—Señor ¿Por qué estamos aquí? —inquirió un hombre mayor de traje negro.
—Viejo Albert no te preocupes, el venir aquí es parte de mi plan.—No le entiendo señor, Ryan dijo lo mismo, pero no entiendo cómo esto puede funcionar, este lugar solo ha traído desastres.—El desastre de este lugar se llamaba Luciano Lombardi y gracias al resentimiento de una mujer despechada y herida comenzó a tejerse la venganza perfecta para que la sangre Lombardi corra.—Esto no terminará bien señor, no es bueno cobrar venganza. —Acotó el anciano en tono preocupado, tenía un mal presentimiento de lo que iba a suceder en ese lugar.—Luciano Lombardi fue un traidor y creyó que esto se podía volver algo que podías barrer y dejar bajo la alfombra y fingir que nunca existió.-Flashback-Frederick Cruz era un hombre ambicioso, era bien sabido por todos a que se debían sus negocios, además el hombre no se molestaba en ocultarlo.<—Artemis.Llamó a su hermano, no esperó la orden que este le haría para llegar al laboratorio abandonado.—¡¿Que mier...?!—Al carajo tu señal Artemis no te voy a dejar solo en esto. —Espetó el rubio saliendo de su auto.Se adentró a la vieja fábrica, antes de salir había esperado una orden pero su paciencia e incertidumbre le ganaron, para helios la paciencia no era su din más destacado. —Helios ¿Tan difícil era esperar? —cuestionó Artemis frustrado por la imprudencia de su hermano menor.—Ya déjate de estupideces esa gente no está para tus planes, no les temblará el pulso a la hora de dejar tu cuerpo lleno de agujeros. —Soltó el rubio sin delicadeza. Ignorando a su hermano se acercó a la puerta del edificio principal, la estructura se veía deteriorada por el incendio y el pasar de los años.El pelinegro murmuró unas maldiciones molesto por la imprudencia de Helios, siguió al rubio hasta la entrada.—¿Supiste lo que pasó aquí?—Según se fue un accidente. —Respondió Artrmis la pregun
Tabita tenía a Artemis apuntado mientras corría Al escuchar el grito de Ángela, el pelinegro salió en su búsqueda. —No lo harás. —Helios tomó a la rubia por sorpresa, inmovilizandola para quitarle el arma. —¡Quítame las manos de encima imbécil! —Hasta crees. —Respondió Helios afianzando su agarre con Tabita. Un disparo hizo que el rubio soltara a Tabita. La rubia se alejó rápidamente al sentir el peso del hombre sobre su cuerpo. —¿Lo mataste? —musitó Tabita con sus ojos abiertos como platos. —No importa ahora vamos, de lo contrario moriremos carbonizados aquí. —Pero Eddi el dinero no podemos irnos sin el dinero Frederick...—¡Al carajo Frederick y el dinero si no quieres morir aquí muévete no tenemos mucho tiempo! —Bramó Edward irritado por la ambición de Tabita. —Si salimos sin el maletín Frederick nos matará genio. —Frederick mandó a su hijo a incendiar este lugar ¿Enserio crees que le importa el dinero? —Pero... —¡Carajo Tabita vamos no hay mucho tiempo! —gritó Edwar
Se preguntaba ¿Cómo explicar a los pequeños lo que le pasaba a Helios? Los niños insisten mucho y preguntan donde estaba su padre. —Helios. —Susurró la pelinegra recostando su espalda en la fría pared del pasillo del hospital.—Gabrielle. Alzó la mirada buscando a la persona que le habló. —Señora Valentina. —Musitó sin ánimos. —Hija descansa llevas toda la noche y parte del día en esto...—No me iré. —Respondió la pelinegra decidida. —Los niños está mañana me preguntaron por ti y por Helios, están preocupados, los mellizos están pequeños pero aún así preguntan pero Selene ya es más grande y no para de preguntarme por su padre, anoche se quedó en tu cama. —Sol...—Solecito es una niña muy madura —dijo la pelirroja esbozando una sonrisa de boca cerrada—, creo que tú cómo psicóloga podrás explicarle a los niños y en especial a Selene, lo que está pasando con Helios la niña no para de hacer preguntas
El amanecer estaba próximo dormía tranquilo y eso me calmó mucho Artemis a pesar de nuestra conversación de anoche no dejaba de sentir culpa, descansaba su cabeza en su cálido pecho, sus latidos lograban aún después de tanto tiempo llenarme de una paz infinita paz, una paz que en este momento de verdad necesitaba aunque sea solo un momento. Intenté levantarme con cuidado de no despertar a Artemis, cuando ya estaba por salir de la cama, unos fuertes brazos me tomaron de la cintura haciéndome volver a la cama. —¿A dónde pensabas ir? —Pensé que dormiría un poco más mi príncipe helado. —Dije con coquetería. —Aún no respondes mi ángel. —Primero iré a ver a nuestra pequeña Lara, ya debe tener hambre, luego me ducho para irme al hospital hoy dan de alta a Emily y quiero estar con Gabrielle no quiero dejarla sola en un momento así. —Tienes razón yo iré contigo. —Pero Artemis...—No Ángela, no me pidas que me quedé aquí yo debo estar con mi hermano, también. —Entiendo, bueno en una hor
