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Episodio 6. Ashley y su Salvador

De inmediato Austin se levantó del suelo viendo con sorpresa a esa joven, porque se dio cuenta que ella era esa mujer loca que golpeaba el vidrio de su ventanilla ayer. No lo podía creer ¿Qué hacía aquí? Pensaba el hombre, mientras ella lo observaba de pies a cabeza también poniéndose de pie, pensando exactamente lo mismo que el rubio. Ashley, se sentía muy sorprendida y apenada al mismo tiempo, ya que, ella sabía que ese hombre debía estar pensando lo peor de ella.  Sin embargo, al comprender eso la chica pelinegra llegó a la conclusión, que no tenía por qué importarle la opinión de un extraño que no iba a ver nunca más en su vida.

—Aunque no lo creas, no intenté suicidarme, todo fue un mal entendido. Estaba disfrutando del buen clima, no le tengo miedo a las alturas —explica Ashley prácticamente sin pensar, porque en el fondo se sentía muy apenada mientras veía de pies a cabeza a ese apuesto hombre.

«¿Quién es él y porque está aquí? Es un mesero? Su traje se parece a los que usaban los meseros aunque lo dudo mucho, debe ser un hombre importante». Se dice ella en pensamientos.

Por otra parte, Austin también pensaba exactamente lo mismo que Ashley en ese instante ¿Qué hacia esa joven ahí? No le encontraba sentido, porque aunque esa tonta era hermosa, no podía imaginársela siendo la pareja de alguno de sus socios, era muy estúpida, y mucho menos la hija de alguien.

—Pues eso no fue lo que yo vi a simple vista. Era claro que intentabas matarte supongo que te da vergüenza admitirlo, es entendible. Esa decisión solo la toman los cobardes —deja en claro Austin, viendo detalladamente a esa chica, la cual frunció el ceño luego de oír sus palabras.

«Espera un segundo! Ella tiene rasgos asiáticos, y está aquí ¿No me digas qué ella es familiar de Brandon Lewis?». Piensa de inmediato Austin, abriendo sus ojos a mas no poder.

«Pero no puede ser posible, Brandon jamás permitiría que su ilustre hija estuviera manejando en una bicicleta bajo la lluvia». Se cuestiona Austin en pensamientos, viendo como la joven tenía intenciones de irse.

—No tengo porque darle explicaciones a un extraño como tú, me voy.

Y así mientras ella pretendía irse, Austin no le quitaba la mirada de encima, hasta que finalmente se acerca a Ashley preguntándole lo que tanto le inquietaba saber, a pesar que sus sospechas las encontraba absurdas, él quería salirse de dudas, es por eso que la sujetó por un brazo diciendo:

—¿Eres la hija de Brandon Lewis? Tengo entendido que su hija es mitad asiática, y tu… pues, ya con mirarte es obvio. Si estoy en lo cierto ¿Por qué una niña rica como tu pretendía lanzarse al vacío? ¿es que acaso estabas triste porque tu novio te dejó? —pregunta Austin, mientras comienza a reírse, porque si estaba en lo cierto, encontraba el asunto muy gracioso.

Ashley de inmediato niega con la cabeza las suposiciones de Austin, mientras en su rostro se muestra con una expresión de asombro. Ya que, ella no deseaba que su padre estuviera en problemas por su culpa. No tenía idea de quien era ese hombre ¿Y si era un periodista? ¿Un fotógrafo? ¿Alguien de un medio de comunicación famoso? No tenía idea, principalmente porque Ashley al no tener redes sociales, no estaba al tanto de nada de lo que ocurría en la ciudad, y mucho menos conocía que ese hombre que estaba frente a ella era Austin Collins, el soltero millonario más cotizado del momento, principalmente porque no le interesaba nada de lo que estuviera relacionado a la esfera social que su padre pertenecía, es por ese motivo que, la ingenua joven no tenía idea que en ese instante, estaba ante uno de los anfitriones de esa aburrida celebración.

—¿De qué me estás hablando? Yo solo vine aquí para hacer mi segundo trabajo. Soy asistente de uno de los invitados de esta fiesta, además ¡Ya para con esa idea te digo que no intentaba matarme! —exclama Ashley mintiendo en cierta partes con mucha astucia.

Aunque no lo parecía, Ashley era una mujer muy impulsiva en su forma de actuar y pensar, es por eso que, al comprender la situación, lo primero que se le ocurrió fue mentir sobre la razón del por qué estaba allí. Ya que, al tener su mente despejada, sabía que todas sus acciones iban a ser perjudiciales para su padre,  lo menos que deseaba era problemas, y que su mismo progenitor la asesinara con sus propias manos. Así es, Ashley estaba consciente que su padre podría matarla si ella llegaba a arruinar su empresa, después de todo, él no la quería. En definitiva ella tenía que mentir, porque de lo contrario estaba perdida.

—¿Eres asistente, de quién?—pregunta Austin, aun no muy convencido.

No obstante, Ashley se acerca a él de forma muy segura mientras cruza sus brazos.

