Capítulo 200

¡Dios! Me sentía en la cima. Metió dos dedos dentro de mí y me embestía con ellos mientras me besaba con decisión.

Dentro, fuera... dentro, fuera... ¡Carajo! Estaba llegando al clímax, él lo sabía, paró de besarme y sacó sus dedos. Mirándome fijamente a los ojos, metió sus dedos en mi boca y dijo:

-Chupa -hice lo que me pidió-. ¡Dios! ¡Cómo quisiera que fuera mi polla! -dijo cerrando sus ojos.

Mientras chupaba sus dedos con lentitud, fui en buscar de su pantalón. Quité el botón y bajé su cremallera.

-¿Quién dijo que no podía ser tu polla? -le dije.

Sus ojos brillaron con tal intensidad que Dios míoooo. No se movió. Volvió a cerrar los ojos y se dejó hacer.

Metí mis manos por debajo de su bóxer y él se tensó. Su mandíbula estaba apretada. Pero cuando mi mano hizo contacto con su erecto miembro, entreabrió la boca y de ella salió un placentero sonido. Di un paso hacía delante, él lo dio hacía atrás, así mismo dimos unos pocos pasos más hasta llegar a la cama. Lo empujé y calló a la cama
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