—calma hija— aconseja su madre, al verla tan alterada—¡No puedo, madre! He estado esperando a que esa mujer y ese maldito hombre paguen por todo, ella me lastimo mucho cuando vivía con Parrow, me humilló, ahora no puede venir a decir que ella fue obligada, dijiste que harías cualquier cosa por mi, y deseo que esa mujer pague todo el mal que me ha hecho, Calvo, has algo para que ella pague por lo que hizo—hija...—no pienso retractarme, quiero que María Hernández pague por sus errores— habló con firmeza Anastasia..—espero que cumplas con tu palabra— María está llena de miedo—cuando digas toda la verdad ante el juez, prometo que cumpliré con mi palabra—¿Leandro nunca me va a perdonar?—no puedo decir algo al respecto, es algo que no me concierne —Maria Hernández, es hora de ir ante el juez— Ella se coloca de pies y mira a Parrow con tristeza Sebastián sale de la delegación.—vamos Leandro, María ya sera llevada —tan solo espero, que María no se arrepienta—por lo visto, María
2 meses después.Sebastián Parrow, se ha vuelto un hombre sumamente arrogante, el no encontrar a Anastasia, no saber lo más mínimo de ella, lo volvió un hombre lleno de frialdad.Pensó que con haber hecho justicia, sobre las injusticias que le pasó, iba hacer que su ex esposa regresará, pero ha sido todo lo contrario.Incluso el hombre cambio su apariencia vistiendo ahora de color negro todo el tiempo, y su cabello bien cortado, que al verlo, provoca dejar de mirarlo, por el temor que causa.Su viñedo se ha vuelto demasiado exitoso, con su vino espumoso, siendo uno de sus mejores vinos con respecto a la calidad. Le ha abierto muchas puertas, como también la comercialización en el exterior.El señor Hernández, está sufriendo de la peor manera, ya que Parrow, no ha bajado la guardia, ese viejo está viviendo en el mismísimo infierno, incluso ya se puede notar más su vejez, debido al sufrimiento.María Hernández, está siendo protegida por Parrow, aunque odia estar en ese lugar, sabe que d
Anastasia mira a su madre fijamente a los ojos —madre, estuve sola en mi proceso de embarazo, y también en el parto, mis hijos no lo necesitan a él, y si algún día quieren, no me voy a arriesgar a que sean lastimados por su propio padre y esa mujer, yo sufrí en carne propia y no quiero que mis hijos pasen por lo mismo— habló enojada Anastasia —no te alteres hija, dime algo ¿Ya pensaste en cómo los vas a llamar?—tenía el nombre de mis cuatros hijos, es difícil aceptar que son tres— Ana pasa saliva —mi pequeña princesa se llamará Aurora, los niños, Massimo y Miguel—estan preciosos esos nombres hija—ya que di a luz madre, es momento de recuperarme, de poner en práctica todo lo que he aprendido ...4 años después... —mami, Massimo me daño mi muñeca de trapo— La pequeña Aurora solloza mientras mira su muñeca rota —¡Massimo! Te he dicho que dejes a tu hermana en paz... Pequeña, te compraré otra, si, mami tiene trabajo por hacer —¡Quiero esta muñeca mamá!— soltó un grito Aurora, y
Sebastián Parrow, sostiene con fuerza la copa de vino, mientras que Leandro está atento a los mínimos gestos que estimulan el rostro de su mejor amigo.Sebastián tensa su mandíbula, y luego profundiza su mirada en su mejor amigo a lo que Leandro siente esa curiosidad de querer saber cuáles son los pensamientos que lo están invadiendo en ese momento.—señor Sebastián será que puede darme una respuesta, han pasado aproximadamente casi 5 minutos y no he escuchado nada de tu parte o no será... Que la noticia te cayó como un balde agua fría porque hay algún sentimiento hacia la bella Anastasia—No digas mamadas Leandro, ella se marchó e hizo su vida, ya ha pasado mucho tiempo y de seguro se olvidó de mí así como...—¿Cómo qué?—olvídalo, contigo no se puede hablar y quita esa cara de imbécil, que tienes en ese momento, vete al viñedo a trabajar—pero si no hay nada que hacer, además lo mejor es que me marche porque a toda costa tendré que saber dónde está Anastasia, quiero pedirle perdón p