—No tengo porque darte explicaciones—dice de inmediato —, además…—continua la joven— ¿Cómo puedes decir que soy hija de Brandon Lewis? ¿Llegaste a esa conclusión solo porque soy mitad asiática? Que tonto eres —dice riéndose de forma algo nerviosa, pero finge que es a causa del frío que hay en ese lugar tan alto.

La chica tenía razón, era poco probable que la hija de Brandon intentara suicidarse, además era imposible que saliera en bicicleta en medio de una fuerte lluvia, ese imbécil no lo permitiría, además, posiblemente la hija de Brandon era igual que su padre, no como esta chica que sin duda alguna era demasiado ingenua, tanto que hasta pretendió acabar con su vida por quien sabe que razón, la cual Austin asumía era una completa tontería. Así es, él aun continuaba sin creerle ¿Qué problemas tan graves podría estar teniendo una mocosa como esa? Ninguno tan fuerte como para querer curarlo con la muerte, de eso estaba seguro, ya con verla podía darse cuenta, es por esa razón que ahora la detestaba más, porque él odiaba a las personas que no luchaban por lo que deseaban, o los cobardes que preferían tomar el camino fácil.

«Por eso me odio a mí mismo… por lo cobarde que fui». Piensa Austin, esta vez yéndose una vez más en sus pensamientos.

—¿Eres periodista acaso? ¿Por qué tanta curiosidad? —pregunta Ashley repentinamente, mirando de reojos al rubio quien, sin más le responde diciendo:

—No soy un periodista también soy un asistente, trabajo como asistente del señor Austin Collins—miente solo por mera diversión, observando como la joven abrió un poco sus ojos.

—Ahora entiendo, bueno… es hora de irme, si sigo aquí más tiempo voy a enfermar. Por cierto… gracias—dice Ashley en un murmuro.

Austin al escucharla, arquea una ceja sin comprender demasiado porque esa joven le agradecía.

—¿Me das las gracias por haberte salvado?—pregunta el rubio, viendo a la joven asentir con su cabeza.

Al instante de que él se da cuenta que está en lo cierto, no puede evitar comenzar a reírse a carcajadas, porque realmente lo encontraba muy gracioso, al parecer esa chica creía que él era un alma bondadosa que la había salvado porque era un héroe o algo parecido.

—¿Por qué te ríes? ¿Acaso dije algo gracioso?, me parece amable de tu parte que intentaras salvar mi vida, que no estaba en peligro, pero aun así aprecio el detalle.

—No te lo tomes personal. Solo impedí que te lanzaras de la azotea, porque no deseaba que tu cuerpo destrozado y sangriento por la caída, arruinara más esta tediosa celebración. No me interesa lo que sea por lo que estes pasando, si quieres matarte o lo que sea, hazlo en tu casa, no en este puto hotel ¿Comprendes?

De esa forma, Austin se acerca sujetándole el brazo a la chica para acercarla a él y decirle aquello prácticamente cerca de su cara. Ashley se asusta un poco, y por eso se suelta del fuerte agarre de ese hombre, y casi sin poder evitarlo, le da una bofetada volteándole el rostro a ese rubio, porque sintió mucho miedo por la forma en la que le habló, y de cierta forma, también le hirió sus sentimientos porque en el fondo de su corazón, le alegró que alguien, aunque sea ese extraño sombrío se preocupó por su vida, sin embargo, ahora descubrió que su acto de “bondad” no fue justamente como lo imaginó.

«Hasta estando muerta iba a ser un fastidio para todos…»piensa la pelinegra bajando su mirada al suelo.

Por otro lado, cuando Austin sintió que esa chica le dio una bofetada, al instante pensó devolvérsela, pero luego cuando vio que ella parecía triste, pensó que no valía la pena golpear a una chica tan lamentable como lo era esa, es por eso que sin decir nada más, se encaminó hasta la salida, deseando regresar a casa, porque se sentía mentalmente exhausto, jamás pensó que esa reunión lo iba a drenar tanto.

«Eres un completo estúpido…»se reprende en pensamientos.

Y así, mientras él caminaba rumbo a la salida, escucha a la chica gritar diciendo:

—¡Espera!—exclama Ashley, logrando captar la atención del rubio.

—¿Ahora que quieres?—cuestiona Austin, con un evidente tono aburrido y hastiado en su voz.

—No me has dicho como te llamas, aunque tus razones fueron algo... frías, no quita el hecho que intentaste salvarme, y por eso quiero agradecerte. Posiblemente no nos encontraremos más, espero nunca verte.

—Lo mismo digo—dice Austin francamente.

—¿Cómo te llamas?—pregunta Ashley con mucha curiosidad, porque no podía decirle para siempre “el tipo engreído”.

Austin se mantiene en silencio por un segundo, pensando que no perdía nada con decirle su verdadero nombre a esa extraña, porque a fin de cuentas no le importaba demasiado, y no la creía capaz de hacer algo en su contra, era evidente a simple vista que esa chica era demasiado tonta como para hacer algo.

—Mi nombre es Erick Baker…—Es lo único que dice, saliendo de ese lugar, asumiendo que ella iría detrás de él, pero a pesar de eso no le importaba.

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