cuerpo generalmente se toma y Samantha durmió dos días enterosDe todos sus errores, el peor fue creer que siempre ganaría.Para ella, la rueda de la fortuna había girado a su favor luego del accidente de su padre, y como todo adicto a los juegos de azar, creyó que su suerte sería infinita.Como un torbellino, intentó llevarse la vida por delante como si fuera una gran hazaña descansar sobre el poder del dinero.Lo que quería, lo tenía, sin importar los medios que tuviera que usar para conseguirlo.Y en fondo, siempre quiso todo lo de Lilian.La imagen de Lilian en los brazos de Pietro quemaba en sus retinas. Después de tanto dormir, despertó agotada, como si toda su energía hubiera sido drenada.Quizás, si hubiera reflexionado a tiempo sobre sus capacidades, no habría sido tan ambiciosa.Pero no lo admitiría jamás, porque para Samantha
Pietro miraba a Lily que dormía recostada sobre su pecho.Era la primera noche que pasaba allí, siendo totalmente consciente de sus acciones.Eva y Emma no protestaron cuando les dijeron que Pietro se acomodaría en ese sector de la mansión y eso aún pinchaba en el centro de pecho.Estaban tan acostumbradas a sus idas y vueltas, que ya no preguntaban, no cuestionaban y simplemente, no querían saber más nada de ellos.Lily sostenía que, de a poco, podrían ir trabajando la relación entre ellos y aunque estaba algo ansioso, esperaría lo que fuera necesario.Era bueno en eso.Había esperado años para contemplar a Lily en sus brazos de esa manera, por supuesto que esperaría todo lo que sus hijas necesitaran.En el peor de los casos, llegarían a los treinta sin hablarle, pero a esa edad podría explicarles cosas que aún no.Lily se movió, deslizando su mano por todo su torso, haciéndolo estremecer.Al trabajar las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, estaba acostumbrado a
- Pietro – Lily lo llamó desde la terraza, ajustando su bataÉl no le temía a Pablo, pero la idea de que algo pudiera pasarle a su mujer o sus hijos, lo paralizaba.Lorenzo llamó la atención del hombre – ¿Ibas al psiquiátrico?- ¿Qué sucede? – insistió Lily- Es Pablo – respondió Pietro- Es hora – sentenció LorenzoQuizás, habría una manera de terminar con todo aquello sin exponer a Lily ni a sus hijas.El pálido Pietro miró a su esposa, en su interior, temblaba como una hoja.- No – aunque así fuera, necesitaba un poco de tiempo, solo una hora, para besar a su esposa y despedirse de sus hijas- ¡No hay otra manera! – insistió LorenzoClaro que lo sabía, pero si iba en ese momento al psiquiátrico, si saber cuánta gente tenía Pablo, con la inestabilidad que tendrían después de esa llamada, no había manera de prever si él mismo podría salir ileso.Pietro golpeó la puerta del auto que ni siquiera encendió, cerrando con un fuerte estruendo y se apresuró dentro, dejando a Lorenzo atrás.Lo