—¿¡Cómo te atreves a hablarme de esa manera Anastasia!?— gruñó Sebastián muy fulminante —¡Habló como se me da la gana!— se acerca ella quedando a milímetros de su ex esposo, él puede sentir nuevamente, después de tantos años, aquel dulce perfume a rosas que inunden sus fosas nasales, tenerla así de cerca, puede presenciar más su belleza. Ana siente un escalofrío recorrer su cuerpo, pero su mirada está firme, transmitiendo frialdad. —¡Ya no soy la misma tonta de antes! ¡Puedo decir lo que se me dé la puta gana! ¿Qué piensas hacer al respecto?— sonríe ella maliciosa, creando un juego de seducción con la sonrisa ladina que deja a vista su perfecta dentadura y aquellos labios color carmesí que provocan besarlos—dile a estos inútiles que me suelten, y te demuestro lo que puedo llegar hacer— sugiere Sebastián y Ana arquea una ceja por el atrevimiento de SebastiánAna voltea a mirar a Calvo y luego le guiñe el ojo, lo toma de la mano, para así, marcharse dejando a Sebastián endemoniado. —¡
El señor Hernández abre sus ojos bien grandes como si le fueran a salir de las cuencas.—¡Estás tomando venganza con tus propias manos!— la señala, está muy disgustado—¡Si! Que lo disfrutes— sonríe Ana, aquella dulce sonrisa de la venganza —¡Maldita mujer — gruñó Hernández y luego retrocedió, cuando vio al hombre alto, y musculoso, entrando con esa sonrisa de perversaAna continúa su camino, no le gusta estar en estos lugares, pero necesitaba verlo con sus propios ojos.Al salir de la prisión, para su sorpresa, Leandro estaba impaciente esperando por ella, apenas recibió la llamada de que Hernández recibió una visita, y le dijeron el nombre de Anastasia Parker, dejó botado a Sebastián para irse a verla.—¡Ana!— exclama y se acerca a ella, pero varios escoltas se acercan, salieron de la nada, él alza sus manos en son de paz—Leandro...— fija Anastasia, su mirada en Leandro, puede ver que el hombre ha cambiado en su aspecto físico —Ana, no sabes la alegría tan enorme que me da volver
Días después... —¿Mami por qué no nos quedamos más tiempo en Nueva York?— Aurora acaricia a su muñeca de trapo —mami tiene mucho trabajo cariño—yo no quería pasar más tiempo en Nueva York, no quiero que mi abuela pase tanto tiempo sola, además, madre bebió de más y por eso le duele la cabeza— Massimo se cruza de brazos—mi madre merece divertirse, no debes hablar así de ella— lo señala Miguel—ni discutan, y si, merezco divertirme, hace tiempo que no la pasaba bien, y las Villarreal, son buenas amigas.Deben apoyarme, todo lo que hago por su bienestar en el futuro. Cuando lleguemos a casa, le dan los regalitos a la abuela Camelia.Así que ánimos, recuerden que falta poco para su cumpleaños. —ni tan siquiera tenemos amigos— Massimo suspira —lo se cariño, pero haré que pasen el mejor día de su vida, lo juro, ahora sonrían si, también quiero presentarles a alguien— los ojos de Massimo se tornan radiantes —es alguien muy especial, la vida da muchas vueltas...—¿A dónde vas?— pregu
Sebastián Parrow, está sumamente excitado, es como si su cuerpo reaccionara solo, al colocarse de pie y caminar a una mesa cercana del escenario, para poder contemplar a la mujer que lo ha cautivado con sus movimientos.Anastasia que está haciendo maromas, se esta divirtiendo demasiado, pero al darse la vuelta, su mirada se clava en Sebastián, él cual no puede dejar de mirarla, es como un magnetismo.No puede creer, que sea él, el que está ahí sentado, muy varonil, mientras se toma un trago, sin dejar de mirarla, es aquella mirada profunda que provoca un cosquilleo en su andorga.Por un momento ella queda estancada, tan solo por segundos, y retomó su baile, y no solo es Sebastián él que la mira, otros hombres importantes y guapos también, babean por ella.La reina de la noche, ese es su nombre de bailarina, y es que, así se siente Anastasia.Ella se quita la mini falda, quedando en un hilo color rojo de encaje, y aquella minifalda se la lanza a Sebastián. Él la agarra y luego la ll