Lily había ignorado por completo todo lo relacionado con Rubens y Loren’s cosméticos con todo lo ocurrido con el retorno de Pablo y de su secuestro.

Al prender su teléfono, la fantasía de vivir en una utopía que se había formado desde que despertó allí, se reventó como si no hubiera sido más que una burbuja de jabón.

Se acomodó en la cama al lado de Pietro con un bloc de hojas en blanco, un lápiz y una regla.

- ¿Mamá vas a trabajar?

- Si Emma, tengo que enviar a Rubens unos bocetos

- ¿Quieres que te ayude? - Eva la miraba expectante

- Me encantaría - le entrego un par de hojas a cada niña - deben pedirle a Luis más lápices, no son de los que usamos en casa para trabajar, pero sirven

- ¡Yo voy!

- Emma, no corras

- Mamá, ahora que estamos solas - miró a Pietro que descansaba con el rostro sereno - ¿Qué es jugar a la casita?

- Es jugar a la mamá - respondió insegura

- ¿Por qué el tío Matt dice que están jugando a la casita con Pietro?

- Es un chiste de adultos - toco la punta de la nar