Media hora después, salimos de la autopista y conducimos otros veinte minutos por un camino rural. Finalmente, llegamos a un pequeño restaurante que tiene un letrero hecho a mano que dice "Barbacoa de Jimmy" con la silueta de un cerdo debajo. Hay algunos otros coches en el estacionamiento, pero no parece un lugar que siempre esté muy ocupado.

"¿Te vestiste así para comer barbacoa?", pregunto señalando a su traje.

Él solo sonríe mientras sale del coche y le da la vuelta trotando para llegar a mi lado y abrirme la puerta. "Te va a encantar este lugar. Lo prometo".

Una mujer de baja estatura y rellena con jeans y un suéter azul de gran tamaño nos saluda. “¡Bronx! Cuánto tiempo sin verte, cariño. Esta debe ser esa adorable esposa que vemos en los periódicos".

“Hola, Shelly. Sí, esta es Kas. Pensé que era hora de traerla a mi lugar secreto”. Él sonríe y le da a la mujer un gran abrazo. Respiro profundamente y no dejo salir el gruñido que se forma en mi interior ante la interacción. Hay