Estoy bastante animada y debo reconocer que en gran parte es mi culpa; me bebí yo sola la botella completa de vino blanco y sin duda eso dejo consecuencias en mi cuerpo, por lo que todo a mi alrededor da vueltas. Pero también contribuyo a mi estado actual que Kenneth me estuviera coqueteando de forma tan descarada, sus miradas me tenían cardíaca a punto de un colapso. Y yo que había pensado que hablarle de Liza le haría bajar los humos pero resulto al contrario, sus ganas de seducirme aumentaron.Y eso me llevaba a pensar hasta que punto todo esta tensión entre nosotros era real. ¿Acaso él podía estar mintiendo? Pero la verdad es que cada vez que estábamos juntos la química entre ambos hacia de las suyas.—No quiero que Mike me vea en este estado —murmure con dificultad sintiendo la lengua un poco pesada.Deje caer mi frente sobre mis antebrazos que estaban apoyados sobre la mesa.—Creo que en eso estamos de acuerdo —escucho decir—. Si te ve así, seguro piensa que yo lo hice a propósi
En estos momentos no podría expresar con palabras todo lo que estoy sintiendo al ser besada por Kenneth. Es algo que raya entre lo absurdo e irreal porque, ¿cómo se puede sentir tanto y tan profundo por alguien a quien apenas estas conociendo? No encuentra una explicación lógica a toda este amasijo de emociones que él despierta en mi y si antes solo una mirada me ponía frenética, ahora sus labios terminarían por enloquecerme.La noche ha caído por completo pero nosotros seguimos tirados en la manta sobre la arena con el ruido de las olas ambientando la escena; su cuerpo encima del mio y mis manos presas por las suyas por encima de mi cabeza. Mi respiración es errática por el ritmo sin tregua que llevan sus labios pero no me importa, porque cada una de sus lamidas a mis labios me llenan de oxigeno, me llenan de vida. Mi piel arde en cada rincón y mis manos queman de ansias por tocarlo, por acariciarlo. Quiero enredar mis dedos en sus cabellos negros, quiero sentir su cuerpo sin reparos
— ¿Estas segura de querer quedarte aquí esta noche?Veo a mi alrededor y asiento.—Mi hermano pondrá el grito en el cielo porque no llegue a dormir y mi madre ni siquiera notará mi ausencia —respondo tomando la taza de té que me ofrece. Estoy sentada en uno de los sofás de su bungalow, envuelta en la misma cobija del otro día—. Es muy tarde para que manejes de vuelta al south Yarra.Toma asiento junto a mí con una taza de chocolate caliente para él; hago un puchero y ríe de mí.—Deberías por lo menos avisar que te encuentras bien —bebo de mi taza y él igual—. El pobre de Mike debe estar muy preocupado por ti. —Querrás decir por su trabajo que es muy distinto —rectifico y se encoge de hombros—. Aunque dudo mucho que Úrsula lo eche por haberme perdido de vista.—Sigo sin poder creer que tu madre y tú se lleven tan mal.—Créeme, yo tampoco lo hacía hasta que después de muchos desplantes y su gran desamor, deje de luchar por algo imposible —lo mire—. Mi madre no me ama y yo he
Desde que conocí a Kenneth Lawler los recuerdos de mi relación con Jair se anularon completamente de mi mente, pero al estar así de forma tan intima con mi ángel de ojos grises, tirados sobre el piso de madera de su sala, respirando agitados y satisfechos luego de habernos masturbado; no puedo evitar pensar: ¿Qué fue lo que realmente sentí por Jair Garrett?Por mucho tiempo me convencí de que lo amaba, que por él seria capaz de dar mi vida sin pensar en las consecuencias; en mi necesidad de afecto y aprobación cometí el grave error de idealizar la atención que me daba. Y solo basto con un error para que su imagen perfecta se me cayera del pedestal tan alto al que yo misma lo subí y como si nunca hubiera sido real, mi amor por él desapareció.Quizás reprimía mis pensamientos sobre él porque recodar su traición dolía y quemaba mi orgullo herido.¿Acaso no valía la pena amarme?—Estas muy callada, princesita —la voz de Kenneth me saca de mis pensamientos—. ¿En qué piensas?Una de sus man
