Giorgia la siguió tras Vittoria dando tumbos contra las paredes con la visión borrosa y los movimientos pesados y aletargados, se detuvo justo en la puerta de la habitación. Se sentía como el demonio, pero se había propuesto no dejarla escapar, anhelaba ese dinero más que a nada en la vida y estaba demasiado cerca de obtener todo con lo que había soñado siempre.— Déjame ir Giorgia, déjame ir y te juro que no me volverás a ver en tu vida, si es dinero lo que quieres ya lo tienes, ¡Desapareceré y no sabrás nada más de mí!— No te irás, ¿Crees que soy estúpida? El abogado ya me informó de lo que hiciste con las firmas, y ya me encargué de eso también… ¿Pensaste que podrías contra mi Vittoria?, pues no, debes saber que esas propiedades ya están en manos de Carlo, y que por má
Cuando Francesco abrió los ojos estaba sobre el sucio suelo, con las manos atadas bajo la mirada escrutadora y amenazante de Antonio Russo.Al principio no daba crédito a sus ojos, pensó que era solo el efecto del duro golpe recibido en la cabeza.« ¡Carajo! ¡Ya estoy viendo a este tipo por todas partes! », pensó, « En serio voy a tener que ir a terapia para sacarlo de mi cabeza, ¡Ya estoy obsesionado con esto! »Pero cuando el policía abrió su boca y dejó salir ese vozarrón de macho alfa, Francesco comprendió que estaba en serios problemas.— ¡No sé cómo coños siempre te las arreglas para meterte en problemas Francesco! ¿Qué carajos hiciste ahora? — Bufó el policía con el rostro desencajado — En serio, ¡Eres como una patada en las bolas!— Yo… yo no he h
Carlo estaba afuera como perro con pulgas, llamaba al hospital para saber de la condición de Giorgia, de pronto comenzaba ella a ser una carga, pero no se atrevía a tomar decisiones unilateralmente hasta no estar segura de su condición.La conocía bien, y si era cierto que sin ella nunca se le habría ocurrido el maravilloso plan de retomar su estatus económico a través de Vittoria, también era cierto que ya comenzaba a cansarle que ella fuera la maestra de todo, y él estuviera relegado a obedecer sus órdenes.— Permanece estable — Le dijo la enfermera desde el otro lado — Necesitará reposo y buena alimentación para recuperarse, perdió mucha sangre, pero le están haciendo transfusión, así que solo será cuestión de un par de días para que se recupere— ¿Y la herida fue muy profunda?— No ta
Esta última declaración del subalterno de Russo lo dejó pensando. ¿La historia volvía a repetirse? No podía ser cierto, la primera vez él mismo había apresado a la verdadera víctima, y esta vez se iría con pies de plomo, parecía que todo el que estaba cerca de Francesco Romano sufría de alguna manera, ¿Sería el hado? Tal vez, no podía asegurarlo, pero de que algo raro pasaba ahí, eso sí era cierto.— Señor, ¿doy la orden para que los rastreen de inmediato? Deben estar cerca, podemos hallarlos si nos movemos pronto.Antonio se sintió entre la espada y la pared, no podía crear dudas sobre su profesionalismo e imparcialidad, pero estaba seguro de que ni la chica ni Francesco eran culpables de nada, así que no podía pedir que dejaran la búsqueda para después.Miró a su alrededor y
Francesco seguía tratando de salir del atascadero vehicular. El trancón estaba de terror y su auto deportivo era demasiado llamativo como para seguir en él, odiaba la idea de tener que dejarlo en algún lugar y seguir a pie, pero en ese momento parecía ser la mejor opción.Ya el equipo especial de búsqueda le seguía la pista, Flavio y sus hombres estaban como perros de caza olfateando cada pista y se aproximaban por la autopista con rumbo al espantoso trancón vehicular, estaban seguros de que no había podido sortearlo todavía.Francesco también debía deshacerse de su ropa ejecutiva, estaba en una zona con mucho movimiento deportivo y su atuendo prácticamente gritaba a lo lejos, así que se quitó la corbata y la dejó con el saco en el auto, sacó la documentación y algo de efectivo que traía siempre en la guantera y dejó la llav
Vittoria abrió los ojos y sitió como algo la olfateaba con insistencia, de pronto el animalito peludo lamió su rostro y se le quedó mirando. — ¿Y quién eres tú? — Preguntó tocando a la cosita peluda y graciosa — ¿De dónde saliste? — ¡Terry! ¡Terry! — Escuchó a lo lejos la voz infantil que llamaba a su mascota — ¡Terry! Vamos, ¿Dónde te metiste? ¡Perro malo! — Mmm… con que Terry, ¿He? Vas a tener que irte perrito, no quiero que me vean por tu culpa, vamos, vete, ¡Vete! El animalito se sentó sobre sus patas traseras a mirarla, moviendo sus orejitas como prestándole atención. — Lo que me faltaba, ¡Ser atrapada por culpa de un pulgoso…! a ver perrito, eres muy lindo y todo, ¡Pero necesito que te vayas con tu dueño! — Le dijo mientras se incorporaba pesadamente, se sentía débil y la cabeza todavía le daba vueltas. — ¡Terry! ¡Terry! — Seguían llamando al bendito animal y él pulgoso nada que se movía. Vittoria decidió q
Antonio respiró profundo después de emitir unas cuantas maldiciones mentales contra Francesco luego de haber visto en su imagen de salva pantallas una fotografía de Allegra y Francesco junior, una que seguramente la obtuvo de las redes, y procedió a ver los mensajes de texto que estaban llegando a nombre del doctor Locantore.“Francesco, acabo de encontrar a la chica que atendí la otra noche, la joven que usted golpeó con el auto”.— ¡Bingo! Ya apareció… — Se dijo Russo para sí mismo.— ¿Quién apareció? — Era Carlo Santoni tras su espalda.— Nadie, mi gato… estaba desaparecido… — Contestó de mala gana — ¡Equipo, debo retirarme, hay algo que debo atender, les agradezco mantenerme informado y no dejar ingresar a nadie dentro del departamento!— ¡Pero es mi casa! ¿
Francesco se asomó a fuera para ver donde estaba el todo terreno de Russo, lo vio estacionad a menos de una calle y bajando la visera de su gorra beisbolera corrió hacia el auto. Se subió y de un tirón cerró la puerta.— ¿Hacia dónde?— Clínica San Angelo.— Se dónde es… — Apretando el embrague y poniendo la palanca de los cambios en primera.El vehículo recorrió un buen tramo solo con el sonido natural del motor que ronroneaba como un felino bien entonado hasta que Russo rompió el silencio.— ¿Por qué tienes una foto de mi familia en tu móvil? — Preguntó Antonio sin apartar la vista de la vía.— También es la mía… bueno, lo era hasta el divorcio, esa foto es vieja, debe tener más de un año… no tengo una buena foto de mi hijo conmigo,