Habían preparado todo para que despertara del coma al que se le indujo, todo estaba listo para ir bajando las dosis de sus medicamentos y así el rubio fuera despertando. —El pulmón ha comenzado a mostrar avances señora Lombardi está por despertar en cualquier momento. —Muchas gracias doctor. El médico tomó de nuevo la historia del paciente para hacer unas anotaciones —Bueno en un momento vuelvo a ver al paciente. —El médico se retiró dejando sola a la pelinegra. —Despierta bello durmiente —susurró la pelinegra acariando la mejilla del durmiente rubio—, vamos Helios por favor. -Flashback- —Inducir un coma ¿Pero por qué? —cuestionó Gabrielle levantándose de la silla. —Es necesario Helios debe estar en reposo absoluto y no forzarse de lo contrario colapsaría. —Pero dijo que estaría bien...—Gabrielle estará bien ve esto como una solución, el doctor dice que con el coma inducido Helios no hará esfuerzo y...—Ángela eso puedo entenderlo ¿Pero por qué ahora y no antes? —Ya le ex
Seis años después. Desperté porque sentía mucho peso a mi alrededor, intenté levantarme pero fue imposible con los dos bultos que no me dejaban moverme con libertad. —Mi principe helado ¿Estás despierto? —pregunté bajito para no despertar a los dos bultos a mi alrededor. —Si mi ángel estoy despierto hace rato. —Respondió Artemis en un tono bajo de voz. —¿Puedes hacer el desayuno? —pedí de manera tierna a Artemis—, es que no quiero despertar a las niñas.El pelinegro alzó una ceja no muy convencido, del alegato de su esposa a no querer hacer el desayuno. —Tienes razón mi ángel yo le haré el desayuno a mis tres princesas, en vez de ir a el lago, en casa de Nicholas y Rose nos quedaremos en casa todo el día en la cama.Dijo aquello para comprobar si cierto par de niñas rubias, seguían dormidas de verdad. —¡Estoy despierta yo quiero ir al lago! —exclamaba la pequeña Lara haciendo pucheros. —Caiste en la trampa de papá Lara, eres bien mensa. —Reprendía una ceñuda Emily a su hermana m
Emily se separó de sus primas iba camino al lago, siguiendo a cierto chico de cabello rubio platinado, pero no sé percató que su pequeña hermana la seguía, hasta que la niña pisó una rama quedando al descubierto. —¿Qué haces aquí Lara? —preguntó la rubia mayor, bajito para que Lucien no la escuchara. —Lo mismo que haces tú aquí. —Respondió la pequeña Lara sacando su lengua con burla.—Vete con las demás yo ya regreso. —Ordenó Emily irritada. —¿Qué vas hacer hermana? —inquirió la rubia pequeña Emily ya irritada por su hermanita, sólo quería estar un momento sola y ya siendo honesta, ni ella sabía que estaba haciendo ahí, solo sabía que no quería irse. —¿Qué hacen aquí niñas?—preguntó Lucien, él creía que a esta hora el lago estaba solo, para nadar tranquilo un rato. El plan de Emily de mirar a Lucien desde lejos, oficialmente estaba arruinado, notó la toalla en los hombros del muchacho y supo exactamente qué decir. —Vi...vine a nadar p...pero mi hermanita, me siguió. —Decía una
—Ya cálmate Angie al menos en este momento, lo menos que quieres es que Emily lo sepa ¿Verdad? —cuestionó Mía sentandose en la orilla de la cama junto a su hermana menor. —Si pero...—Pero nada Ángela —reprocho la mayor de las hermanas—, deja de actuar como demente si, llamaras más la atención y aunque creas que no te entiendo, si te entiendo esa mujer no merece estar en libertad. —Se adelantó Mía a lo que su hermana alegraría. —Si Mía está bien. —Respondí meditando en las palabras de mi hermana, dandome de cuenta que tenía razón en sus palabras. —Se puede. —Vico pasa, claro que puedes. —Dije al ver a mi prima en el umbral de la puerta. —Me enviaron por ti linda, al parecer tu hija cree que estás molesta. —Bueno las dejo solas chicas tengo un montón de cosas que hacer. —Dijo Mia poniéndose de pie. Mía salió de la habitación dejando a Ángela en compañía de Victoria. —¿Y bien? Linda ¿Qué te ocurre Angie? —inquirió la rubia de corto cabello rubio cenizo, conocía a Ángela como