— ¿Qué pasa? ¿Te quedaste sin palabras o te comieron la lengua los ratones?No me atrevo a asomarme de nuevo; así que, no sé qué cara debe tener Kenneth en estos momentos.—En absoluto, señora Krantz —escucho de nuevo la voz de mi ángel y se nota bastante tensa y ruda—. La verdad me tiene sin mucho cuidado quien sea usted. Si tiene dinero o poder, eso no la da ningún derecho de llegar aquí, a mi casa, queriendo dar órdenes.Ahogo un jadeo; no puedo creer lo que escucho, Kenneth ha desafiado a Úrsula.—A ver, deja que te explique nuevamente porque creo que no has entendido nada —quiero asomarme hacia el pasillo, pero no quiero arriesgarme—. Bajo ningún concepto he venido a este… hum, ¿Cómo decirlo que no suene ofensivo? Tal vez cuchitril —mis ojos se abren—. Mejor dejémoslo en casa. Bien, yo no he venido a esta casa a dar órdenes. Si me he tomado la molestia de venir hasta aquí, dejando de hacer cosas mucho más importantes, es poque no quiero que mi empresa y mi marca se vean involucra
— ¿Estarás bien, princesita?Miro a mi lado Kenneth, sentado en el asiento de piloto de su auto; suelto el cinturón de seguridad, ya hemos llegado a la sede de la casa de moda Krantz.—Eso espero, ángel —le tomo la mano que reposa en la palanca de cambios; sonrío—. Ya estoy acostumbrada a lidiar con la furia y el pésimo humor de mi madre.Alza su mano y la enlaza con la mía, llevando nuestras manos unidas hasta la altura de su boca donde me besa con delicadeza los nudillos mientras me mira con algo que no puedo definir pero que logra acelerar mi respiración.— ¿Por qué me llamas ángel?Volteo un momento viendo por el vidrio trasero y compruebo que mi guardaespaldas sigue detrás de nosotros; nos ha seguido desde que salimos de la casa de Kenneth, después de haber pasado toda la noche esperándome.—Porque eso eres en verdad para mi —vuelvo a mirarlo—. Apareciste de la nada, como caído del cielo, aunque maldiciendo —él voltea los ojos; yo me rio—. Sin saber nada de mí, asumiste mi situac
—Y yo no estoy dispuesta a soportar uno más de tus insultos —la encaro soltándome del agarre seguro de Nina—. Estoy tan cansada de que vivas juzgando cada maldita cosa que hago. ¿Desde cuándo estos arranques, madre? Si hasta hace nada te importaba tan poco lo que hiciera.Su postura se mantiene estoica, inalterable y me atenaza el impulso de decir algo hiriente para hacerla perder la compostura como la vez que me golpeo en casa.—Y sigue importándome poco, Gigi —sus ojos demuestran una chispa burlona que escuece—. Pero después de tu ultima hazaña, me queda claro que mi inteligencia no la heredaste.Quiero golpearla, y el reflejo de mi mano alzándose lo deja claro, aunque ella no parece sorprendida mas bien divertida por mi falta de tolerancia a sus ofensas.No puedo olvidar que es mi madre, la peor del mundo, pero fue la que la vida me dio.—Bueno, bueno… calmémonos un poco —interfiere Nina plantándole cara a mi madre, en su necesidad de protegerme—. Tan poco vamos a hacer un drama de
Ya perdí la cuenta de las veces que he mirado las fotos que salieron esta mañana en las revistas. Y por cada vez que las analizo, no termino de entender como los paparazzi pudieron conseguir tomas tan bien proyectadas sin que nosotros notáramos su presencia.Por un segundo muy fugaz el pensamiento de que Junior o alguien de su equipo puedo habernos traicionado, cruza mi mente. ¿Quizás July? Sacudo mi cabeza, ella no parece ese tipo de persona. Tienen un trabajo estable con Úrsula, ¿Qué podrían ganar vendiendo chismes a la prensa? Ellos están acostumbrados a rodearse de personas famosas; además, cada uno de ellos firma un contrato de confidencialidad cuando entran a la casa de modas Krantz.Pero lejos de todos esos pensamientos, uno mucho más insistente me aborda.¿Acaso Kenneth pudo tener algo que ver con todo esto?Me aterra pensar en las distintas posibilidades y cada una de ellas me asquea en sobre manera; no soportaría una nueva decepción en mi vida.— ¡Auch! —me quejo cuando sien